Amor:
Ayer fue nuestro aniversario de bodas. Ocho años de casados. Dieciocho juntos. Más de la mitad de nuestra vida hemos estado acompañados el uno por el otro.
Ayer nos escapamos corriendo de la mano, en día de diario en un descuido de la nena y su yaya "no te puedes venir, cariño, porque es una cita de novios de papá y mamá", y corrimos a ver los escasos dos puestos que vienen por las fiestas de nuestro pueblo, recordando que hacía 8 años en ese momento cenábamos con nuestros amigos pinchos y tapas aún vestidos de novios, después de nuestra boda mañanera.
Y ayer nos sentamos en ese bar remodelado, que tantos cafés de 90 pesetas y pinchitos de salchicha con bacon de 30 pesetillas nos vió comer en los ratillos que adolescentes, arrancabamos como ayer, en día de diario, para contarnos por horas nuestras cosas.
El bar no tenía nada que ver con el de antaño, pero ayer, como entonces, no corrimos más, y aceptamos lo que la carta traía. Nuevos pinchitos, más elaborados y en plato fino. Los que ahora, aún sin ser ricos, no podíamos ni soñar con nuestro bolsillo de paga semanal paterna adolescente. Aquellos pinchitos de 30 pesetas...Aquellos que aunque repitieramos en casa, no salían igual (Cortar salchichas gordas de paquete de una medida tan larga como el ancho de una loncha de bacon. Envolver el trozo de salchicha en bacon, pinchar con un palillo. Freir, encomendarse a San Colesterol bendito. Comer)
Ayer comíamos los nuevos pinchitos, mucho más sanos y sobre tostas y hablábamos. E hicimos un somero balance de este año. Muy breve. Muy corto. Me dijiste que no hacía falta. Que eres feliz y tu vida es plácida. Ya sé que no es tu canción favorita, pero yo no puedo evitar sentirme así, porque cariño, puedo ver tu halo, y sentir como me envuelve en todo momento, incluso cuando no estás a mi lado porque estamos haciendo eso que se llama vida cotidiana.
No pueden ser 18 años. Dieciocho años no son nada, no han podido pasar así de rápido. Dieciocho años. Es que fue ayer....Lo hemos pasado bien, lo hemos pasado mal, y también lo hemos pasado regular. Pero amor, no cambiaría ni un sólo día de estos 18 años contigo. No dejo de reenarmorarme de ti.
Ayer fue nuestro aniversario de bodas. Ocho años de casados. Dieciocho juntos. Más de la mitad de nuestra vida hemos estado acompañados el uno por el otro.
Ayer nos escapamos corriendo de la mano, en día de diario en un descuido de la nena y su yaya "no te puedes venir, cariño, porque es una cita de novios de papá y mamá", y corrimos a ver los escasos dos puestos que vienen por las fiestas de nuestro pueblo, recordando que hacía 8 años en ese momento cenábamos con nuestros amigos pinchos y tapas aún vestidos de novios, después de nuestra boda mañanera.
Y ayer nos sentamos en ese bar remodelado, que tantos cafés de 90 pesetas y pinchitos de salchicha con bacon de 30 pesetillas nos vió comer en los ratillos que adolescentes, arrancabamos como ayer, en día de diario, para contarnos por horas nuestras cosas.
El bar no tenía nada que ver con el de antaño, pero ayer, como entonces, no corrimos más, y aceptamos lo que la carta traía. Nuevos pinchitos, más elaborados y en plato fino. Los que ahora, aún sin ser ricos, no podíamos ni soñar con nuestro bolsillo de paga semanal paterna adolescente. Aquellos pinchitos de 30 pesetas...Aquellos que aunque repitieramos en casa, no salían igual (Cortar salchichas gordas de paquete de una medida tan larga como el ancho de una loncha de bacon. Envolver el trozo de salchicha en bacon, pinchar con un palillo. Freir, encomendarse a San Colesterol bendito. Comer)
Ayer comíamos los nuevos pinchitos, mucho más sanos y sobre tostas y hablábamos. E hicimos un somero balance de este año. Muy breve. Muy corto. Me dijiste que no hacía falta. Que eres feliz y tu vida es plácida. Ya sé que no es tu canción favorita, pero yo no puedo evitar sentirme así, porque cariño, puedo ver tu halo, y sentir como me envuelve en todo momento, incluso cuando no estás a mi lado porque estamos haciendo eso que se llama vida cotidiana.
No pueden ser 18 años. Dieciocho años no son nada, no han podido pasar así de rápido. Dieciocho años. Es que fue ayer....Lo hemos pasado bien, lo hemos pasado mal, y también lo hemos pasado regular. Pero amor, no cambiaría ni un sólo día de estos 18 años contigo. No dejo de reenarmorarme de ti.
No puedo dejar de ver tu halo, y sentir tu abrazo.