viernes, 27 de febrero de 2009

EL CLUB DE LAS MALAS MADRES


Acaba de salir a la venta, y promete.


El pasado 24 de febrero salió a la venta el último libro de Lucía Etxebarría (madre y escritora) y Goyo Bustos (profesor) sobre Educación, desde otra perspectiva El Club de las Malas Madres


Copiado de http://www.lecturalia.com/: Habla de cosas de las que normalmente no hablan otros libros: de la imposibilidad de conciliar carrera y maternidad, de la desigualdad en el reparto de roles y de las dudas serias que acometen a las madres que se ven a sí mismas como «malas madres» frente al ideal de madre abnegada, entregada, eficiente y siempre feliz que se nos vende desde los medios, la publicidad o el cuché.


¡Si el libro retrata tan bien nuestra vida cotidiana como la portada, me lo pido!

martes, 24 de febrero de 2009

Sin palabra de verificación

Algunos me comentábais que era casi imposible dejar comentarios en mi blog, creo que ya lo he solucionado quitando esa opción, así que espero ya no de problemas...ni siquiera a mi me dejaba muchas veces contestaros a vuestras amables y siempre bien recibidas aportaciones, que espero y deseo se sigan produciendo.

Sigo alimentando mis mañanas de myolastán y salchichón, barriga llena y contenta y cuelgue cada vez más importante por la acumulación en sangre de relajante muscular bufffffffffff ¡¡me importa todo casi nada, que malas son las drogas!! solo quiero apoyar la cabeza y dormir.

Me apetecen macarrones con chorizo...a ver si viene mi santo y me da de comer ¡hummm! Me encantan. Sencillo y fácil de hacer como él solo, se cuecen los macarrones mientras sofríes choricito, en lonchas, en trozos, o el picadillo interior que en mi pueblo se vendía como "pajaritos" ¿por qué será? Importante el toque de laurel que mi abuelilla le daba, y tomate frito, mucho.

Deliciosos. Me encanta la pasta recién hecha, pero los macarrones con chorizo reposados, de rancho como aquel que dice, me vuelven loca también.

lunes, 23 de febrero de 2009

Comida de emergencia

Hoy estoy lumbálgica perdida, y algo malhumorada...será mejor que no pise la cocina. No soporto estar inactiva físicamente, pero es que duele mucho cualquier movimiento, así que sólo me he hecho un sandwich de, como no, salchichon a ver si se me pasaba el mosqueo y también para poder tomarme las pastillas. Un show preparar algo doblada y andando como los bebés apoyada en muebles y marcos de puertas. Reid, reid, porque estoy para verme y cobrar entrada.

No puedo mantenerme mucho rato de pie, así que habrá que tirar de brick de sopa o de fabada de lata, mi santo tiene mucho curre y más que va a tener hoy en casa conmigo, así que mejor que solo pase unos filetitos por la plancha, la sopa y ya.


La verdad es que le conozco y aunque venga muerto, es incapaz de darme mal de comer. Es absolutamente incapaz de presentar un filete vuelta y vuelta, siempre lo cocina totalmente, quiero decir, que tiene que añadirle algo, darle su toque.


Admiro su capacidad para hacerme gemir de placer comiendo, es de las personas que, cuando tú no ves nada en la nevera, él hace un plato delicioso y totalmente inventado que desgraciadamente no se volverá a repetir. Como artista, es creativo, innovador e irrepetible siempre, y como un cuadro que sale del alma, podré intentar repetir algún plato suyo, pero será una burda copia coja de su alma.


miércoles, 18 de febrero de 2009

Puré de hambre


¿Tenéis platos que adoráis sólo por el simple hecho de que una vez os mataron el hambre de forma brutal?
Yo puedo recordar dos, que se dieron en mi infancia y adolescencia. Hombre, supongo yo que al hecho de tener en aquel momento más hambre que el perro de un ciego, la cosa era además, rica y comestible.
Esos dos platos, que siempre preparo cuando tengo el cuerpo tonto porque sé que me van a sentar estupendamente y me van a transportar a ciertos momentos.

El primero y más importante es el Puré de Pollo y Zanahorias. También lleva patata, pero menos, la verdadera protagonista es la zanahoria lo que le da un intenso color naranja vivo (dicen que ideal para la vista, la vitamina A de las zanahorias, debe ser que me la cargo en la olla, porque soy miope como un topo).

Para hacer una buena perola (se pueden reducir las cantidades) se pela 1kg de zanahorias. Gordotas, así terminamos antes y cunde más el "pelao". Dos patatitas medianas y 300 gr. de pechuga de pollo o un muslo. Si es muslo, es mejor cocerlo aparte para que el puré no se llene de "huesillos".

Es fácil de la muerte, porque se pone todo a cocer, y luego se pasa la turmix.

Os estaréis preguntando por qué me gusta tanto. Hace muchos años, yo era adolescente, unos 14 años, creo que tuve una gastroenteritis o algo así (madre, que mala estaba) y el médico dijo que no comiera absolutamente nada en 24 horas ¡qué largas se me hicieron!, solo agüita y suero asquerosete de ese. No confío en la utilidad de estos ayunos. Siempre he creido que cuando alguien tiene algo de estómago, no le apetece comer, o sólo cosas muy suaves. Siempre me he guiado con estas cosas por mi lema personal "si hay hambre, funciona, a comer suavecito, pero a comer"

El caso es que se acercaba la hora de echarme ya algo a la boca, no sabía el qué sería, era la hora de la cena. Recuerdo que estaba en la cama de mis padres (otra cosa que odio, meterme en la cama cuando estoy mala) porque me obligaron a guardar cama, y en su cuarto había tele...Mi madre apareció por fin ¡Harta! de oirme durante 24 horas el haaaaaaaaaaambre que tenía y la verdad es que amorosamente me puso un plato gigante de puré naranja, en el que claramente podía masticar las hebras de pollo (debió cargarlo hasta las trancas, la señora del huevo en la leche, ver post más abajo)

¡Madre del amor hermoso! ¡Qué delicia! Nunca nada, pero nada me ha sabido y calmado como ese puré. Probablemente lo hubiera comido antes. Pero puedo jurar que para mí, aquella fue como la Primera Vez. Le juré amor eterno al puré, para siempre (así como a mi madre por amante cocinera, ella siempre nos ha amado enormemente a través del estómago)
El otro caso no fue tan encantador como mi experiencia mística con San Puré de Zanahorias y Pollo, pero también me quedó como un plato comodín de por vida.


Más adolescente aún, en pleno pavo, mis padres ya por fin me dejaron "empalmar" en la fiesta de mi pueblo con el encierro, que como debe ser, era a las 8 de la mañana. Qué hambre se pasa después de pasar la noche sin comer, nunca lo hubiera imaginado. Cerca de la plaza de toros, desde la ventana de una casa-tahona, se estaban vendiendo bocadillos "ilegales" (que no era puesto autorizado, vamos, pero la señora era vecina de mi tía de toda la vida, y los bocadillos pues como los de tu madre) El olor del pan reciente clavándose en el cerebro, una cola enoooorme para comprarlo con un bote fresquito (señor, a las 7 de la mañana). El salchichón corrientito, del rosa fluorescente que ahora no compro ni de blas porque dicen que ese rosa es de las crestas de los pollos, que todo se recicla. Pero el bocadillo más delicioso con la coca-cola más dulce, fresquita y con la cantidad ideal de gas de toda mi vida.

Me encanta el jamón, el queso, el chorizo, la tortilla...pero si puedo elegir, si tengo que hacerme un bocadillo para comer fuera de casa en excursiones, piscinas o lo que sea, en un rato que sé voy a tener mucho hambre...¡¡será de Salchichón!!

¿Y vuestros platos de hambre? ¿Cuales son?
¿Adivináis que cenamos esta noche?


Os dejo averiguándolo mientras me voy a por la turmix ¡oooooops!

jueves, 12 de febrero de 2009

Preparando San Valentín

Sí, que pasa.


Tengo un blog rosa, lleno de corazones ¿como no voy a hablar de San Valentín?. La foto de abajo abajote del todo fue un regalo que me curré durante 15 días a mi amor. Dibujé y recorté más de 300 corazones de cartulina roja de diferentes tamaños, y en cada uno escribí un recuerdo de nuestra historia juntos. Y los repartí por toda la casa, en el suelo, en la entrada, dentro de los armarios, dentro de los cajones, entre los calcetines, bajo el mando, bajo los cojines y encima también. Seguían saliendo corazones tres meses después, cada uno le (nos) transportaba a un lugar común.


Me empieza a cargar la gente que despotrica contra él. Me parecen faltos de imaginación...o de amor e ilusión, y me da PENA. Y me cabrea que piensen que los que lo celebramos seamos gilipollas y nos saquen los cuartos, pues no.

Pero San Valentín es el día del amor, como hay días del puñetero cáncer, o Alzheimer y otras cosas feas que se empeñan en recordarnos que podemos ser víctimas de ellas.

Y como la rutina del día a día es bastante cansada, y no siempre nos queda tiempo de dedicar en cuerpo y alma, con todo el cariño y el amor del mundo, sólo pensando en esa persona tan especial al menos 3 horas seguidas (y no vale sexo) éste es el momento idóneo.

Es un día estupendo para pensar solo y sólo (observese la diferencia) en esa persona, sus gustos, sus aficiones, en como demostrarla que seguimos pensando en ella. Cómo no, podemos esmerarnos en preparar su plato favorito, o ir a buscarlo a la ciudad de al lado o a 50 km porque esos famosos perritos calientes solo se encuentran allí.

Los pequeños detalles están bien. Pero los grandes, aunque sólo sean una vez al año están mejor. Por que si has pasado el año "sobreviviendo" y no has dedicado un buen rato en cuerpo y alma en decirle a esa persona te quiero, de otra manera que no sea la habitual, o sea, con palabras, ¡ESTE ES EL MOMENTO!

Me parece lógico el argumento de los que dicen ¿y por qué este día? Pues hazlo otro, pero hazle algo a lo grande...el día de su cumpleaños, o en San Por que Sí, pero leche, haz algo que el otro sepa a primera vista que sigue siendo lo más importante en tu vida, tan importante como para currártelo.

Pero me temo que a veces, con la cultura que tenemos de "San Valentín es un sacaperras" nos escudamos en el manido "Eso hay que demostrarlo cada día"... y eso sí, pero HAY QUE DEMOSTRARLO, cuando sea, pero hay que hacerlo

Si hay amor, pasión e interés, claro.

Receta de hoy para San Valentín: Reflexionar un largo rato sobre el plato favorito, o de infancia que pasó al olvido y que ni él o ella misma recuerda, investigar con la familia...currárselo y ofrecerlo con todo el amor, a ser posible dentro de una bañera, con velas o a lo menos de forma sugerente. Y como tema de conversación todo lo bueno del año anterior, y lo mejorable.

¡FELIZ, FELIZ SAN VALENTÍN A TODOS LOS ENAMORADOS, Y AMOR PARA LOS QUE ESPERAN, DESESPERAN Y DESPOTRICAN!

miércoles, 11 de febrero de 2009

Homenaje a la Paciencia

Buffffffff, la lasaña era larga de hacer, pero de escribir...ni os cuento. Muchos ni terminaréis de leerlo, por pesada ¡seguro!...hacéis bien.
En desagravio receta de cena fácil.
Abrir un brick de caldo (mucho menos sabor a avecrem que las sopas, donde va a parar) poner en un cazo y llevar a ebullición. Añadir fideos. Si son finitos, cabellín, hasta podéis apagar ya la sopa mientras se pone la mesa. Se cuecen con el aliento, ¡qué finos son!
Cortar embutido, y si hay jamón, pues jamón también.
Servirlo todo en la mesa con una buena barra de pan.
Ya está. Cena rica.
Bueno, sería más rica con unos buenos güevos fritos (de los del número 1 claro)
Ya está. Ahora sí.

Insípida Lasaña


Que la cocina es amor y dedicación, no me cabe la menor duda. Para cocinar bien hace falta estar en buena disposición de ánimo, relajada y disfrutando de lo que se está haciendo, al menos en mi caso. Si no, nos pasará como a Tita en su "Como agua para chocolate"...se traspasarán nuestras emociones al plato. Si son buenas...las habremos expresado en nuestra obra y nos volveremos a alimentar de ellas, si no, como poco nos harán tener la sensación de una pérdida de tiempo y un regustillo de lo que sentíamos al preparar el "platillo" como decía Tita.



Me pasó con mi archifamosa y conocida Lasaña de Carne y Verdura este fin de semana. No es por tirarme flores, pero mi lasaña quita el hipo, corta la respiración y la mesa enmudece hasta rebañar todo el plato, a los de dentro y a los de fuera. Estoy orgullosa de mi lasaña. Me sube la autoestima.


La lasaña es un plato complejo que tiene muchas partes y provoca un "cacharreo" sin precedentes. Hay que preparar por un lado la carne, por otro las verduras, por otro la pasta y por otro la bechamel, y casi todo al mismo tiempo ¡o al menos ese es mi reto! Es complejo, largo y delicado, ya tengo experiencia y nunca tardo menos de una hora entera hasta meterla en el horno, gratinando en tiempo aparte, y como digo, haciéndolo todo a la vez.



La semana pasada tuve un disgusto en el trabajo que me rondó durante todo el fin de semana. Andaba disgustada, alicaída y apática; y, pese a la sensación de tranquilidad, sosiego, entrega y relajación que sentía al preparar mi lasaña terapéutica...el resultado fue el esperado. Una lasaña disgustada, alicaída y apática, como yo, insípida aún en su punto de sal...una lasaña espejo de mí.


Ingredientes para 6 personas (por capas y por partes a cocinar)

-Para una fuente grande, 12 láminas de lasaña ¡de la que se cuece! (la precocida y que se termina en el horno no me termina de convencer)

-Algo menos de medio kilo de carne picada (hay gente que la pica dos veces, a mí me gusta sólo una)

-Una cebolla grande y dos dientes de ajo

-3 paquetes pequeños de queso en polvo

-150 gramos de lacón en lonchas finas, o jamón de york

-Una berenjena grande (se puede sustituir por calabacín, o por espinacas cocidas que se mezclarán con bechamel para rellenar una de las capas)


Para la bechamel

-1 litro de leche. Si es desnatada, compensaremos las calorías de....

-...la mantequilla

-...y las dos cucharadas colmadas (medida standar de madera) de harina

-Sal


Si va a llevar berenjena, se lava bien y sin pelar, se corta en rodajas a lo largo (en tiras, vamos) y se ponen sobre una tabla salándolas y dejándolas reposar un buen rato para que suelten el agüilla amarga y nos resulte más fácil hacerlas a la plancha. Cuando hayan reposado, mojar una sarten plancha con aceite y hacerlas a la plancha hasta que queden blanditas ¡¡a fuego medio o bajo, que no se quemen!! Reservar.


Mientras pondremos la olla de agua donde coceremos la pasta de la lasaña. Cuando el agua hierva añadimos el aceite para que no se peguen, y la sal y añadimos la pasta por sitios diferentes y moviendo a menudo y con cuidado con cuchara de palo para que no se peguen unas a otras.


Empezamos a preparar el sofrito de carne. Cortar pequeñito el ajo y la cebolla y pochar, añadir la carne y aderezar con especias de nuestro gusto (comino, orégano, pimienta, nuez moscada, pero poquito) No dejar que se haga del todo, con que pierda el color rosa en su mayoría, vale (se termina en el horno) Añadir tomate frito. Reservar.


¡No olvidamos la pasta! La seguimos controlando. Si vemos que ya está blandita (sin pasarse) pero manejable, le quitamos parte del agua caliente y le añadimos con cuidado para que no se rompan un poquito de fría y reservamos ¡¡no por demasiado rato!! Hay gente que extiende las placas sobre un paño...hay que tener mucho espacio y a veces queda demasiado seca.


Empezamos a preparar la bechamel. Tiene truco pero no es difícil, sólo cansado, por eso hacen falta cantidades ingentes de amor y paciencia. Yo de todos modos siempre me preparo la batidora al lado para garantizar la ausencia de grumos (aunque de remover con el palo media hora no te lo quita nadie)


Se añade en un cazo grande o cacerola una buena cucharada de mantequilla. Cuando se empieza a derretir añadimos la harina y la sal a fuego medio y movemos muy bien para mezclarlo todo. Dicen que en el sentido contrario a las agujas del reloj no quedan grumos. Para mí mentira gorda, aunque sigo haciendolo por si las flies. De todos modos la única garantía antigrumos es una pasadita de la turmix. Bueno, seguimos dándole vueltecitas a la pasta de harina y mantequilla, doradita y veremos que hace bolitas, intentamos aplastarlas mientras se nos está calentando casi el litro de leche en el microondas. Vamos añadiendo la leche poco a poco, y ligandolo con la harina. O sea, vueltas y más vueltas, sin parar porque se empezaría a pegar en el fondo y es un aggggggco (de sabor y de limpiar, claro). Cuando uno empieza a preparar bechamel, solo puede hacer bechamel. Nada de teléfono, nada de puerta, nada de ¡mamá limpiamé el culete! Sólo bechamel.


Cuando ya tenemos añadida toda la leche, seguimos removiendo, claro, pero ya le podemos meter la turmix y darle un meneito para que ligue mejor. Grumos fuera. Deja la turmix como sea, sigue moviendo la bechamel, que no se pegue. Has de moverla mínimo hasta que cueza, pero como la leche estaba caliente, cocerá rápido, así que tendrás que seguir dándole vueltas hasta que al pasar la cuchara de palo por las paredes y la base del cazo la bechamel se desprenda haciendo fiiisssssssssssssss ¿me explico? Es la diferencia entre una pasta que sabe a harinaza básicamente, y una bechamel rica, que haya cocido el tiempo suficiente de hacer fissssssssss y desprenderse bien del cazo cuando se la retira. Esto mismo es aplicable a las croquetas, solo que para éstas hay que hacer la bechamel más espesa (3 cucharadas de palo bien llenas por cada litro de leche y añadir después del fissssssssss al actor protagonista de las croquetas y dar otras vueltecitas).


Cuando la bechamel está terminada, apartamos del fuego y añadimos un poquito a la carne, quedará de un rosita riquísimo, cremoso y suave. No poner mucho. Si también hemos cocido espinacas, las mezclamos con un poquito de bechamel para una de las capas.


Empezamos a montar la lasaña:


-Base de tomate frito

-Cubrir con placas de lasaña

-Capa de carne

-Espolvorear de queso en polvo

-Capa de placas

-Capa de bechamel

-Capa de berenjenas (o espinacas)

-Queso en polvo

-Un poquito de bechamel

-Capa de placas de pasta

-Otra capa de carne

-Extender el lacón o jamón de york encima de la carne

-Queso en polvo

-Bechamel

-Capa de placas

-De nuevo Bechamel, pero que lo cubra todo entero (si crees que te has quedado corto/a de bechamel, es preferible reservarla para cubrirla ahora al final, y renunciar a poner entre capas)

-Mucho queso en polvo o rallado especial para gratinar, aunque el polvo es el que mejor cobertura hace.


Meter en el horno y gratinar con cuidado, que ya se sabe como es el gratinador, en el minuto 5 está blanco aún, y en el 6 está negro negro negro.


Para mí el ingrediente principal sigue siendo la paciencia y la buena disposición de ánimo. Pese al trabajo empleado, mi última lasaña reflejó lo insipido de mi estado ese fin de semana.


¡No será que no os avisé! Que hay que ir bien contentos hacia la cocina.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Huevos en Salsa


No, los míos no creo que me queden tan bonitos, porque los pienso cortar en cuartos y además la salsa que yo he hecho va cargada de champiñón, jamón y bacon...
Hoy una compañera, al mencionarlos, me los ha recordado. Mi madre solía hacerlos bastante, y desde adolescente no los he vuelto a comer. Supongo que desde que puedo decidir la manera de comer huevos, quise comerlos a ser posible siempre fritos, y comerlos en salsa me descuadraba la cuenta de los huevos semanales que como máximo, dicen que se pueden comer.
Mi madre siempre ha dicho que el límite de huevos la parece una solemne tontería...que ha comido a veces huevos casi toda la semana y su colesterol ni se ha inmutado. No creo que le falte razón, con la cantidad de guarrería enlatada, ensobrada y en forma de bollo que venden, ¡¡¡y le van a echar la culpa a los huevos!!!
Recuerdo la afición y fe de mi madre en el poder alimenticio del huevo. Y digo afición porque cuando éramos pequeñas y consideraba que no habíamos comido bien, nos zampaba un huevo crudo dentro de la leche, o del colacao, y lo removía ¡¡puaggggg!! Con toda su buena intención, que pensaba que íbamos nutridas perdidas, ahora sé que el huevo crudo es una única proteina (en la práctica es un óvulo, con lo cual es una única célula) la cual se transforma en alimento al ser cocinado y cambiar su estructura. Una amiga mía enfermera me lo explicó. Si lo comes crudo, pasa sin pena ni gloria por el aparato digestivo, no se puede aprovechar nada. ¡¡Vano esfuerzo de contención de arcadas infantiles!!!
Lo confieso. Si sé esto es porque lo comenté con mi amiga ante la posibilidad de enriquecer la leche de mi niña (que juzgué mucho tiempo erróneamente como malnutrida) ¡¡¡a punto estuve de mortificar a mi hija también!!!
Si es que viene en el manual de madres "¿Qué ha querido decir su hijo cuando dice ya no me pongas más, mamá?, pues que le eches otros dos cucharones"
El huevo cocido no es mi devoción, pero sí me encantaba la salsa de champiñón, jamón y guisantes, y así es como la he hecho. Además es ideal para dejar preparada para el día siguiente, con arroz o patatas fritas de acompañamiento.
Se pela y se pica finita una cebolla gorda, y dos dientes de ajo. Mientras estaremos dorando un ajo entero en un fondo de aceite de oliva en una cacerola (ha de ser ancha, para que luego los huevos cortados quepan holgados y sin romperse).
Se rehoga y se dora un poquito. Picar jamón y/o bacon al gusto y dorar. Se añade uno o dos botes de champiñones, al gusto y se remueve otro poquito. Cuando esté rehogadito, añadir una cucharadita de pimentón, remover y enseguida echar un chorro de vino ¡¡que no se queme el pimentón!! Dejar evaporar un poquito el vino, añadir una cucharada de harina para que espese y cubrir con caldo o agua, más o menos dos vasos grandes. Cuando cueza, añadir guisantes, los congelados salen estupendos.
Mientras estaremos cociendo los huevos, más o menos dos por persona. Cuando están, se pelan y se añaden a la salsa, para que den un hervor y servir acompañados de arroz blanco.
Y para terminar, unas curiosidades de los huevos:
¿Sabías que si dejas cocer un huevo hasta que se le consuma el agua y un poco más, saltará hacia arriba y se estampará en el techo (o campana extractora)? Demostrado, palabrita del niño Jesús.
¿Sabías que la numeración que traen impresa los huevos significa cosas (evidentemente)? Si empieza por 1, los huevos te han costado los idem, quiere decir que las gallinas corretean libremente comiendo y ponen sus huevos tan tranquilas mientras un esforzado granjero corre tras ellas tratando de pescar el delicioso tesoro. Una gallina feliz.
Si empieza por 2, la gallina está semiestabulada, no es una gallina feliz, pero se lo cree la pobre...hay un atisbo de libertad y aire libre.
Pero si empieza por 3....ay amigo, esta pobre gallina tiene menos vida que la percha del traje de novia, una vez usado y ya olvidado. Estas gallinas ponen huevos en cadena, encerradas en minijaulas, con una bombilla poniendo día y noche, sin ver luz natural, sin conocer el aire libre y muriendo prematuramente estresadas perdidas.
No, no vayáis corriendo a la nevera a comprobar la numeración. Tened buena noche (o buen día) y la próxima vez intentad buscar huevos de los caros ¡¡¡pero que tengan el número 1!!!