martes, 17 de abril de 2012

Symphony No. 9 ~ Beethoven



Lo intento. Intento ponerla de fondo cuando hago otra cosa.

Pero no puedo, siempre me atrapa, de principio a fin, y no puedo más que dedicarle toda mi atención.

¿Será esto el Síndrome de Sthendal?

El estómago se me mueve cuando sube la tensión, se me acelera el corazón, la emoción me embarga, acabo llorando incapaz de asumir tanta belleza.

Desde el principio.
Hasta el final.

No me pasa a mí sola. La nena y la bebé también se detienen, y quedan hipnotizadas.

Será porque la escucharon desde habichuelas.
¿Con qué os pasa a vosotros? Decidme que os pasa con algo, y que no estoy como un cencerro.

El último movimiento o el conocido Himno a la Alegría es el más famoso y no menos fabuloso, pero ¿habéis escuchado bien el segundo movimiento? minuto 16 ¡Glorioso!

miércoles, 11 de abril de 2012

Serendipity y Empanada de Carne (o nos teniamos que encontrar)

Siempre llegamos a donde nos esperan
De El libro de los Itinerarios
De El viaje del Elefante de José Saramago

Creo que en esta vida hemos de encontrarnos con determinadas personas, aparecerán antes o después, para unas cosas, o para otras (incluidas las del amor y el corazón)

Lejos de sonar a destino cerrado, con billete de ida y vuelta sin posibilidad de canje, entiendo que es todo lo contrario: la misma vida se encarga, para mantener nuestra libertad de movimientos (dentro de la gente con la que nos hemos de encontrar más tarde o más temprano) de ponernos a esas personas en múltiples momentos y lugares, por si el encuentro se da finalmente.

¿Es acaso casualidad que las personas más influyentes o que marcan etapas en nuestra vida, cuando hablamos con ellas y las conocemos más a fondo, encontremos que hemos coincidido en momentos y lugares de lo más pintoresco? Para mí eso significa que estabamos predestinados a encontrarnos, tarde o temprano, y el destino ha provocado muchas tentativas. A veces esas tentativas son pocas porque funcionaron a la primera, temprano en la vida. Y a lo mejor no era el momento, pero habrá más con esa persona...o no.

Yo siempre pensé que conocí a mi santo gracias a que nos trasladamos a nuestro pueblo actual cuando yo tenia 14 años. Un pueblo en el que él veraneaba desde pequeño. ¡Tanto habia llorado yo a los 14 años por dejar a mis amistades en mi pueblo de origen! ¿Y si no hubiera venido, le hubiera conocido?

La respuesta es sí, sin duda. Cada vez estoy más segura. Años después, mientras estudiaba la carrera trabajaba con varias agencias: cuando no llamaba una, lo hacía la otra. Me llamaron de una que estaba a menos de 100 m. de la casa de los padres y la de los abuelos de mi santo en Madrid.

Las coincidencias en nuestras familias, que no podían estar más alejadas, también fueron asombrosas. Fueron 18 años después de estar juntos nosotros, que su padre y mi madre, hablando, llegaron a la conclusión de que aquel niñito al que mi madre atizó por pijo cuando ambos tenían unos 6-8 años en otro pueblo, diferente de los mencionados, donde mi madre vivía con su familia, y el veraneaba...da vértigo.

Me ha pasado con más personas. Todo puede que tenga su explicación, es posible que sea por ésto, que os recomiendo que os leáis, aunque sólo sea para criticarlo Muchas vidas, muchos maestros, es posible que sea por algo tan razonable como aquello que dicen de los Seis Grados de Separación, o simplemente porque siempre llegamos a donde nos esperan.

Si algo sé en estos pocos años de vida que llevo, es que incluso las personas que me han hecho alguna putada, han significado algo en mi vida y gracias a ellas al final mi vida ha sido mejor. Aunque sólo sea por la experiencia para defenderme que me aportaron. Y que algunos de los episodios más dolorosos como los dos abortos que tuvimos, sirvieron para hacernos felices durante un tiempo mientras que supimos de su existencia. Breve, pero tiempo.

Y para encuentro casual de varios ingredientes, esta recetilla: empanada de lo que haya, en este caso de carne. Esto es lo que había en la nevera:

-Una masa de empanada (bueno, dos)
-Un puñado de carne picada
-Un par de cebollas y un diente de ajo
-Dos huevos duros (o tres si se tercia) y uno crudo para pintar la empanada
-Un pimiento verde
-Un puñado de champiñones
-Un puñado de aceitunas negras cortadas
-vino dulce tipo Pedro Ximénez

Bueno...a lo mejor provoqué yo un poco el encuentro de todos estos ingredientes...comprando a propósito la masa de la empanada...



Se dora la cebolla, el ajo y el pimiento, si se sala, se pocha antes. Añadir los champiñones cortados y la carne. Yo le añadí pimienta  a la carne también. Cuando le hayamos dado una vuelta (no pasar demasiado) le añadimos un vasito de vino dulce, tipo Pedro Ximénez o el que tengamos. Si tenemos normal, añadir una cucharada de azúcar y el vasito de vino normal (tinto si es posible)

Dejar pochar un rato, que se evapore el alcohol y un poco de líquido. Añadir los huevos cortados y las aceitunas. Rellenar la empanada, tapar con otra, pintar con huevo batido, y hornear en horno precalentado a 180ºC, cuando lo metamos ponerlo sólo el calor de abajo, y luego ir viendo si necesita arriba. Sacar cuando veamos la masa hecha y dorada.

Esta empanada no lleva tomate. No queda seca porque la reducción del vino con la cebolla le hace ser muy jugosa.



¿Por qué lo titulo Serendipity? pues porque no siendo un peliculón, es una película estupenda para entender lo que intento decir. Ni siquiera hay que estar atentos a "señales". A veces pienso que lo que tiene que ser, es y será. Sin olvidar la responsabilidad que tenemos de tratar de ponernos constantemente delante, claro.

Me gustaría conocer vuestra opinión ¿Os ha pasado alguna vez? ¿es posible que las personas que no son de vuestra familia de sangre, hubierais podido encontrarlas si no en un sitio, en otro?



martes, 3 de abril de 2012

Vuelve Torrijator III (O Torrijeitor y el chino Manolo)

En mi barrio está el chino Manolo, que es un chino que lleva aquí ya tantos años que nos ha borrado la memoria del negocio que había antes en el local que ahora ocupa, y que realmente no son tantos: es el desgaste por el uso. En el anterior supermercado no entrábamos nunca, y al chino Manolo le visitamos todos los días, en ocasiones varias veces.

El chino Manolo se llama así para acercar culturas, y está muy occidentalizado, excepto en currar como un chino, que lo hace. Nunca se ve con su mujer porque tienen más de 12 horas abierto, y cuando no está el uno, está la otra. Pero cierra cuando hay partidos de fútbol importantes, como aquel 11 de julio de 2010 cuando ganamos nuestro primer mundial. Además lo puso en un cartel y todo: Cerrado por el fútbol. Jamás había visto un chino así. Bueno, en realidad es que no conocía a ninguno de antes, salvo de las tiendas de todo a un euro, y los restaurantes. Pensandolo bien, son bastantes.

Al chino Manolo le visitamos con los ojos cerrados cada día a cualquier hora porque siempre tiene pan caliente y recién hecho. Y le visitamos con los ojos bien abiertos cuando tienes que coger en encargo-ametralladora: es aquello que se te ha olvidado y que sabes que el chino Manolo te lo venderá con su eterna sonrisa, pero con la metralleta en la mano a precio de oro ¿por qué con los ojos muy abiertos? porque es posible que esté caducado, o a punto de hacerlo.

Es que el chino Manolo es de extremos: pan siempre caliente y reciente, y el resto de productos siempre a punto de salir corriendo con sus patitas por sí mismos de la tienda. Una vez tuve que entrar a descambiar un polo que le había vendido a mi nena completamente aplastado (y congelado). Evidentemente se les había descongelado, y tal cual, lo volvieron a congelar. Eso le puede pasar a cualquiera (o no) El chino Manolo te lo cambia sin dudar. La china Susana se te enfrenta, como las ratas, y trata de convencerte de que eres una caprichosa, y que el polo-folio está perfectamente como está.

De hoy no pasa, pensé hace un par de horas. Me voy a por dos barras y las dejo reposar para hacer torrijas. Como no lo hagas a posta, del Chino Manolo no te sobra nunca ni un currusquito. El pan caliente es un pecado mortal y cae solo.

Llego allí y ¡oh! tienen barras de torrijas. No soy muy partidaria de comprar un pan especial, pero dado que preferiblemente quería hacerlas hoy, le pregunto a como son y me dice que gratis

-¿Gratissssssss?
-Sí, sí, llevaté dos, me las ha traido repartidor, regalado.

Yo imagino que son barras reposadas que ya no pueden vender. El caso es que están un poco duras. Como me ha dado apuro, pues le he comprado una reciente, aunque no pensabamos hacer cena con pan.

¡Pues menos mal! El chino Manolo no da puntada sin hilo, ni regala nada por que sí. Las barras no estaban reposadas. Bueno, sí. Tan reposadas, que estaban duras como piedras. Tan duras que se deshacían al cortarlas para hacer las torrijas. Inutilizables, tal vez para pan rallado...

¿Resultado? He cortado la barra del "apuro" en rodajas bien gordas, y las he dejado al aire un rato para que endurecieran mientras hervía la leche con las ramitas de canela con la cáscara de limón (sólo amarillo, nada blanco, que amarga) y el azúcar. Como me parecían pocas, he completado con los culetes gordos del pan de molde ¡a ver que tal!



A estas horas aún se está enfriando la primera tanda. Las tandas siguientes están prometidas a mis compis. Se puede ver mi receta completa, con fotos y todo aquí.

¡¡¡¡Vuelve Torrijeitor!!!!!