miércoles, 21 de agosto de 2013

Más libros de verano

Me están cundiendo estos días de vacaciones, en los que tenemos tiempo para todo, y que, afortunadamente al final, puedo compartir con el santo y las niñas.
 
En cuatro días terminé este libro, La verdad sobre el caso Harry Quebert de Jöel Dicker, una novela de suspense muy bien construida, con mucha intriga, en la que el autor te lleva y te trae por donde quiere. Me encanta la manera de comenzar cada capítulo, una enseñanza de escritura y de vida. Me ha gustado éste especialmente, y que tiene mucho que ver con el miedo a escribir sin nick, a que te lean conocidos, a que te lean desconocidos y pierdas el control de lo que haces ¿se mantiene alguna vez?
 
"El peligro de los libros, mi querido Marcus, es que a veces se puede perder el control. Publicar significa que lo que ha escrito usted en compañía de la soledad se escapa de pronto de sus manos y desaparece entre la gente. Es un momento muy peligroso: debe usted conservar el control de la situación en todo momento. Perder el control de su propio libro es catastrófico"
 
 
Un libro estupendo y fácil para leer en verano, aunque me haya recordado en ciertos aspectos a aquella famosa serie, Twin Peaks, ¿Quién mató a Laura Palmer? atención,  y aquí un poco de espoiler: dar demasiadas vueltas al asesino final, llevándote de un lado al otro como si al comenzar el libro no hubiera sabido como terminarlo. Cosa que también va avisando a lo largo, con lo cual, no sé si es criticable...
 
En fin, recomendable en todo caso, aunque no sea tan redondo como Doña Agatha Christie, mi favorita en el ramo.
 
También me he leido de Albert Espinosa Todo lo que podríamos haber sido tú y yo, si no fuéramos tú y yo.
 
Es rara. Bueno, no, es rarísima. Yo conocí a Albert Espinosa con El mundo amarillo, y me encantó, sin ser un libro de autoayuda, ves las cosas de otra manera, muy recomendable.
 
En este libro (muy corto) hay un montón de frases, de mensajes, y de sabiduría o como quiera verse, pero la historia que se monta para envolverlo es floja y no justifica llamarse libro, y menos gastarse dinero en él. Aunque como digo, tiene alguna frase memorable, es un libro prescindible. Quizá útil para juveniles.
 
 
El caso contrario es el de Gerald Durrell y el libro Un novio para mamá y otros relatos. Es como cuando en un círculo de amistades tienes un historial de anécdotas, y alguna de las mejores pretendes compartirlas en otro círculo. La falta de historia común, la falta de detalles que van completando los protagonistas originales, puede hacer caer esa anécdota en un espantoso ridículo, donde no tiene ni la mitad de gracia, y la gente no comprende por qué era tan graciosísimo.
 
 
Aún me lo estoy leyendo, pero Durrell en este libro consigue que eso no suceda, y toma muchas anécdotas reales, propias, y ajenas de sus amistades, y enmarca cada una en un relato con esa narración magistral que consigue hacer que disfrutemos de cada una de ellas. Durrell, como siempre, hace gala de un sentido del humor finísimo que me hace disfrutar de cada relato completo. Tanto que gana más protagonismo el relato en sí, que la anécdota misma. Un placer, muy muy recomendable. Ya le conocí por Mi familia y otros animales, que comenté aquí, y quiero continuar con Bichos y demás parientes  y El jardín de los dioses.
 
Ahora voy a comenzar con éste. Dicen que es un imprescindible, parece crudo y no sé si podré con ello. Es una trilogía, empezaré con Si esto es un hombre, de Primo Levi.
 

 
 
Y vosotros ¿qué estáis leyendo?
 

 

sábado, 17 de agosto de 2013

La recuerdoteca y menú a un euro: Espaguetis al ajo

La niña chica espabila (más si cabe) que es un primor, y aunque es mandona y cabezona de mucho cuidado, también es habladora, y encantadora allá donde va...
 
En éstos últimos quince días está perdiendo su carita de bebé, y cada vez es más grandota y tiene más cara de niña. Son casi 3 años ya ¡3 años ya! dos y medio largos. Ya controla el pis, salvo que esté muy distraida jugando, y aunque se lo recuerdes, te dice que no...y luego donde caiga!! Es graciosísima corriendo por el pasillo:
 
-Mamá que-se-me-sale-piiiiiiiiiiiiiiiis
 
O concentradísima diciéndose mientras camina hacia el baño, tal y como la dijo su padre si se lo notaba:
 
-Pis-no-salgas-pis-no-salgas-pis-no-salgas
 
En la piscina tiene a todo el mundo arrebatao, todos los socorristas la conocen y la saludan por su nombre. La piscina pequeña tiene su socorrista sentado en una silla, en una esquina. Y ahí están casi todo el día. El otro día se levantó el chaval y la cruzó bordeando hacia el otro lado, y la niña chica, asombrada, me miró y me dijo:
 
-Mama, ¡se egcapa el señor!
 
Tratando de contener la risa, la dije que sí, claro hija...¡eso nos pasa por no atarle a la silla! El socorrista se partía de la risa.
 
Un día dentro del agua daba cabezazos, y le dije que tuviera cuidado con el borde...¡vaya cosa fui a decir! no sé que se pensaría ella que era, que todo el rato me miraba y me decía con cara de susto ¡Cuirado con el gorde mama, cuirado con el gorde! Se raspó el pulgar del pie con el "gorde" haciéndose una herida, y le iba diciendo a todo el mundo que era un mordisco...
Ahora todo lo que no la gusta, o la parece peligroso, es malo: que viene una moto mama, una moto mala. Un bicho malo, ahora hasta las moscas son "pispas" que la picaron en la planta del pie casi el primer día de piscina...

Me parto de la risa cuando viene con algo que no conoce, o ve algo nuevo:
-Mamá, mamá, quesesho? core mamá ¿como se llama esho?
 
Las relaciones con su hermana son de arcoiris...hay de todos los colores. Van del rosa (pocas veces) al morado intenso, que hay que ver como se enzarzan para lo grande que es una, y lo pequeña que es la otra. Eso es lo que peor llevo, la verdad.
 
Me fastidia que la mayor no le ponga más cabeza, pero claro, es una niña al fin y al cabo. Y me fastidia que a la pequeña se le nota muchísimo que es hermana pequeña y tiene mañas de niña mayor. Al fin duermen juntas en la misma habitación, algo que la niña grande nos llevaba mucho tiempo pidiendo ¡qué error dios mío, qué error! discuten como leones, la pequeña tarda mucho rato en dormirse, a su bola, se canta, habla, golpea la pared con los pies. La grande es marmota: se agita tanto durante el día, que en cuanto apoya la cabeza en la almohada, llora de puro sueño si no la dejan dormirse, y claro, se arma la marimorena. La pequeña habla y canta, la mayor la manda callar, la pequeña insulta ¡insulta! la dice pedodddrrrrrrrrra y la tira pedorretas (aprendido de niña grande) se llaman sinvergüenzas, desvergonzada, e impertinente (aquí la pequeña sigue diciendo cállate, pedoddddddraaaaaaaaaa a su hermana mayor)
 
La mayor se desespera, y acabamos regañándola a ella, por no aguantar un ratito oir hablar a su hermana que se callaría en 5 minutos si nadie la dice nada...en fin. El otro día la pequeña se levantó y se puso a enredar por la habitación. La grande nos llama:
 
-Maaaaaaaaaaaaaaaaaaama...que la niña chica está sacando las toallitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
 
Y lo mejor, fue escuchar a la niña chica, como un gremlin escondido, decirle a su hermana mayor en susurro:
 
-Caaaaaaaalla, caaaaaaaaaaaaaaaaalla, caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaalla
 
¡Si no me hubiera dado tanta risa, me habría muerto del miedo!
 
La niña grande es alondra: se levanta con el día y tiene energía sin fin para hacer de todo, de arriba a abajo. Y es llegar la noche, meterse en la cama y querer dormir y hacerlo en 3 minutos. La niña chica es al revés...se levanta pronto, sí, o no, pero es llegar la noche ¡y como se activa! Estamos pensando seriamente no darla de cenar, que parece que la cena en vez de amodorrarla, la enciende el piloto otra vez.
 
Y esto es todo por hoy, que quería yo apuntarlo para que no se me olvidara, así que allá va la receta. La foto, aunque no lo parezca por lo bonita que quedó ¡es mía! Es posible que lo mío tenga remedio, y ahora que ya he comenzado, mis fotos tengan algo más de calidad.
 
Los espaguetis al ajo son un plato más sencillo imposible, delicioso, socorrido, y que siempre nos pone de buen humor.
 
-Se cuecen espaguetis según las instrucciones. Unos 100 gr. por persona.
-Se cortan muy pequeñinos 5-6 dientes de ajo gordos. Más si son pequeños, claro.
-Tenemos preparado orégano natural. Si no hay, pues de bote, pero no os imagináis lo bueno que está con orégano fresco (un poco seco, pero no del comercial) merece la pena probarlo así alguna vez.
 
En una sartén ponemos aceite de oliva virgen extra, bastante...unas 4-5 cucharadas soperas por persona. Se calienta y se dora el ajito. En ese momento ya tendremos preparada la pasta lista y escurrida en cada plato, ya que volcaremos sobre los espaguetis en cada plato cucharadas de aceite hirviendo con el ajo.


Se puede alegrar el plago con más colorcillo y saborcillo añadiéndole tiras de salchichón cortadas sobre los espaguetis. Les añadimos después el aceite con el ajo encima. Y acompañar de una buena rebanada de pan al ajo, claro, como debe ser.


¡Sed felices!

martes, 13 de agosto de 2013

Libros de verano

Era reticente yo a pisar más la era digital, en cuanto a lectura se refiere. Pero ya he caido, ¡y de qué manera!

A veces leo con ansiedad por comenzar lo siguiente, anticipando todo lo que tengo en espera, recomendado, buscado, apetecido, encontrado ¡es terrible!

Me sigue gustando el papel porque no se le acaba la batería, y aunque pese, va donde yo vaya.

Os recomiendo muchísimo a Enric González. Tiene libros cortísimos, así que es posible zamparse toda su bibliografía en una semana de vacaciones. De su etapa de corresponsal: Historias de Nueva York, Historias de Londres, Historias de Roma, Historias del Calcio, y también me he leido el último, Memorias líquidas. La pena es que son cortísimos, pero me encanta como escribe y qué bien se entiende una ciudad, si son sus ojos y sus palabras las que te lo cuentan. Me gustó muchísimo, especialmente para entender Italia, Historias de Roma. Me encantaba buscar en el google maps, Street View (el viaje moderno del pobre) las calles y lugares que iba describiendo. Luego Historias de Londres.
 
La caida de los gigantes de Ken Follet. Hace mucho tiempo leí Los pilares de la tierra, un libro conocidísimo por todos, gordísimo, que daba mucha pena que terminara.
Este libro también es gordísimo...y se hace eterno. Se me ha hecho pesadísimo, no me parece demasiado bien escrito y no engancha. Creo que mete demasiadas familias, demasiados frentes abiertos que dan mucha pereza seguir, aunque luego es lo único que realmente me hizo terminarlo: la pura novela de las personas y sus historias. La I GM se me ha hecho pesadísima de su mano. Me gusta la historia, pero dependiendo de quien me la cuente.
 
En todo caso, y aunque me ha costado la vida terminarlo (además de lo que me afectaban las batallas...) saber que tiene continuación con la II GM en El invierno del mundo, me pica. Ya veremos si lo leo. Supongo que sí. Fijo ¡Maldito folletinero!
 
 
 
He leído Cinco Cuartos de naranja, es la misma autora que Chocolat. Es increíble que haya escogido un libro de la II GM, aunque esta vez de fondo...y de envoltura. Un libro magnífico, unos personajes muy bien dibujados, aunque cuando lo piensas no son profundos, y no sabes como ha conseguido la autora que te pongas del lado de todos y en contra de todos también. Pura humanidad. Es dolorosísimo el amor contenido y no expresado que hay, la convivencia desgarradora, los intereses sobre lo demás, lo difícil que es convivir con la enfermedad en casa. Me ha gustado muchísimo, además que la protagonista lee durante todo el libro un recetario de su madre, donde iba anotando pensamientos, recuerdos e ideas entremezclados con las recetas. Como este blog ¡salvando las distancias! Framboise vuelve muy mayor a su pueblo de origen ocultando su verdadero nombre y procedencia...esconde un gran secreto que los habitantes del pueblo recuerdan, y que no le perdonarían si la reconocieran...
 
 
 
 




Acabo de terminar, para desintoxicarme, y reirme un poco, La tía Mame. Es un libro delicioso, irónico, que refleja la norteamérica de principios del siglo XX, en los años 20 y su sociedad. La tía Mame, una excéntrica y rica señora, se hace cargo de su sobrino cuando queda completamente huérfano a los 10 años. Aunque no se cría con ella, ya que por otras influencias acaba en un internado, Patrick tendrá más cerca a su tía Mame de lo que nunca tuvo a su padre, y a través de sus recuerdos nos lleva por los desvaríos, extravagancias, excentricidades y ocurrencias más hilarantes de su tía durante su niñez, adolescencia, juventud...y madurez. Un gran libro, muy recomendable.
 
 
 
 
 
 
He leido a Elvira Lindo. Ya hace tiempo que me leí Tinto de verano en sus 3 volúmenes, entretenido y de muy fácil lectura, para el verano. Ahora me he leído Lugares que no quiero compartir con nadie, de sus vivencias en Nueva York, donde vive 6 meses al año con su marido, el también escritor Antonio Muñoz Molina. Me ha resultado un libro entretenido y divertido a la manera de Elvira, te tiene que gustar, y a mí ella me gusta, es neurótica y cachondísima. Es terriblemente descriptiva sin dobleces ni paños calientes sobre Nueva York, el sueño americano y la tierra de las oportunidades. La carta que le escribe a un periodista español que quiere dejar España y arrastrar allí a su familia sin trabajo para buscar una oportunidad es terrorífica en su descripción de la vida cotidiana para un currito medio en la gran manzana. Hace un recorrido maravilloso por los lugares que no quiere compartir con nadie, que por supuesto, son de comida, como a mí me gusta. Es un libro también para autojustificarse mucho, escrito en muchas ocasiones para sus detractores, y que francamente, me molesta porque quiero leerla a ella, no a sus enemigos a través de ella.
 
También últimamente he leído Un viejo que leía novelas de amor ¡qué desesperación querer y no saber, y luego no poder leer! Una historia cortita, hermosa, de vida, de muerte, de debilidad y de humanidad. Muy corta, podría ser el primer capítulo de una gran novela. Recuerda mucho al Macondo original de Gabriel García Márquez, y al Amor en los tiempos del cólera en lo que podría haber sido.
 
 
Y con esto y un bizcocho, me voy a comenzar éste libro que me han recomendado mucho, y encima es gordo: