martes, 28 de abril de 2009

Tortilla de patata (o cómo cenar felicidad)




¿Alguien duda de la supremacía del huevo? ¿O de las patatas? ¿O del todojunto? Mi pasión es la tortilla de patata. Manque digan los dietistas que no se puede mezclar proteinas con glúcidos.


Pos fale que diría el Maki. Para todo lo demás, puedo hacer caso, pero a mí la tortilla....que no me la toque nadie.


Hoy he hecho de cena guisantes con jamón (rehogados con cebolla y ajo) y de acompañamiento mi archifamosa y conocida Tortilla de Patata (con mucha cebolla también) Para mí lo que distingue la buena de un sucedáneo, es la cantidad de cebolla que lleva. Cuanta más tiene (nunca es bastante) más característico es ese sabor....como el de la abuela, o el de los bares de toda la vida.

La hago muy poco porque inexplicablemente no es el plato favorito ni de mi santo ni de mi hija...mi santo bien es cierto que cada vez la aprecia más y le va hincando más el diente...pero con mi hija, no hay manera. Pues eso, que la hacía poco, porque a mí cualquier tortilla me sale inmensa, y claro, tenía tortilla para mí sola y para toda una semana.


Hoy de 3 huevos. De clase 1 (los de las gallinas libres), parecían pocos huevos porque no eran muy grandes, pero han cundido, y ha quedado de un esponjoso impresionante, y de un color amarillo la tortilla, sanote, sanote. Lo siento, había tanto hambre que no le he hecho foto. Queda un trocito...a ver si mañana me acuerdo antes de hincarle el diente ¡ejem!


Para estar dejando de fumar, no me ha salido muy malhumorada la cena...Ya veremos mañana. La comida ya la he hecho, de primero crema de calabacín (algo sosito me ha quedado, seguro que la culpa es del calabacín) y de segundo...ya veré. Lo mismo la tortilla que ha sobrado.


Y de cena mañana no me apetece hacer nada. Como tengo que ir a la compra, ya miraré algo fácil, casi hecho, rico y que me consuele de luchar contra Mr. Nicotine.

Venga, va, os pongo como hago mi tortilla de patatas. Aunque todos y todas venimos a echar lo mismo, seguro que el orden y las cantidades, es lo que diferencia unas de otras...


Se pone en una sartén mediana-grande un dedo de aceite a calentar y se añaden 2 cebollas cortadas en tiras a pochar. Que no se doren, puesto que van a freir luego con las patatas. Cuando la cebolla está empezando a pocharse, se añade más aceite frío a ese aceite que ya tiene tanto sabor a cebolla y se pone (sin esperar a que caliente demasiado) las patatas cortadas en medallones (una patata bien grande por cada huevo), tapar y dejar freir bajito para que la patata poche a fuego lento con la cebolla y que no se tueste ni cruja. La verdad es que así tapado casi no tarda nada. Mientras vamos batiendo los huevos (3 para una pequeña, y de ahí en adelante) en un bol, si la patata se parte con facilidad, la escurrimos mucho el aceite y lo ponemos en el huevo mezclándolo todo, corrigiendo de sal y dejándolo un ratito en reposo para que el huevo también tenga gustito a cebolla.


Ahora lo difícil: Cuajar una tortilla de patata en una vitrocerámica. Vaya por delante que como todo, es práctica. Yo la primera (mitad) la estampé sin querer contra la susodicha, mientras que la otra mitad quedó inexplicablemente pegada a la sartén (vaya con el anti-adherente). Como decía, todo es práctica y experiencia, y yo lo que hago es poner un poco de aceite (el suficiente para que haga película en toda la sartén) y calentarlo mucho. Cuando está bien caliente, pasarlo por los bordes moviendo la sartén con cuidado para que éstos también estén calientes y poner el huevo mezclado con la patata. Es imprescindible que la sartén esté muy, muy caliente. En cuanto pongamos el huevo y la patata, bajamos la intensidad y movemos suavemente la sartén para confirmar que no se pega, y que el huevo ha hecho "película". A los dos minutos de tenerla así, bajita, le damos la vuelta (decididamente, que si no se resbala al suelo) a la sartén sobre un plato para dejar la tortilla (lo crudo hacia abajo). Ponemos otro poquito de aceite y repetimos la operación del principio...calentar mucho tanto el fondo como bordes de la sartén, para poder darle luego forma a la tortilla. Sí, ya sé que ésto en las cocinas de gas de antes, no era necesario, claro, porque el fuego subía por las paredes de la sartén y te lo hacía divinamente, no hacía falta más aceite...pero, ésta es la mejor manera que tengo de redondear los bordes...y me quedan perfesssstos perfesssstos.
¿Cómo os gusta la tortilla?

domingo, 12 de abril de 2009

Flan Frito (o como pasarse de lista con la leche frita)


¿Os gusta la leche frita? Ni soñéis que podáis aprender conmigo a hacerla. La de la foto no es mía, es hija del goooooogle.
Igual que me salen bien las torrijas, ya he visto que la leche frita no es lo mío...esto me pasa por culpa de movistar, que cuando he llamado a mi madre, no tenía cobertura, como casi siempre. Estoy por pedirles daños y perjuicios...
No es novedad que mi madre es experta cocinera, y si le falta algo, se inventa el sucedáneo divinamente y sin apenas diferencia.
Es genial. Ni que decir que su leche frita es mundialmente famosa entre mis amigas, y siempre agradecida. Hace tiempo que mi madre me explicó la receta, pero nunca he hecho crema pastelera. Ella me dijo, "es igual, para unas prisas, haces la crema con Flan Potax, pero con la mitad de leche que pone la receta para el flan y te quedará la crema espesa para la leche frita".
¡Alma de cántaro! Olvidé que el Flan Potax...está preparado también para hacer este tipo de crema. Y yo...he usado Flan Chino (que solo sirve para hacer flan y natillas)
Pues eso, que ayer muy chula yo (si mi madre sustituye y la queda genial, pues a mí, también. Flan chino al canto). Observe el lector avispado que ya llevamos sustitución de la sustitución.
Y preparo el flan, pero con la mitad de leche, para que quedara espeso.
No, si espeso quedó. Y yo lo guardo en la nevera para cortarlo en dados al día siguiente, enharinar, enhuevar y freir. Luego pensaba ponerle el azúcar para que con el paso de las horas se hiciera ese almíbar tan rico que le sale a mi madre (no como la foto, la leche frita de mi madre está mojada en su propio jugo de azúcar)
Pues ea, que va la lista (o sea yo) y pone a calentar una sartén de aceite como el infierno mientras enharino y enhuevo. Pongo en la sartén con mucho cuidado y FFUUUUUISSSSSSSSSSSSSSSSSSSS ¡¡El desastre tomó forma, o más bien la perdió!
Sí, la muy traidora masa se ha empezado a deshacer y derretir en la sartén, sólo he podido salvar la primera tanda, porque a la segunda, se ha empezado a quemar lo que se seguía derritiendo (y perdiendo la cobertura del huevo) y encima me salían ¡casi negros!
Un desastre, porque no os quiero ni contar como saltaba eso ¡buf! ¡todo lleno de salpiconcitos de grasa, por todas partes!
He salvado los más enteros, amarillitos, cerrados y comestibles y les he puesto el azúcar. Y de postre, se los he dado a probar a mi santo ¡Santo Varón! que textualmente me ha dicho: "Está rico, pero no es como el de tu madre. Sabe a flan frito"
Menos mal que ha nombrado para bien a su suegra, que si llega a nombrar a la mía para comparar un plato ¡la foto hubiera sido otra!
Menos con el arroz con leche y las torrijas...no me llevo muy bien con los postres, y si no, recordad mi famosa tarta pie de sombrilla...
En fin, pendiente estoy de que San movistar le dé cobertura de nuevo a mi madre, y poder ofreceros la receta en condiciones.
¿Estamos todos de vuelta? Besitos

jueves, 9 de abril de 2009

Pizza Casera (o como relajarse amasando)


La pizza es una cena muy socorrida en su grado máximo de vagancia. Por que la pizza tiene grados:

1. Se pide por teléfono y se espera. No es la mejor porque nunca quema, como a mi me gustan las comidas, de soplar, ni la más barata. El trabajo se paga.

2. Se compra en el supermercado congelada o precocinada y sólo tenemos que encender el horno (o su versión de microondas, que aunque insistan, queda chiclosa)

3. Se compra la masa pre-hecha, y una bolsa de mozzarella rallada y la hacemos a nuestro gusto en casa con tomate y los ingredientes que nos apetezcan.

4. Y por fin, la de hoy. Y desde hoy de nuevo (ya lo fue hace tiempo) mi favorita. Hecha en casa desde el principio, masa incluida.

Hace años, por lo menos cinco (antes de nacer mi hija) sí me entretenía en hacer la masa. ¿Por qué dejé de hacerlo? Pregunta absurda en nuestra época de madres y padres trabajadores dentro y fuera de casa, con hijos, y cientos de tareas que parecen tener prioridad. Y un día te das cuenta que ya no dedicas no sólo la mitad del tiempo a tus aficiones, sino casi nada.

Tengo suerte de que una de mis aficiones coincida con una obligación para sobrevivir: la cocina. Pero incluso ahí he ido adquiriendo hábitos malsanos por una malinterpretada urgencia.

¡Me rebelo! (o será que ahora mi hija es más grande y tengo más tiempo) hoy he recuperado más cocina y me siento bien, relajada, y muy, muy orgullosa. No sé como me saldrá de rica la masa de la pizza pero no me importa, puedo repetirla cientos de veces y disfrutar en cada una de ellas.

Amasarla ha sido una experiencia, no digo que orgásmica...porque es para partirse de risa, y además mentira, pero sí se ha acercado bastante a lo que debe ser el sexo tántrico, y eso que "creo" que no lo hemos probado. Aunque vaya usted a saber, muchas veces estamos haciendo o sintiendo algo que luego resulta que tenía nombre (como el síndrome postvacacional)

Amasando la pizza, he sentido que sólo existía eso. Me entenderéis aquellos y aquellas que alguna vez han tenido que releer una página del libro porque habíais llegado al final y no os habíais enterado de nada. Pues eso, pero todo lo contrario. Esa sensación, concentración y a la vez expansión mental. La masa y yo. Vale, reiros.

La amasaba y sentía que podía dejar todas mis emociones ahí...extender, abrir, doblar sobre sí misma, abrir de nuevo, manosear. Todas mis emociones negativas se han estrellado con la masa sobre la encimera, a golpes y volando también por los aires. Luego, sin quererlo y sin ser muy consciente (y es que cuando estoy relajada....) he pensado en mi amor y la forma de amasar ha sido más cadenciosa y sensual, y es cuando he descubierto el poder terapéutico y erótico-sensual del movimiento de las manos y el espíritu volcado por completo en esa simple tarea.

Me he jurado no volver a comprar pizza ni masa a menos que sea estrictamente urgente y necesario (¿cuándo lo es?) y sí tener una cita, al menos quincenal con mis manos y la masa.

Hay placeres en la vida tan sencillos y baratos que dan ganas de llorar. Os cuento como la he hecho. Tal vez luego cuelgue una foto de la pizza terminada y os diga como quedó de sabor y textura, pero hoy, no es lo importante.

En un bol grande he puesto dos tazas de desayuno llenas de harina, y casi un sobre entero de levadura royal (no tener en cuenta medidas hasta post siguiente, hoy es a ojo, como mi famosa tarta, y eso ya sabemos que no da muy buen resultado). He mezclado bien la harina con la levadura y un pellizco de sal. Luego he añadido un chorrito (como dos cucharadas soperas) de aceite de oliva, he mezclado con el tenedor y he empezado a añadir poco a poco media taza grande de agua tibia. Cuando ha empezado a estar espesota (llena de grumotes) he puesto un montoncito de harina en la encimera y lo he empezado a amasar. Si se nos queda pegada en los dedos, poner más harina hasta que no se pegue, y....empezad a disfrutar. De un lado, del otro, del derecho, del revés, arriba, abajo, abridla, cerradla, moldear en bola, extender, volver a cerrar...es una fiesta. Envolvedla en un trapo limpio y dejar reposar (a poder ser en un sitio templado) al menos 1 hora.
Tal vez solo haya sido que en las manos haya puntos que masajeados te hagan relajar y casi alcanzar el pizza-nirvana. Es igual. Es una experiencia a repetir, y si no he hecho otra masa, de tanto como me ha gustado, es porque no tengo ni un huequito en el congelador.

domingo, 5 de abril de 2009

Arroz Catalán (o como inventarse un plato)


Sí, sí, ya sé que las catalanas se estarán partiendo de risa con el plato que voy a describir a continuación, y es que la verdad, es completamente inventado a partir de un comentario de mi santo....pues mi tía (la catalana, claro) hace una paella con butifarra y salchichas (y creo que caracoles, pero con esos yo, no me hablo, ya haré post aparte)
Como mucho, como bígaros (¿con b o con v?) que son más pequeños y por lo menos saben a mar. Sí, ya sé que la salsa de los caracoles es deliciosa, pero soy incapaz de comerme ese pedazo de bicho. No puedo, no puedo.
Bueno, que me voy del tema. A raiz de ese comentario, pues venga, voy a hacer yo un arroz cuasi-catalán, no nos vamos a limitar a la paella de marisco y pescado que hacemos por el centro de la península, y que tan poco tiene que ver con la de la Comunidad Valenciana.
Mi arroz "catalán" se ha transformado en un plato habitual en nuestra dieta, también lo considero completo (como la ensalada campera) al llevar hidratos de carbono (arroz), proteínas (salchichas y butifarra) y verdura y vitaminas (judias verdes).
Espero y deseo que vuestros comentarios aporten nuevas recetas y variedades de arroz, sobre todo, una verdadera receta de arroz catalán, y el fabuloso arroz "a banda" ¿se escribe así? que probamos en Alicante....¡qué sueño de arroz! todo limpio, sin escombro, con sabor a paella, y todo pegado. Una paella gigante de un dedito de grueso ¡todo el mundo podía comer el socarrao!
Bueeeeeeeno, que me vuelvo a ir...explico mi arroz aspirante a catalán.
Como veis en la foto, rehogo cebolla picada finita en aceite de oliva, y añado salchichas frescas de varios tipos, blancas, rojas, las que haya. También añado butifarra (la que venden por aquí es como la salchicha, pero gorda y sabor sorpresa, esta vez sabía muchísimo a pimienta). También venden otra tipo embutido que es blanca, y muy, muy grasienta. Desde luego no son las verdaderas, pero que le vamos a hacer. Creo que los catalanes tienen varios tipos de butifarra (blanca, negra, etc) pero que aquí, ni en la zona de gourmet del Corte Inglés la tienen, seguro.
Eso, que rehogo las salchichas y la butifarra una vez que la cebolla se ha pochado y dorado un poquito. Le añado unas cuantas cucharadas de tomate frito, que le den un poco de personalidad y a veces también rehogo unos trozos de carne de aguja de cerdo (en mi pueblo cogotillo) que le dan un sabor al arroz buenísimo.
Añadir unas hebras de azafrán, o en su defecto, un poquito de colorante (el amarillo del arroz, vamos) y un vasito de vino (tenerlo en cuenta luego para la medida del arroz)
Dejar cocer unos minutos, añadir el doble de agua y un poquito más respecto al arroz que vayamos a poner después, y dejar cocer otro poquito. Añadir y corregir de sal.
La foto es de cuando estaba rehogando la carne...se me olvidó hacer una foto del arroz terminado, y me acordé cuando estabamos casi terminando...¡estaba buenísima!
Añadir un puñadito de judías verdes redondas por persona (las congeladas son ideales) y que cuezan unos 5 ó 10 minutos antes de poner el arroz, y asegurarnos de que no se ha consumido demasiado agua.
Añadir el arroz (para tres personas yo pongo una taza grande, ya que va muy cargado de carne y salchichas), cocer 20 minutos, apagar y tapar con un paño otros 10 minutos para que se termine de hacer.
Para los novatos del arroz, mejor utilizar el brillante que no se pasa, o recordar la medida de caldo: El doble y un poco más que de arroz, o sea, para una taza de arroz se ponen 2 tazas y media de caldo (en este caso el total entre agua y vino)
Ya me contaréis los catalanes cuánto se aleja de vuestros arroces...y también espero las recetas de todos los demás.
¡Buen Domingo!

jueves, 2 de abril de 2009

TORRIJATOR (se lee Torrijeitor)






Mi segunda tanda de torrijas...y ni siquiera es domingo de Ramos. Y todavía debo otra, no os vayáis a pensar. La próxima vez hago sólo una e invito a quien quiera a tomarlas en mi casa con café. Una amiga virtual (y real) me lo recordó ¡época de torrijas! hummmm me encantan, aunque me llenan muchísimo. Suelo hacer de dos a cuatro docenas cada año, y no comeré al final más de 2 ó 3. En cuanto he dicho este año...¡ayer hice torrijas!
Buffffffff, ¡suspiros en el trabajo!: Ayyyyyyyy ¿y no me traerías unas poquitas? Es que no sé hacerlas...ala que buenas que seguro que están.
Y yo, que soy una blanda, y que me encanta cocinar, y que la gente sea feliz también a través de la barriga, pues no me puedo resistir a la tentación de que alaben mis torrijillas (me quedan algo feas, pero bien buenas que están)
Y todavía debo otro Taper de Torrijas (taper-eitor) a mi hermana, que me hizo feliz el otro día con Oreja en Salsa y Croquetas biencargadasdejamoncomodebedeser (en próximos capítulos)
Ea, pues a la tarea. Que no se diga que te vas a acostar sin saber una cosa más. Son tan fáciles, que con las fotos se explica divinamente:







Se corta el pan de ayer, ni fino ni gordo. Si no podéis esperar y es pan de hoy, cortarlo y dejarlo al aire un poquito para que se seque y/o endurezca.






Para 12 ó 14 rebanadas grandes, poner 1 litro y medio de leche (desnatada como que parecen más light) a cocer con 3 ramitas de canela (o una cucharadita en polvo si no tenéis) y la ralladura de un limón o su piel en tiras, ¡¡¡sólo lo amarillo, lo blanco no!!. Añadir casi al final 8 ó 10 cucharadas soperas de azúcar, aunque se puede poner más o menos, al gusto.





Colocar el pan en fuentes hondas, y regar con la leche de canela y limón templada hasta empapar y dejar reposar unos minutos para que lo absorvan. Reservar un poco de leche para el final, cuando estén fritas.






Batir tres huevos, enhuevar con mucho cuidado que no se rompan y freir. Escurrir bien y ¡entaperizar para familia, compañeras y amigos!




Añadir un poquito más de azúcar y canela en polvo por encima al gusto, y el resto de leche con canela que guardamos antes.


¡Torrijeitor!


No olvidéis grandes dosis de amor, cariño y paciencia

Felices vacaciones, y los que salgáis ¡volved!