Esta mañana de refilón he oido por la radio algunos regalos "originales" para el día de San Valentín. Uno de ellos es algo así como una mezcla de ADN de los dos miembros de la pareja, que sinceramente, no sé como se regala eso como no sea un peine con los pelos de ambos.
La locutora se cachondeaba diciendo que seguro era para colgarlo enmarcado sobre la cama.
Así que pensé enviarle un sms al santo de buena mañana para comunicarle que tenía un original regalo para él, tal y como habían comentado en la radio: había dejando "nuestras mezclas" de ADN a una en el colegio, y a otra en la guardería sin novedad, como cada mañana.
En todo caso lo que sí le he enviado, es como otros días, que esta chica, quería a este chico. A lo que me ha contestado que este chico, quería a esta chica pero mucho, mucho...Sin contar que ayer recibí otro sms más original: Feliz No San Valentín cariño, te quiero ¿no es genial?
Así que visto lo visto, de momento no necesitamos este día para recordarnos que nos queremos: aún no nos ha podido (al menos mucho) la rutina diaria que nos impida mirarnos un segundo a los ojos y recordar el por qué de todas las cosas.
Que conste que me encanta este día ¿eh? que ya lo dije aquí y aquí, que si hay días para cosas de todo tipo, ¿por qué no un día del amor? ¿Es necesario gastarse un dineral?
Claro que no. Nuestros sms hoy no superan el euro. Los 16 globos con forma de corazón que no he podido resistirme a soplar esta mañana para que se los encontrara desde la puerta de casa, hasta dentro de la nevera al llegar del trabajo, casi tampoco. Sólo 1,20 euros...Lo sé, pero es que soy un poco moñas.
Bueno no, ¡mucho! Pero bueno, no tanto como para juntar nuestros pelos, o nuestras babas, o nuestra sangre en un cuadro y colgarlo en el cabecero de la cama aún me falta ¿eh? que con nuestras mochuelillas corriendo por casa, ya tenemos bastante mezcla de ADN.
En todo caso, cariño, hoy, como ayer, y como mañana ¡contigo pan y cebolla! y para celebrarlo os pongo esta receta rica, sencilla y sobre todo barata. Antes de ahora sólo la había comido dos o tres veces, en casa de mi santo, ya que mi padre era cebollófobo y en casa jamás se hizo plato con cebolla...al menos tan evidente.
Necesitaremos:
-2 ó 3 cebollas grandes, o al menos una por persona
-2 ó 3 rebanadas de pan tostado por persona
-1 litro y medio de caldo para cada 4 personas
-Queso en polvo
-Queso mozarella (opcional) o el que haya en casa
-Aceite de oliva y sal
Cortar la cebolla en juliana y rehogar con cuidado de pochar sin dorar en exceso, sólo lo justo. Añadir el caldo y dejar dar un hervor. Colocar en una fuente grande para el horno las rebanadas de pan y mojar con las sopas de cebolla. Poner sobre cada rebanada un puñadito de queso mozarella o el que tengamos, y después cubrir todo con queso en polvo para gratinar en el horno unos minutos hasta que el queso esté derretido y doradito.
Se sirven muy calientes. Se acaban muy pronto, y se sueña con el próximo día que se volverán a comer ¡me encantan!
A la nena no...¡dice que saben a trapo!
Pd. En próximos episodios, fabada asturiana, o Cómo acabamos poniéndonos ciegos de Sidra en el único sitio de Gijón donde paramos: en el Lavanderu, famoso hoy por que uno de sus empleados envenenaba a sus compañeros ¡Con foto y todo!
Editado: uno de mis post de San Valentín favoritos
¡Feliz San Valentín a todos!
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