sábado, 24 de octubre de 2009

Mi santo me hace Sushi (y tilín también)

Hace años abrieron por aquí cerca un restaurante de comida oriental (que no chino, que los tenemos trilladitos también). Los dos nos moríamos por probar sushi y similares, y para allá que nos fuimos. La verdad es que era todo tan zen que daba gusto zen-ar allí. Somos muy sencillitos los dos y huimos sin querer de los ambientes recargados, así que allí estabamos como pez en el agua (o fuera de ella y en el plato)


Sea como fuere, no nos resultó tan fácil ir allí: en nuestra vida habíamos comido Sushi, ni sabíamos como comerlo, ¡ni como pedirlo! Menos mal que nos guardamos la vergüenza en el bolsillo, declaramos abiertamente que no teníamos ni idea y que nos pusieran lo que buenamente les pareciera bien.

Nos asesoraron muy bien, explicándonos qué era cada cosa, nos pusieron una especie de degustación de la cual nos gustó absolutamente todo. Bueno, todo no. Yo probaba lo que me habían dicho que era Jengibre...y la verdad, me parecía como comer fairy en láminas, además de la sensación rarísima que me dejaba en la boca....la pobre maitre se acercó corriendo para explicarnos que eso sólo se toma un poquito entre platos, para limpiar el sabor anterior y probar el siguiente: algo así como el sorbete de champán que ponen en las bodas ¡ay lo que hace la ignorancia!


También aprendimos que el Wasabi (creo que se escribe así), una salsita verde que ponen, y que pica como mil demonios, no se come tampoco tal cual, sino que se deslíe un poquito en un vinagre especial, donde luego irás mojando levemente los trozos de sushi. Aunque algunos valientes por lo visto lo toman aplicado cual pomada directamente encima ¡pufffff!
La verdad es que eso de comer pescado crudo a la gente le puede echar un poco para atrás: no fue nuestro caso, porque realmente no había apariencia de pescado crudo, y si lo había era tan fino que era inapreciable esa condición, no así su sabor ¡excelente!

El caso es que nos gustó muchísimo, tanto que probábamos las diferentes marcas de sushi fresco que venden por ahí en bandejitas. Las hay mejores, y las hay más secas...hasta que ya por fin, mi santo encontró un estupendo pack para hacerte ¡tu propio sushi en casa! Lo venden en el Supercor, o supermercados de El Corte Inglés, y hombre, luego puedes comprar en el chino de tu barrio los ingredientes por separado, pero para empezar y situarte, por 6 euros (pescado aparte) no está nada mal.

En el pack, si mal no recuerdo, viene la esterilla para luego enrollar, láminas de alga secas, dos paquetitos de arroz especial (aunque luego con SOS se soluciona la papeleta), vinagre de arroz...y creo que nada más. Los rellenos ya los preparas tú muy finitos y con mucho amor y paciencia, tal y como hace mi santo, que se entretiene un porrón de rato seleccionando, cortando, colocando...


Una vez tenemos cocido el arroz según las instrucciones, añadimos un poco de vinagre de arroz para compactarlo y que no se despegue.





Se extiende la lámina de alga, y con los dedos húmedos se extiende para que quede moldeable, y se coloca el arroz por encima.


En un plato tendremos preparadas tiritas de pepino, zanahoria, palitos de cangrejo, salmón (crudo o ahumado), una pequeña tortillita a la francesa etc, las cuales colocaremos en una fila a lo ancho de la lámina, para posteriormente ir enrollando y compactando ayudándonos con la esterilla:


Una vez enrollado se quita la esterilla, y se corta en rodajas cual morcilla, con mucho cuidadín:
Así va quedando emplatado
En cuenquitos de salsa individuales se presenta un poquito de vinagre, donde cada uno desleirá el wasabi que desee, y donde como dije antes, se irán mojando poco a poco (y con palillos ¿¡eh!?) los diferentes trocitos, además de el jenjibre.
¡Riquísimos, y una forma diferente de comer sano y ligero, además llenan muchísimo!
Nuestro reto es aprender más formas de sushi, ya que esta no es ni mucho menos la única presentación ¡lo que se estará riendo de nosotros algún japonés si nos lee!
Pues eso: que mi santo me hace tilín...y si hay algo que me gusta más que cocinar, es comerme lo que él me cocina.
¡Que tengáis un gran finde!











jueves, 22 de octubre de 2009

Espaguetti con Salmón (O tenemos gripe...¡¡Ahhhh???!!!)


Pues sí, pues sí. Parece que existe. No sabemos si es la A, ni falta que hace. Es gripe, y punto. Más floja que la otra (al menos a mi santo), pero gripe.
Yo estoy como un torete de bien...la verdad es que anginas he tenido siempre todas las del mundo, pero gripe, nunca. Es mi nena la que está hecha polvo, con la voz como un gatito (de ronca, no de mansa, si es que un gato puede ser manso) y con la fiebre que la va y la viene...claro que por poder, está pudiendo más mi niña que la gripe. Nena 1-gripe ¿A? 0
Bueno, hoy ya no fue al cole. Ayer que estaba pochilla de la garganta sin fiebre, sí, con lo cual estarán todos infectados. Camino al pediatra nos hemos cruzado con uno de su clase que ya venía y que nos ha gritado desde la otra acera ¡Qué, ¿tú también tienes gripe?!
Buenoooooooooo. Pues nada, que eso, pues que existe y que mucho ojo con los grupos de riesgo...pero vamos, igual que la tienen que tener con la gripe normal y estacional. La pediatra no se moja, ni le pone letra, ni falta que le hace. Nos ha largado el folleto por si empeora y va a más, y un camión de Dalsy, Apiretal y Flutox por si las moxcas.
Y yo que la veo tan pocha, que me da un agobio multiplicar este sufrimiento por dos en estos momentos (y eso que esto no es nada, no me quejo). Bueno, pues que pienso como animar a mi nena...pero no mañana, el sábado sabadete, porque ahora está comiendo poquito poquito y por compromiso y obligación. Pues eso, que hay un plato que nos ilumina a los tres la cara. El plato que siempre que nos preguntamos en voz alta en fin de semana (entre semana ella tiene comedor) ¿Y qué comemos mañana?
Bueno, si es domingo, lo más probable es que sea pollo bailarín. Pero si no, la nena propondrá gritando ¡Espaguetis con salmón! y la moción será aprobada por mayoría absolutísima, que hasta la hija pelúa (la perra) dará saltos de alegría...porque algo siempre cae.
Y es que, hombre...light light, lo que se dice light, no son...pero tenemos que sacrificarnos por ella, nuestra nena, pobrecita, que come poco y gasta mucho. Y si hay que hacer espaguetis con salmón, pues se hacen y punto. Que no hacerlos por adelgazar, es tontería.
Como veis, definitivamente nos pasamos la privación...por el acueducto de Segovia ¡ay!
Este es un plato...de mi suegra no...yo cuando lo conocí lo hacía cualquier miembro de la familia de mi marido...son varios hermanos y hermanas, y todos han cocinado indistintamente. Reconozco que cuando los probé tenía un amor-odio por ellos. Me repelía tanto sabor a limón, pero el regustillo final me impulsaba a seguir comiéndolos.
Total, que yo los hago con menos limón, y santas pascuas. Lo bueno y lo mejor, es que a mi santo y a mi niña les encanta así. Este ya es NUESTRO plato.
Venga va, la receta es facilona facilona. Para 3-4 personas:
-1/2 litro de nata para cocinar (o dos bricks pequeños) NO AGITAR, QUE SE OS MONTA!!!!! (aunque basta que quisieras que se te montara, para que se quedara liquidorra liquidorra)
-Espaguettis para 3 ó 4 personas (qué queréis, yo siempre me paso, o no llego....)
-Agua para cocer los espaguetis. Aceite para que no se peguen. Poquita sal (que no sabemos como quedará del salmón)
-Ralladura de un limón (mis cuñadas le ponían además zumo, pero a mí no me gusta)
-Un trozo de mantequilla (para dietas un trocito)
-200 gr. de salmón ahumado y cortar en trozos (o sustituir por una rodaja gorda al horno, o a la plancha y deshacer en trocitos)
Pues nada, que mientras se cuece la pasta (a fuego fuerte, destapada, moviendo con cuchara de madera siempre) en una sartén derretimos la mantequilla, y añadimos la ralladura de limón. Enseguida ponemos el salmón y le damos unas vueltecitas para que coja colorcito de la sartén, y añadimos el medio litro de nata. Movemos con cuidadito, dejamos dar un hervor. Si quedara muy espeso (depende de la nata) le podemos poner un poquito de leche, para recalentar si sobra al día siguiente lo mismo, con un pelín de leche.
Bueno, pues cuando tenemos la pasta ya un poquito lavada y escurrida, en la misma cacerola se pone el preparado de nata y salmón, y se revuelve todo.
La foto que he encontrado no es mía, es de un blog bien chulo de Wanchuzri, y que amablemente me ha prestado. En esta foto tiene hasta huevas ¿buena idea no?
Riquísimos, facilones, ideales para grandes comidas acompañado de ensalada de tomate aceitunas negras y mozzarella ¡y aparentes!
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lunes, 19 de octubre de 2009

Palparse y Mamografías ¡Ar! (o como asegurarse comer y cocinar muuuuuuuchos años)

¡Ay leche...odio los reconocimientos médicos a partir de determinada edad...y languidez!
Síiiiii, hoy me hice una mamografía ¿Cómo lo has sabido?
No reina, no te preocupes...no se nota nada...



Lo mejor es ir practicando los días previos con la puerta del congelador...

¡La belleza desaparece, pero la silicona permanece!



Bueno chicas...de 30, de 40, de 50 y 60 y 70 y afortunadas de 80, 90 y más...Reconozco que se me olvida, y cuando me acuerdo me da grima palparme, como dicen, una vez al mes después del período...pero tenemos que hacerlo, es nuestra obligación, por los que nos quieren. Debemos prevenir si podemos. Y si ya estamos en edad...acudir a las mamografías obligatorias...no dejarlo pasar por miedo o pereza como nos suele pasar. Y para hacerlo bien, lo mejor es animarse antes, y premiarse después con lo que más nos gusta, y si lo tenemos medio prohibido a nosotras mismas, mejor...unos bombones, unas patatas fritas, una tortilla de patata para tí sola...¡porque nosotras lo valemos!
Hoy un abrazo en la distancia a las mujeres hermosas que están tratando de salir del cáncer de mama. Todas conocemos alguna ¿a que sí?





¡Pst! La receta de hoy...es esa...darse un pedazo de capricho culinario ¡ea!
Modifico: Mi santo al leerlo me dice ¡vaya, un post sólo de chicas!
Pues no, ea, chicos lectores de 30, 40 y siguientes....animad a vuestras reinas y princesas, a reconocerse a palparse (no, vosotros no vale, que os distraéis), a pedir cita, a acudir a las mamografías y ¡a acompañarlas y comprarles el premio de después!


domingo, 18 de octubre de 2009

Salchichas con chucrut (o de cuando cayó el muro de Berlín)

Me encanta el País Semanal.

Hoy su portada es la foto del muro, con un chico subiendo, otro mirando hacia arriba y muchos más arriba del todo, acaballados en él con una pierna en RDA y la otra en RFA. Es el lado del muro pintado.

En la portada: BERLÍN AÑO VEINTE CUMPLEAÑOS FELIZ. El acontecimiento me sigue poniendo los pelos como escarpias, de emoción, porque en mi interior no reconozco violencia más extrema que la de coartar la libertad de movimiento, o de pensamiento. Hoy al estremecimiento se suma la cuenta ¡Veinte años! vamos para viejos...sí, ya sé que estoy apenas en la treintena, pero ¿veinte años? ¿yaaaaa?

Hace 20 años empezaba 1º de BUP (Bachillerato Unido Polivalente, para que me entiendan los hijos de la ESO), y el Super Pop, al que era entonces tan adicta como lo soy ahora al País Semanal, nos regalaba un trocito de piedra del recién abierto y derribado Muro de Berlín. Recuerdo que venía en una cajita de plástico transparente con tapa de cartón negro por detrás. En la revista publicaban fotos de como habían traído una sección de muro. Recuerdo las fotos de los camiones (serían, o no serían verdad....) y recomendaban que sacáramos el trocito que nos regalaban, lo apretáramos fuerte entre las manos y sintiéramos las historias que no habían podido ser hasta ese momento y las que a partir de ahora serían...o algo así.

Por supuesto, no abrí la piedra, ni la estrujé. Y digo por supuesto, porque mi madre, en uno de sus arranques de Mr. Proper si la hubiera encontrado sin cartón por mi caótico cuarto la hubiera tirado sin contemplaciones al grito además de “y hasta piedras tenías en el cuarto, como cuando eras chica en la mochila”…pobre, si ahora hasta la entiendo….

Y digo también que por supuestísimo no lo abrí, porque ya con 14 años además de ser muy muy soñadora, también era bastante bastante realista. Ya bastante emotivo era el hecho en sí, y el trozo que se habían molestado en traer desde Alemania, y romper en trozos, y envasarlos para compartir con naturalmente-hormonadas adolescentes algo más que consejos sobre besos con lengua. Pues digo, que ya bastante emotivo era el acontecimiento…yo no necesitaba además apretujar el cascote pequeño, gris, de hormigón.

Dos años después conocí al amor de mi vida. Sí, así con esta seguridad lo digo, porque pase lo que pase, lo será para siempre, aunque no viviera con él. Que vivo ¿eh? Es mi santo, el que me cocina y con el que ya llevo la friolera de 17 años, 7 de ellos compartiéndolo todo. Siempre fuimos aves raras, y pasábamos horas, y horas, días y días, semanas y semanas, meses y meses ¡hasta años!….buscando huequitos donde poder charlar todo el tiempo que pudiéramos. Con 30 años diréis que es normal…pero se reían bastante de nosotros con 16 años.

Por aquella época no éramos buenos clientes…la verdad.
Pasábamos las horas en bares con dos cafés con leche con dos azucarillos cada uno y dos vasos de agua. Algunos fines de semana íbamos a un pub-cervecería con sillones grandes de mimbre que tenía poco jaleo, y una gran cristalera que miraba a un descampado al pie de las montañas, donde casualmente 10 años después construirían el bloque donde tenemos nuestra casa…¡estoy cayendo ahora en la de horas que pasamos mirando sin querer nuestro futuro hogar!
He comenzado hablando de Alemania, y por ahí continuaré (o uniré historias). A veces en esta cervecería nos tirábamos el moco con las 2000 pelas de paga semanal (12 euros al cambio, me muero de la risa) y nos pedíamos el plato típico: Salchichas con chucrut que ya no me acuerdo como se llamaba en la carta, pero que sonaba mucho más Subanestru Jenbajen.



No eran como las de la foto. Era un plato finísimo con una única salchicha blanca, grande y cortada a lo largo y dorada a la brasa, con una cucharadita de chucrut, un poquito de puré de patata y mostaza especial. Cuando yo digo finísimo me suelo referir a que te deja con hambre, si no diría “elegante”. Estaba bueno que te cagas (que poco elegante, podió), pero nos llegaba a un diente…y no te digo nada cuando la paga se había agotado y nos pedíamos un plato para picar los dos.
Lo recuerdo tan tierno como en Dos en la Carretera…me dan ganas de llorar de amor cuando lo recuerdo y también cuando vi la película…tienen que dormir de emergencia en un hotel carísimo y como no quieren comer nada para poder pagar la noche, hacen como aquel que dice de faquir, engañando al hambre para descubrir al día siguiente que el hotel tenía una oferta en la que el desayuno iba incluido con el alojamiento….
Lo bonito, o triste, con los años es que volvían al mismo hotel, él ya siendo arquitecto de renombre…Qué poco valoramos lo que conseguimos, qué poco comparamos con lo felices que nos hacía lo poco. Sólo tratamos de superarlo, que sea mucho y “hartarnos”. Sólo con el paso de los años valoras lo poco como una eternidad de grande ¡ay!

Como decía, la deliciosa y agradable salchicha me dejaba ligeramente insatisfecha (Uy podió ¡qué mal ha sonado eso!) por la falta de poder adquisitivo quiero decir (bueno, creo que esto ya ha quedado fatalmente fatal)

Años después aquella cervecería cambió de dueños…y con ellos de carta. Las salchichas blancas con puré de patata y chucrut (col hervida finita que venden en lata) son un plato muy rico y socorrido. Lo ponemos abundante…nos quedamos hartos, pero no señor, no tiene el sabor de aquellas tardes de salchicha y dos cafés con leche con dos azucarillos y vaso de agua.
Pero nos queda el recuerdo compartido ¡que es un mundo! Y que tengamos muchos años para recordarlo de la mano.
La receta es bien fácil: Salchica blanca, a mí me gusta abrirla a lo largo, y hacerla a la plancha-brasa (tal y como la conocí), un poquito de puré de patata (seguir receta del de Polvo de Maggi) y chucrut. Se compra la lata, y se rehoga poca cantidad (cunde mucho) en una sarten en la que habremos dado unas vueltecitas en mantequilla unos taquitos de bacon y manzana cortada chiquitita. Servir acompañado de nuestra mostaza favorita (con Uncle Williams desluce un poco, la verdad) Es delicioso.

Esto ha quedado largo de la leche, pero me he quedado bien agusto también. Hacía mucho que no escribía. Termino con “el lado pintado” que mencionaba arriba. Mi santo me llevó en nuestros primeros años de novios, siendo adolescentes, a su antiguo barrio, donde está el Parque de Berlín. Me había dicho que allí habían llevado ¡por supuesto!, secciones del muro tras su caída. Ya me lo había contado…pero la impresión no fue por ello menor. En un lado había grafitis (de la época de Alemania ¿eh? No de Madrid), lo normal, vamos. Rodeé el “monumento”. El otro lado estaba completamente limpio y gris. La tristeza invadió mi corazón, la violencia de ese muro limpio me golpeó aún sabiendo previamente lo que iba a encontrar.

Las lágrimas aún acuden. Y aún lo hacen porque todos los esfuerzos, todos los símbolos a los que nos aferramos (la piedra del Superpop, traer una sección al Parque de Berlín, y demás manifestaciones) no sirven para evitar que se levanten muros nuevos.

¡Paf! Manotazo a la tristeza. Hay que arremangarse y seguir luchando por mantener el equilibrio.
¡Feliz tarde de domingo!

domingo, 11 de octubre de 2009

Pudin de corazón (o cómo tanto celebrar como consolar)


Hay un blog bien resalao que el otro día me acercó a la receta del budin, pudding o pudin (Ya ves, Pedro, que fui alumna aplicada y lo hice enseguida) Para la receta más "pura", y sin duda más graciosa, ir aquí, que yo por mi parte...hice lo que pude con lo que habia...
No puedo decir exactamente cuánta leche lleva...puesto que tomé la medida del molde más fácil que tenía para poder meterlo al baño maría en el horno, así que para no pasarme, puse 3/4 partes de leche (desnatada) de la altura del molde de corazón de silicona (utilizado otras veces aquí) puse esta leche a calentar con azúcar y canela (al gusto) y un poquito de azúcar avainillada que también tengo siempre. Un poquito de ralladura de limón, y empapé un trozo de pan duro (lo único que tenía, Pedro, ni siquiera quedaba reciente ¡mardita dieta!) y unos bizcochitos de esos duros que solo llevan harina, agua y huevo...muy sanos. Bien empapadito todo, y haciendo un espesor razonable, añadí 2 huevos batidos (la receta original lleva 4, pero la mía es más pequeña)
Pues nada, todo eso al molde de silicona (si no es así, engrasar y enharinar para que no se pegue) y al baño María, al horno precalentado, a 200 grados, 30-40 minutos. Delicioso, un éxito...era la primera vez que lo hacía. Tal vez le ponga más huevo la próxima vez.
Mi chico que andaba desanimado cuando se lo hice se alegró un montón...y es que no hay alegría con la tripa vacía ¡y qué tendrán los dulces que lo suavizan tanto todo!
Ya sé que estábamos a privación...algo laxa ya que hemos perdido "hinchazón". Con las modificaciones del ritmo de comida (procuramos desayunar más fuerte, para no cenar tanto) mi santo ya ha perdido 5 kg. Yo paso de pesarme, que me deprimo. Sigo la ley del espejo: Salgo de la ducha me miro, me veo maravillosa, chicha incluida, y a otra cosa mariposa por hoy. Por cierto...tuve que devolver la bici maravillosa, que no lo era tanto. El ejercicio me gustó, pero tenía razón mi cuñada...lo barato sale caro, y esta me duró 10 días. La oferta del carrefour de la bici elíptica resultó ser una patata que tenía más holgura que un pantalón de payaso, y a la décima sesión chirriaba y se movía más que yo. Defecto de fábrica...todas eran iguales y fallaban por el mismo sitio, así que me devolvieron el dinero y en esas estamos, en buscar en un sitio especializado una de verdad y en condiciones (y que cuestan un cojón, claro...) De momento me voy a andar rápido y a correr (poquito-poquito)...que es gratis.
Otoño benigno, hacía tiempo que no estaba tan marcada la estación. El sol ayuda a recuperar el ánimo, todo parece posible y no tan difícil. Aquella familia cercana que tanto nos preocupaba, ve la luz...las pruebas dan todo limpio y sin órganos afectados. La felicidad y la estabilidad vuelven a abrirse paso entre nauseas y escalofríos de la santa puta quimio que aún les dura...El milagro fue posible...la vida se abre paso.
Y eso andamos esperando también, pero de otra forma ¡menos mal! esperar que nuestro pequeño milagro se produzca y también se abra paso y me ponga gorda, gorda pero de verdad...
De momento, y otra vez, como los danone cuando éramos pequeños...la desilusión de levantar la tapa y leer entre líneas un "siga buscando"
Feliz domingo de puente ¡¡si salisteis, sed prudentes!! (y sin haberlo querido, un pareado me ha salido)
Un gran abrazo

viernes, 2 de octubre de 2009

Tengo una corazonada


Porque sin sueños y sin ilusiones la vida es pesada que te mueres....y porque además cuando estos sueños son colectivos, el placer es triple....YO TAMBIÉN TENGO UNA CORAZONADA (manque la puñetera razón me diga que Río)