Hace años abrieron por aquí cerca un restaurante de comida oriental (que no chino, que los tenemos trilladitos también). Los dos nos moríamos por probar sushi y similares, y para allá que nos fuimos. La verdad es que era todo tan zen que daba gusto zen-ar allí. Somos muy sencillitos los dos y huimos sin querer de los ambientes recargados, así que allí estabamos como pez en el agua (o fuera de ella y en el plato)
Sea como fuere, no nos resultó tan fácil ir allí: en nuestra vida habíamos comido Sushi, ni sabíamos como comerlo, ¡ni como pedirlo! Menos mal que nos guardamos la vergüenza en el bolsillo, declaramos abiertamente que no teníamos ni idea y que nos pusieran lo que buenamente les pareciera bien.
Nos asesoraron muy bien, explicándonos qué era cada cosa, nos pusieron una especie de degustación de la cual nos gustó absolutamente todo. Bueno, todo no. Yo probaba lo que me habían dicho que era Jengibre...y la verdad, me parecía como comer fairy en láminas, además de la sensación rarísima que me dejaba en la boca....la pobre maitre se acercó corriendo para explicarnos que eso sólo se toma un poquito entre platos, para limpiar el sabor anterior y probar el siguiente: algo así como el sorbete de champán que ponen en las bodas ¡ay lo que hace la ignorancia!
También aprendimos que el Wasabi (creo que se escribe así), una salsita verde que ponen, y que pica como mil demonios, no se come tampoco tal cual, sino que se deslíe un poquito en un vinagre especial, donde luego irás mojando levemente los trozos de sushi. Aunque algunos valientes por lo visto lo toman aplicado cual pomada directamente encima ¡pufffff!
La verdad es que eso de comer pescado crudo a la gente le puede echar un poco para atrás: no fue nuestro caso, porque realmente no había apariencia de pescado crudo, y si lo había era tan fino que era inapreciable esa condición, no así su sabor ¡excelente!
El caso es que nos gustó muchísimo, tanto que probábamos las diferentes marcas de sushi fresco que venden por ahí en bandejitas. Las hay mejores, y las hay más secas...hasta que ya por fin, mi santo encontró un estupendo pack para hacerte ¡tu propio sushi en casa! Lo venden en el Supercor, o supermercados de El Corte Inglés, y hombre, luego puedes comprar en el chino de tu barrio los ingredientes por separado, pero para empezar y situarte, por 6 euros (pescado aparte) no está nada mal.
En el pack, si mal no recuerdo, viene la esterilla para luego enrollar, láminas de alga secas, dos paquetitos de arroz especial (aunque luego con SOS se soluciona la papeleta), vinagre de arroz...y creo que nada más. Los rellenos ya los preparas tú muy finitos y con mucho amor y paciencia, tal y como hace mi santo, que se entretiene un porrón de rato seleccionando, cortando, colocando...
Una vez tenemos cocido el arroz según las instrucciones, añadimos un poco de vinagre de arroz para compactarlo y que no se despegue.
El caso es que nos gustó muchísimo, tanto que probábamos las diferentes marcas de sushi fresco que venden por ahí en bandejitas. Las hay mejores, y las hay más secas...hasta que ya por fin, mi santo encontró un estupendo pack para hacerte ¡tu propio sushi en casa! Lo venden en el Supercor, o supermercados de El Corte Inglés, y hombre, luego puedes comprar en el chino de tu barrio los ingredientes por separado, pero para empezar y situarte, por 6 euros (pescado aparte) no está nada mal.
En el pack, si mal no recuerdo, viene la esterilla para luego enrollar, láminas de alga secas, dos paquetitos de arroz especial (aunque luego con SOS se soluciona la papeleta), vinagre de arroz...y creo que nada más. Los rellenos ya los preparas tú muy finitos y con mucho amor y paciencia, tal y como hace mi santo, que se entretiene un porrón de rato seleccionando, cortando, colocando...
Una vez tenemos cocido el arroz según las instrucciones, añadimos un poco de vinagre de arroz para compactarlo y que no se despegue.
Se extiende la lámina de alga, y con los dedos húmedos se extiende para que quede moldeable, y se coloca el arroz por encima.
En un plato tendremos preparadas tiritas de pepino, zanahoria, palitos de cangrejo, salmón (crudo o ahumado), una pequeña tortillita a la francesa etc, las cuales colocaremos en una fila a lo ancho de la lámina, para posteriormente ir enrollando y compactando ayudándonos con la esterilla:
Una vez enrollado se quita la esterilla, y se corta en rodajas cual morcilla, con mucho cuidadín:
Así va quedando emplatado
En cuenquitos de salsa individuales se presenta un poquito de vinagre, donde cada uno desleirá el wasabi que desee, y donde como dije antes, se irán mojando poco a poco (y con palillos ¿¡eh!?) los diferentes trocitos, además de el jenjibre.
¡Riquísimos, y una forma diferente de comer sano y ligero, además llenan muchísimo!
Nuestro reto es aprender más formas de sushi, ya que esta no es ni mucho menos la única presentación ¡lo que se estará riendo de nosotros algún japonés si nos lee!
Pues eso: que mi santo me hace tilín...y si hay algo que me gusta más que cocinar, es comerme lo que él me cocina.
¡Que tengáis un gran finde!