lunes, 24 de octubre de 2011

Receta para escribir cuando no sabes de qué escribir

Si no te apetece escribir, lo tienes fácil. No tienes más que tirarte a la bartola y no escribir nada.

Si te apetece escribir,  las opciones para hacerlo (que no sobre que hacerlo) se reducen, pero aun así se pueden enumerar:

Opción A: Si tienes sentido del ridículo, lo que hará que no escribas cualquier cosa, o bien la sometas a un riguroso filtro, o peor, a que tengas entradas en borradores que posiblemente no vean nunca la luz.

Opción B: Si no lo tienes. Cualquier chorrada será buena para escribir. Post diario asegurado, y hasta dos. Con chorrada no digo un post malo. El mundo es de los valientes, y de los creativos que de una caca hacen una obra de arte.

Opción C: Tienes un blog si no temático, si cuasi-temático. Las opciones para escribir si no eres supermegacreativa  y prolífica se reducen dramáticamente.

Opción D: Tienes un blog como un cajón de sastre (que tiene de todo, no desastre como se suele, erróneamente, decir) Parecido a no tener sentido del ridículo: cualquier cosa vale.

Opción E: Eres flexible cual junco. Tienes temática en tu blog, pero te la sopla.

Opción F: Eres rígida como un poste de teléfonos. Tienes temática en tu blog, pero no te la sopla.

Opción G: En realidad no eres rígida, pero adoptaste la opción de la coherencia como el undécimo mandamiento de la ley de dios. Esto a efectos prácticos significaría no salirse de la temática del blog.

Está escrito en femenino porque está escrito para mí.

Si has llegado hasta aquí sin dejar de leer, eres fiel y leal seguidor-seguidora. Continuar es libre, pero advierto que voy a dejarme llevar por el absurdo.

Amor y cocina cotidiana: Disección

Por temas:

-Amor cotidiano: creo que últimamente estoy bastante babas con el asunto, tanto con el amor por el santo como por las niñas. Es innegable que vivo los mejores momentos de mi vida hasta ahora, pero he llegado a sentirme mal, o pesada contándolo, cuando no culpable por la gente que ahora no lo está pasando precisamente bien por la carencia de alguna de ellas.

-Cocina cotidiana: Mantenemos el orden en casa con “relativa” facilidad. Tal vez sea haber estado esperando con la espada en alto el caos del segundo hijo, ese multiplicar el trabajo por tres que nos ha llevado a estar esperándolo con la fuerza, la paciencia y la resignación como si fuera por cuatro. El caso es que este aparente orden y tranquilidad ha aniquilado una de nuestras principales aficiones: la cocina.

Algo tenía que morir en el intento, y es ahora, repasando, cuando soy consciente de lo que ha sido. Hemos renunciado a echar la tarde cocinando a cambio de llevar la plancha al día y de evitar que los pelos de la perra corran felices por la casa en manadas y de salir al parque mientras al sol le quede calor.

Debí darme cuenta cuando desde hace dos sábados, no hacemos nuestra cena especial para los dos, y acabamos cenando lo que le apeteció a cada uno…

En fin…que no es que comamos mal, es que comemos sencillo de la muerte: sopa de brick, crema fácil de verduras, ensalada, legumbre y plancha. Mucho pescado y poca carne, tan poca que ahora el congelador tiene sobre todo pescado fresco que congelo, y salgo alguna vez entre semana a por alguna carne, cuando antes era al revés.

Cuando empecé a escribir este post, lo hice tras buscar entre las imágenes de todas las fotos que les hacemos a nuestros platos. Tengo cientos, sin publicar post. Pensé que viéndolas tal vez se me ocurriría alguna.

Y solo me he fijado en una pensando en mi amigo Valdomicer, en el que pienso cada día (no te lo vayas a creer ¿eh?) porque le debo una cosa que por falta de tiempo, y sobre todo de organización, aun no está en sus manos. Y porque desde que tuvo la desgracia, para él, como buen comedor que es, de que le pusieran a dieta estricta, no hago más que darle vueltas a alguna receta sana que le provoque.

Y es que los remordimientos con respecto a la falta de cuidados a amigos, virtuales, reales y verticales, también aprietan en esta vorágine de pañales, risas, mocos, ocurrencias, toses secas, trastadas, toses de flemas, reflexiones sesudas, pediatras, trabajos de primaria, excursiones y jalogüinis varios, concursos de calabazas, buenas notas académicas y malas de comportamiento, periodos de adaptación y vuelta al trabajo….Si, aprietan…

Pues eso, a lo que iba al principio, que me he distraído. Pues si tienes un blog de cocina, miras las fotos y coges una receta y escribes. O más bien vomitas, como yo llevo haciendo ya media hora.

La siguiente es una ensalada de nuestra invención, y a la que perfectamente se puede sustituir la pasta por lechugas varias y canónigos y un puñadito de pasta más pequeña (sobre todo si hay niños en la casa, a los que pondremos más cantidad de pasta…lo verde para nosotros)

En este caso fueron unos macarronazos indecentes que compramos por avariciosos, y porque fuimos a comprar con hambre, cosa que cualquiera con dos dedos de frente sabe que no debe hacer porque:

A.  Si vas a por pasta fina, te traerás los macarrones más bastos, más caros y más groseramente grandes que encuentres.

B.  Además de los macarrones bastos, es posible que también te traigas 4 bolsas de patatas varias, el lote de 6 donuts a 2,15 y natillas para un regimiento.

La foto queda preciosa, pero el plato quedo basto como un bocata de chapas, no lo recomiendo. Lo importante de este plato es la salsa, que lleva:

-Un bote de tomate entero pelado escurrido: quitar el caldo ese que sabe a conservante. Triturar brevemente el tomate en el vaso de la batidora o túrmix. Digo brevemente porque nos deberían quedar algunos trocitos pequeños de tomate, no hacer un puré.

-Añadir orégano de forma generosa. Por supuesto, si es fresco, mejor.

-Bien de aceite de oliva virgen extra

-Un diente de ajo bien picadito, lo más minúsculo que podáis

-Una lata de anchoas picada finita (no como la de la foto, que fueron enteras).

-Aceitunas negras cortadas en rodajas o en trocitos. Al gusto.



Todo se mezcla, pero ya no se pasa más la túrmix. Se reparte por encima de la ensalada, ya sea de lechugas, o de lechugas con pasta, o de pasta sola.

Podemos añadir si queremos salmón  o trucha ahumados. Es una cena ligera y estupenda, y plato único con todos los alimentos representados.

Y ya está. Esta es la receta para escribir un post sin tema, pero con ganas de escribir.

Porque temas es cierto que tengo, pero no todos me apetece contarlos por tristones…será que se acerca noviembre, y me pongo mohína ¡tan feo es este mes!

¡Abrazos apretaos!

jueves, 6 de octubre de 2011

El amor y esas cosas no medibles

¡Ay amor!


Si yo te hubiera encontrado a mis 85, en vez de a los 16; cuando tú tuvieras 60, en vez de los 15 que tenías…. ¡también me habría casado contigo!


¡Gracias por estos nueve años de casados!


sábado, 1 de octubre de 2011

El Helicóptero (u Oda a la lavadora II)

En capítulos anteriores me preguntaba yo si tanto chollo junto (Whirlpool, digital, con inicio diferido, 8 kg de carga, 1200 rpm y A++ de eficiencia energética y un porrón de programas aunque JAMAS los vaya a usar) por el módico precio de 279 talfis era un sueño o es que se les había caído el trasto en el almacén, y nosotros cargábamos con el muerto.



El caso es que al día siguiente, a la hora prometida, por la mañana, apareció el señor con ella. Como el santo está de vacaciones aun, quedó encargado de recibirla y atender al señor que amablemente nos la iba a dejar instalada y funcionando.



A las dos horas de la hora L (L de lavadora) el santo me llama:



-¿Qué tal?

-Mal

-¿Y eso?

-No cabe

-¿Cómo que no cabe?

-Que no cabe por la puerta



Rememoremos la conversación el día anterior cuando al volver de la tienda nos regocijábamos y frotábamos las manos por nuestra gran suerte. Va el santo y dice:



-No la hemos medido

-No hace falta-digo yo autosuficiente-son estándar…¡and poorssss!

Y me meo toda yo de la risa de mis tonterías, y borracha de éxito por el ofertón del mes.

-Todas miden 60, cariño, no hay problema, entro una y entrara la otra….


Inciso: No penséis que somos unos inconscientes “sin medida”…no tenemos (teníamos) problemas con las medidas porque  la lavadora no esta encastrada en la cocina, sino que la tenemos en el tendero, con espacio suficiente para ella y la secadora.



Pues eso. Volvemos al punto en el que el santo pronuncia las terribles palabras que nadie querría oír de su santo:


NO CABE

-¿Cómo metimos la otra?

-Que no cunda el pánico-digo mientras recuerdo- a la otra lavadora le quitaron la tapa, que sobresalía, y la metieron de lado.

-Ya, pero es que esta mide 60x60. Es completamente cuadrada. Es un mazacote, y nuestro marco tiene un espacio de 57 cm. El tío de las lavadoras se ha ido.

-¿Cómo que se ha ido? ¿Y qué hacemos?

-Pues quitar el marco del tendedero. Para ganar unos centímetros. Y si no cabe, pues la devolvemos y ya está.

(¡Y una leche! Pienso yo. Aunque sea la ponemos en el recibidor de casa, con un plato para dejar las llaves, y un tapete de ganchillo, pero yo no pienso descambiar una Whirlpool, digital, con inicio diferido, 8 kg de carga, 1200 rpm y A++ de eficiencia energética y un porrón de programas aunque JAMAS los vaya a usar por el módico precio de 279 euros)

Pero no se lo digo, claro. Porque está solo, decidiendo desmontar un marco de aluminio blanco de un tendedero de ladrillo visto, que vete tú a saber si va a poder desmontarlo, pasar solo la lavadora, conectarla toda, y volver a poner el marco.

Mis compañeras alucinan en colores con la operación marco. Aseguran que sus maridos quizá fueran capaces de quitarlo….ponerlo jamás.

Yo aun no sabía de la determinación de mi santo a que la lavadora ocupara su trono junto a la secadora. Por lo visto la conversación con el transportista fue la siguiente tras colocar y recolocar la lavadora en la puerta del tendedero:

-No entra-resopla el chaval

-Si entra-dice el santo con absoluta seguridad

-¿Cómo? ¿Por qué lo has medido?

-No, porque lo digo yo-afirma rotundo

Por sus pelendengues, vaya.

El transportista le sigue un rato la corriente, uno empuja y recoloca de un lado por la delantera, el santo justo enfrente por la trasera. Finalmente el chaval, con infinita ternura, para, le coge las manos a mi santo encima de la lavadora  y todo lo dulcemente que puede, le dice mirándole tiernamente a los ojos:

-No entra…

Mi santo se rebela con un grito visceral Aaaaaaaaaaaaaaaaaargggggggggggggggggggggggg (esto ya es peliculero de mi cosecha) ¡vete entonces y déjame solo con ella, cobarde!

Bueno, el resultado ya está colocado felizmente en el tendedero. Cuando llegué de trabajar las únicas pruebas de lo ocurrido eran un recogedor lleno de restos de silicona del marco…y una lavadora reluciente, con un pedazo de bombo que parece un agujero negro y que me permitiría por su tamaño lavar suavemente en un programa corto y delicado a mis dos hijas juntas. El santo dijo que entraba…y vaya si entró. Aunque para ello hubo de quitar todo el marco y hasta la persiana interior (que no hacía falta, pero así se aireo)

A estas alturas de la película no es difícil de imaginar cual era la tara del bicharraco: es un mazacote cuadrado impresionante que entre otras lavadoras no destacaba, y la verdad que en el tendedero tampoco mucho, pero es de comprender que si la mayoría de la gente va con unas medidas para encastrar en la cocina…esta pobre se quedara la última del baile, como las feas.

Hasta que aparecieron unos inconscientes sedientos de algo donde echar el detergente, claro.

Mi santo siempre dice que hay gente que nace con estrella, y otros estrellados. En este caso si hacemos separación de bienes, y no gananciales, la de la estrella soy yo, que sigo disfrutando del chollo de haber encontrado una Whirlpool, digital, con inicio diferido, 8 kg de carga, 1200 rpm y A++ de eficiencia energética y un porrón de programas aunque JAMAS los vaya a usar por 279 euros, y el estrellado fue el, que se paso toda la mañana desmontando, empujando, instalando y montando cosas para que siguiera siendo un chollo para mí.

La he puesto 3 veces y cada una en un programa diferente ¡bien! Tal vez consiga esta vez usarlos todos, y usarlos correctamente.

Aun instalada sigue sin ser oro…oírla centrifugar a 1200 rpm es lo mas temeroso que he escuchado últimamente. Parece que tenemos un helicóptero esperando despegar en nuestro tejado.

Aun así, puedo vivir con ello.

Eso si la vecina puede soportarlo también, ¡y no sube a cantarme las cuarenta!