Si no te apetece escribir, lo tienes fácil. No tienes más que tirarte a la bartola y no escribir nada.
Si te apetece escribir, las opciones para hacerlo (que no sobre que hacerlo) se reducen, pero aun así se pueden enumerar:
Opción A: Si tienes sentido del ridículo, lo que hará que no escribas cualquier cosa, o bien la sometas a un riguroso filtro, o peor, a que tengas entradas en borradores que posiblemente no vean nunca la luz.
Opción B: Si no lo tienes. Cualquier chorrada será buena para escribir. Post diario asegurado, y hasta dos. Con chorrada no digo un post malo. El mundo es de los valientes, y de los creativos que de una caca hacen una obra de arte.
Opción C: Tienes un blog si no temático, si cuasi-temático. Las opciones para escribir si no eres supermegacreativa y prolífica se reducen dramáticamente.
Opción D: Tienes un blog como un cajón de sastre (que tiene de todo, no desastre como se suele, erróneamente, decir) Parecido a no tener sentido del ridículo: cualquier cosa vale.
Opción E: Eres flexible cual junco. Tienes temática en tu blog, pero te la sopla.
Opción F: Eres rígida como un poste de teléfonos. Tienes temática en tu blog, pero no te la sopla.
Opción G: En realidad no eres rígida, pero adoptaste la opción de la coherencia como el undécimo mandamiento de la ley de dios. Esto a efectos prácticos significaría no salirse de la temática del blog.
Está escrito en femenino porque está escrito para mí.
Si has llegado hasta aquí sin dejar de leer, eres fiel y leal seguidor-seguidora. Continuar es libre, pero advierto que voy a dejarme llevar por el absurdo.
Amor y cocina cotidiana: Disección
Por temas:
-Amor cotidiano: creo que últimamente estoy bastante babas con el asunto, tanto con el amor por el santo como por las niñas. Es innegable que vivo los mejores momentos de mi vida hasta ahora, pero he llegado a sentirme mal, o pesada contándolo, cuando no culpable por la gente que ahora no lo está pasando precisamente bien por la carencia de alguna de ellas.
-Cocina cotidiana: Mantenemos el orden en casa con “relativa” facilidad. Tal vez sea haber estado esperando con la espada en alto el caos del segundo hijo, ese multiplicar el trabajo por tres que nos ha llevado a estar esperándolo con la fuerza, la paciencia y la resignación como si fuera por cuatro. El caso es que este aparente orden y tranquilidad ha aniquilado una de nuestras principales aficiones: la cocina.
Algo tenía que morir en el intento, y es ahora, repasando, cuando soy consciente de lo que ha sido. Hemos renunciado a echar la tarde cocinando a cambio de llevar la plancha al día y de evitar que los pelos de la perra corran felices por la casa en manadas y de salir al parque mientras al sol le quede calor.
Debí darme cuenta cuando desde hace dos sábados, no hacemos nuestra cena especial para los dos, y acabamos cenando lo que le apeteció a cada uno…
En fin…que no es que comamos mal, es que comemos sencillo de la muerte: sopa de brick, crema fácil de verduras, ensalada, legumbre y plancha. Mucho pescado y poca carne, tan poca que ahora el congelador tiene sobre todo pescado fresco que congelo, y salgo alguna vez entre semana a por alguna carne, cuando antes era al revés.
Cuando empecé a escribir este post, lo hice tras buscar entre las imágenes de todas las fotos que les hacemos a nuestros platos. Tengo cientos, sin publicar post. Pensé que viéndolas tal vez se me ocurriría alguna.
Y solo me he fijado en una pensando en mi amigo Valdomicer, en el que pienso cada día (no te lo vayas a creer ¿eh?) porque le debo una cosa que por falta de tiempo, y sobre todo de organización, aun no está en sus manos. Y porque desde que tuvo la desgracia, para él, como buen comedor que es, de que le pusieran a dieta estricta, no hago más que darle vueltas a alguna receta sana que le provoque.
Y es que los remordimientos con respecto a la falta de cuidados a amigos, virtuales, reales y verticales, también aprietan en esta vorágine de pañales, risas, mocos, ocurrencias, toses secas, trastadas, toses de flemas, reflexiones sesudas, pediatras, trabajos de primaria, excursiones y jalogüinis varios, concursos de calabazas, buenas notas académicas y malas de comportamiento, periodos de adaptación y vuelta al trabajo….Si, aprietan…
Pues eso, a lo que iba al principio, que me he distraído. Pues si tienes un blog de cocina, miras las fotos y coges una receta y escribes. O más bien vomitas, como yo llevo haciendo ya media hora.
La siguiente es una ensalada de nuestra invención, y a la que perfectamente se puede sustituir la pasta por lechugas varias y canónigos y un puñadito de pasta más pequeña (sobre todo si hay niños en la casa, a los que pondremos más cantidad de pasta…lo verde para nosotros)
En este caso fueron unos macarronazos indecentes que compramos por avariciosos, y porque fuimos a comprar con hambre, cosa que cualquiera con dos dedos de frente sabe que no debe hacer porque:
A. Si vas a por pasta fina, te traerás los macarrones más bastos, más caros y más groseramente grandes que encuentres.
B. Además de los macarrones bastos, es posible que también te traigas 4 bolsas de patatas varias, el lote de 6 donuts a 2,15 y natillas para un regimiento.
La foto queda preciosa, pero el plato quedo basto como un bocata de chapas, no lo recomiendo. Lo importante de este plato es la salsa, que lleva:
-Un bote de tomate entero pelado escurrido: quitar el caldo ese que sabe a conservante. Triturar brevemente el tomate en el vaso de la batidora o túrmix. Digo brevemente porque nos deberían quedar algunos trocitos pequeños de tomate, no hacer un puré.
-Añadir orégano de forma generosa. Por supuesto, si es fresco, mejor.
-Bien de aceite de oliva virgen extra
-Un diente de ajo bien picadito, lo más minúsculo que podáis
-Una lata de anchoas picada finita (no como la de la foto, que fueron enteras).
-Aceitunas negras cortadas en rodajas o en trocitos. Al gusto.
Todo se mezcla, pero ya no se pasa más la túrmix. Se reparte por encima de la ensalada, ya sea de lechugas, o de lechugas con pasta, o de pasta sola.
Podemos añadir si queremos salmón o trucha ahumados. Es una cena ligera y estupenda, y plato único con todos los alimentos representados.
Y ya está. Esta es la receta para escribir un post sin tema, pero con ganas de escribir.
Porque temas es cierto que tengo, pero no todos me apetece contarlos por tristones…será que se acerca noviembre, y me pongo mohína ¡tan feo es este mes!
¡Abrazos apretaos!