Me desmarco de mi linea habitual del blog (amor y cocina cotidiana) con un post sobre crianza. Prescindo hoy de la cocina, pero no del amor, que es lo que subyace en la crianza de nuestros hijos, más o menos acertada, porque en todos los casos (al menos en la mayoría) ésta suele estar guiada por el amor y no por la falta de interés por el bienestar de nuestros hijos.
¿Por qué un post ahora sobre esto?...bueno, estoy criando a mi nena, ya de 6 años, y esperando como sabéis a la siguiente ¡¡¡qué largo se me está haciendo y qué ganas tengo de verla!!
Y como visito post de padres en edad de criar como nosotros, pues hay veces que dejo comentarios taaaaaaaan gigantes, que pienso ¡si esto es un post! Así que eso hago. Traer aquí mi opinión sobre el tan manido y controvertido tema del sueño de los niños, del colecho sí, colecho no, Stivill monumento, o Stivill hoguera.
Pues bien, mi opinión principal, en el título la traigo: El método Estivill y el colecho, son la misma cosa. O al menos, ambos sirven para lo mismo: que padres e hijos duerman, descansen y disfruten felices y sin ojeras unos de otros. ¿En qué me baso, y cuales son mis argumentos?
Leyendo bien el libro de Estivill, y asegurándonos SIEMPRE que no hay razón para llorar (enfermedad, hambre, nerviosismo por cambios externos) tal y como él propone, funciona.
Todos los niños todos, todos, se despiertan varias veces por la noche.
Muchas veces.
TODOS LOS NIÑOS.
SIN EXCEPCIÓN.
Para dormirse de nuevo necesitan consolarse, necesitan saber consolarse. Si normalmente se duermen con la mano de mamá...cada vez que me despierte, necesitaré la mano de mamá: pues lloro y viene mamá.
Si yo he aprendido a dormir con el tete, y con un oso, siempre el mismo, cuando me despierte, lo veré, me sentiré bien de nuevo al ver que el oso sigue ahí, y podré volver a dormirme. No es enfermedad, no es soledad, es el hábito de lo que necesito para dormir.
Es cuestión de con qué enseñamos a dormir a nuestros hijos.
¿Por qué un post ahora sobre esto?...bueno, estoy criando a mi nena, ya de 6 años, y esperando como sabéis a la siguiente ¡¡¡qué largo se me está haciendo y qué ganas tengo de verla!!
Y como visito post de padres en edad de criar como nosotros, pues hay veces que dejo comentarios taaaaaaaan gigantes, que pienso ¡si esto es un post! Así que eso hago. Traer aquí mi opinión sobre el tan manido y controvertido tema del sueño de los niños, del colecho sí, colecho no, Stivill monumento, o Stivill hoguera.
Pues bien, mi opinión principal, en el título la traigo: El método Estivill y el colecho, son la misma cosa. O al menos, ambos sirven para lo mismo: que padres e hijos duerman, descansen y disfruten felices y sin ojeras unos de otros. ¿En qué me baso, y cuales son mis argumentos?
Leyendo bien el libro de Estivill, y asegurándonos SIEMPRE que no hay razón para llorar (enfermedad, hambre, nerviosismo por cambios externos) tal y como él propone, funciona.
Todos los niños todos, todos, se despiertan varias veces por la noche.
Muchas veces.
TODOS LOS NIÑOS.
SIN EXCEPCIÓN.
Para dormirse de nuevo necesitan consolarse, necesitan saber consolarse. Si normalmente se duermen con la mano de mamá...cada vez que me despierte, necesitaré la mano de mamá: pues lloro y viene mamá.
Si yo he aprendido a dormir con el tete, y con un oso, siempre el mismo, cuando me despierte, lo veré, me sentiré bien de nuevo al ver que el oso sigue ahí, y podré volver a dormirme. No es enfermedad, no es soledad, es el hábito de lo que necesito para dormir.
Es cuestión de con qué enseñamos a dormir a nuestros hijos.
Creo que esta preciosidad se llama Aimar, lo encontré en la red aquí en este blog
Si esto no lo hicimos desde el principio (crear un entorno seguro, y predecible y una manera siempre igual de dormir: oso, mi cuna, mi móvil...que me permita volver a dormirme sólo por muchas veces que me despierte) pues tendremos que enseñárselo, o permitirles tener toda la noche con lo que se han acostumbrado a dormirse: TÚ. Lo que se viene llamando colecho.
Y Estivill propone la manera de corregir el desajuste que tiene el niño cuando ni se da colecho (padres) ni se da sustituto. Y hace falta no un corazón duro, sino entender esta teoría: voy a sustituirme a mí misma en las 1000 veces que un niño (TODOS) se despiertan sin motivo durante la noche, por algo que le haga sentir igual de bien los 3 segundos que dura ese despertar.
En realidad, el tiempo que tienen que emplear en reclamarnos, despertarse, espabilarse y llorar porque nos necesitan para volverse a dormir, no sólo perjudica a los padres, les está perjudicando enormemente a ellos, que transforman los 3 segundos que emplearían en volverse a dormir si al abrir los ojos, vieran que todo sigue igual (su oso, o su mantita, su chupete, o lo que sea) en un rato inevitablemente más largo mientras ven que no estás, te llaman llorando y vas.
La demostración de esto, de que necesitan lo mismo para volverse a dormir...es que cuando duermes toooooda la noche con ellos, ¡eso no pasa! ¿por qué? Porque abren los ojos un segundo, y tú, tu objeto para dormirse, ¡está ahí!
No es difícil entender entonces la necesidad de introducir, si no lo hicimos desde el principio algo constante y consistente que le haga dormirse seguro y que esté ahí todas las veces que se despierte.
Dos opciones para que duerman sin espabilarse en todos esos despertares (malo es para un adulto la falta de sueño...pero para un niño que crece durante éste, y organiza su desarrollo neuronal...es mucho peor) Dos opciones digo:
-O duermes todas las noches con él (colecho) de forma que repito, no llorará porque las 1000 veces que se despierte, tú estás y se duerme automáticamente sin necesidad de llorar y espabilarse.
-O le enseñas (Estivill te ayuda) a dormirse con un sustituto seguro que siempre esté, se despierte las veces que se despierte. Repito como el ajo: oso, chupete, mantita, muñeco etc "Toma cariño, aquí te dejo tu oso, que estará cuando te despiertes para que te puedas volver a dormir, mira, le dejo muchos besitos para ti"....¿que llora? Vuelves a entrar, ¿estás bien? ¿si? mira, ahora vas a dormir, con tu oso...
El colecho para dormir todos (especialmente los niños) funciona. Es el mismo principio, la misma lógica. Las ventajas del colecho son evidentes. Las desventajas, también (en la foto del colecho, no sé qué hicieron para traer hermanitos para el mayor ¡no quiero pensarlo!) amén de que uno tendrá que ser consecuente con el tiempo que puede dilatarse éste, y/o cuando ponerle fin si es que el niño no reclama cama para él solo ni a los 9 años...
Si el Estivill, después de 3 días no funciona, es porque no se está haciendo bien, y habrá que pedir ayuda para aplicarlo correctamente si se quiere no ya solo descansar, sino que lo hagan los niños en condiciones y su crecimiento y desarrollo sea correcto.
Andar a caballo entre ambos “métodos” o “corrientes” es inconsistente y perjudicial para nuestros hijos. Hay que decidirse por una opción, o por otra.
¿Por qué?Porque cuando un niño duerme la noche entera, ya sea por colecho (despertar-veo a los papás con los que me dormí-me duermo) o por Stivill (despertar-veo al oso con el que me dormí-me duermo) me permite distinguir perfectamente si mi hija está enferma, o está nerviosa por cambios en su vida, en su guarde, en su cole, etc.
Porque si mi hija duerme bien todas las noches, porque sabe cómo dormirse…las pocas veces que llore, lo hará con razón.
¿Cómo se puede distinguir cuando un niño llora porque necesita el objeto-persona con el que se durmió de cuando está enfermo o te necesita por otra razón?
No se puede distinguir, si el niño no tiene ese hábito correcto de sueño (ya sea por compañía de padres o de sustitutivos). Por lo que se impone la necesidad de enseñarles a dormir, o continuar como hasta ahora, levantándoos siempre porque siempre os quedará la duda.
Yo apliqué el Estivill suavemente desde el principio (siempre la misma rutina de sueño y objetos) así que siempre que mi hija lloró (con los 10 dedos de la mano me sobra) fue porque me necesitaba de verdad.
Que en esa enseñanza del hábito de dormir, vosotros decidáis ser su objeto seguro (colecho) o se elija un objeto sustituto (Estivill) es una decisión totalmente personal. Pero hay que tomar ya una de las dos, no estar entre ninguna.
Cuando me refiero a que Estivill y el colecho dicen lo mismo me refiero a la forma, es decir, a que los niños necesitan para volver a dormirse lo mismo con lo que se durmieron la primera vez. El fondo del colecho es que los niños han de dormir acompañados siempre, como todos los mamíferos. El fondo de Stivill, si mal no recuerdo de su lectura, obvia esta filosofía para centrarse en el mecanismo del sueño, que a mi modo de ver, lo describe muy acertadamente y cuyo método bien aplicado para los padres que no quieren colecho, es muy eficaz y no priva a los niños de su merecido descanso, así como tampoco les priva de su compañía. Quien diga que el método Estivill permite o predica que hay que dejarles llorar por horas...no lo ha leido o no lo ha entendido.
¡Abrazos para todos!