jueves, 29 de julio de 2010

De perritos y de estrellas (o historias de complicidad)

Tengo un barrigón que se me sale. Pasado mañana hago 16 semanas de embarazo, y mi tripa no es proporcional al tiempo. Cuando la gente inevitablemente me hace la bi-pregunta (¿de cuanto estás? ¿Es niño o niña?) inevitablemente también se sorprenden cuando les digo de lo poquito que estoy.





Claro, que como dicen las entendidas...con el segundo, se nota más. Ya como bien y sano...las nauseas de las primeras 14 semanas me han dado un poco de licencia para comer lo que me apetecía, y claro, eso también se añade al "paquete". Tengo la nariz extremadamente seca, con lo cual es fácil que me sangre ligeramente, así que me acuerdo de Uma, aunque a mí sólo me pasa de vez en cuando. Y pese a las naúseas, que van disminuyendo, y el ardor de estómago, que va avanzando ¡¡Tengo hambre!! siempre tengo ganas de comer.





El otro día tuve que bajar a Madrid y dejar el coche en un sitio diferente que me obligó a caminar por una acera por la que aún no lo había hecho. A determinada altura de la calle con el rabillo del ojo detecté un color granate familiar, con unas letras características: levanté la vista y allí estaba, la cafetería Nebraska. Es indescriptible la alegría que me llevé ¡qué simplicidad! ¿por qué?






¿Recordáis la película Sólo los tontos se enamoran?









Sin entrar en más detalles y argumentos, la protagonista (que casualmente, como yo, también está embarazada) hace traer de Nueva York los perritos favoritos de su amado, de una esquina concreta.



Puedo prometer y prometo que ya antes de ver la película, esto YO ya lo hacía. Que siempre que bajaba a Madrid y me pillaba por el centro, por la Gran Vía, intentaba llevar siempre a mi chico a casa, pese al viaje de 50 km, sus perritos de Nebraska o del Can, como él siempre los llamaba. Los perritos de su niñez, el sabor del perrito de su infancia. Algo tan inaccesible cuando ya no vives en la capital, como al protagonista de la peli, al que se lo encarga su chica a Nueva York como regalo de cumpleaños. Adoro la cara que pone cuando le digo que le traigo una sorpresa, y el muy tontorrón olvida que subo de la capitá (y que si pasé por un Nebraska, se lo compré), y le entrego su cajita/s de poliuretano amarillenta con sus respectivos perritos mixtos con esa salsa de tomate especial Nebraska y una salsa de mostaza que sólo se encuentra allí.



Hacía tantos tantos meses (tal vez años) que no pasaba tan fácil por un Nebraska, que conduje emocionada todo el camino anticipando su alegría ¡tan fáciles somos a veces! ¡Y es tan sencillo además amar por el estómago! Tuve que parar en un semáforo frente a un antiguo emplazamiento de mi trabajo actual. ¡Qué casualidad! No por pasar por allí, que es algo habitual, sino porque paré justo donde debía hacer unos 8 años, en un día de julio como hoy día más, día menos; que nos faltaban pocos meses para casarnos.



Yo por aquel entonces trabajaba a jornada partida en la capital del reino. Hasta agosto no tenía jornada intensiva, por eso recuerdo que era julio. Ese día mi madre, una de mis tías, y por entonces mi novio (hoy santo) comieron conmigo, y yo me fui a completar mi horario de tarde mientras me esperaban los tres para ir a ver los regalitos que ibamos a dar a nuestros invitados en una tienda que había por la calle donde trabajaba. Trabajo en balde, porque no encontrando nada lo suficientemente útil para que no terminara en los honorables cubos de basura de nuestros invitados, al final mi madre terminó fabricando a mano unas bolsas aromáticas con nuestras iniciales y mi tía rellenándolas de lavanda.





Pero el día de marras, ese día de julio en el que debían venir a buscarme a la salida del trabajo, les vi venir, yo contenta, con el agobio del calor, pero la alegría del sol y de la tarde por delante con mi chico y nuestras carabinas, y la perspectiva de casarnos ya tan por fin, y con nuestra casa por fin entregada hacía un par de escasas semanas.



Mi chico venía con una bolsa, grandecita. Les pregunté qué habían estado haciendo durante esas horas. Por supuesto, habían arrastrado a mi chico de tiendas mientras cotorreaban agusto. Y ellas, muy ladinas, y muy marujas y chivatas, se chivan y me ponen al tanto:



-Tu chico se ha empeñado en comprar unas sábanas, hemos hecho lo que hemos podido, ya le hemos dicho que no te iban a gustar-Oy oy oy-(Conste que adoro a mi madre, y a mi tía, y que recuerdo ese "corporativismo" femenino de "deja las cosas serias de decoración a las chicas, cariño" como una brujería más propia de suegra y tía-suegra, que de madre-tía carnales a mi favor.








En el semáforo en rojo me dió tiempo a mirar el sitio donde mi chico, tan decidido, extrovertido y echao pálante siempre él; me miraba con ojos de cordero degollado mientras las arpías (con todo mi amor) se frotaban las manos anticipando el "ya te lo decíamos, ya te lo decíamos". A esas alturas yo ya me estaba preguntando qué clase de sábanas habría comprado mi amor que le estaba dando material de tan primera mano a su suegra y una de sus tías-suegras. A cámara lenta recuerdo esos ojos mansos y casi asustados, mientras sacaba de la bolsa el famoso juego de sábanacolcha+almohada para enseñármelo.


De esa bolsa salió el juego más bonito que haya tenido en mi vida hasta el momento. Se trataba de una sábana fuerte encimera para el verano y una funda grande de almohada en azules noche degradados, de más claro (en noche) a más oscuro, cuajado de estrellas y con una luna preciosa tanto en la colcha como en la funda. Los ojos sin querer se me debieron de iluminar, al verlo, y al mirar a los de mi chico que recibía no ya triunfal, sino sabeedor de que era nuestro juego, hallado por él y comprado para los dos, y que no sólo le gustaba a él, sino que me iba a encantar a mí.


¿Cómo no iba a gustarme si desde que mi chico pudo entrar en mi casa de novios, me cuajó el techo de mi habitación de estrellas y constelaciones de las que se iluminan por la noche?


Esa mirada entre los dos tras ver las sábanas, esa mirada de "estamos en nuestro mundo, y estas son las estrellas y la luna que vemos" son para mí la base de definiciones como las de complicidad, y las de entender que el amor de pareja y el de familia son tan intensos y reales como diferentes. Y que como madres conoceremos como respiran nuestros hijos, pero sus parejas conocerán y compartirán cosas que jamás nos contarían a nosotros (o que nosotros mismos no hemos contado) Las personas-hijos somos diferentes de las personas-parejas, con objetivos e intereses diferentes y con perspectivas a veces opuestas.


Sirva esta pequeña anécdota de reafirmación del amor de mi madre (que sepáis que me lee), de mi infinito amor hacia ella, hacia mi hija y de lo que me sirven todas estas experiencias para enfrentarme a su crianza y a su mundo, y como no, a disfrutar el amor por mi santo.


Y como todo en mi vida parece estar relacionado, hasta los nombres de los post, un recuerdo para nuestra compañera rubia de cuatro patas (nuestra perra), que con sólo 7 años y por un tumor inoperable, nos ha abandonado hace ya 3 meses (no pude decir nada en su momento ¡vaya año!) y que para hacérselo más llevadero a nuestra nena, que nació cuando ella ya era nuestra mascota, le dijimos que aunque muerta, era Venus o la Estrella polar, para que pueda seguir viendola cada noche y lanzarla un beso y contarle sus cosas si ella quiere.


Pues eso, y termino como empiezo. De amor, de perritos y de estrellas ¡hasta siempre, compañera!




lunes, 12 de julio de 2010

De mundiales, de amores y ¡de tapas! (o Iker BerSus Sara)






No voy a ser muy original, pero es que estas cosas NO PASAN TODOS LOS DÍAS y si algo tiene que medirse en nuestra época por el número de entradas en San Goooooogle, pues que así sea. Que esta entrada que a continuación pongo se repita en 4 ó 5 de mis blogs favoritos, sólo es una demostración estadística de lo que debe estar pasando igual en el mundo bloguero-virtual...y qué leche ¡lo más comentado del día!





Si alguien pensaba que ganar LA COPA DEL MUNDO era todo...se equivocaba. El romance no podía faltar, el caballero se pasó por el refajo las supuestas buenas formas, los paripeses y la mal interpretada "profesionalidad" tan manida y sobada que a muchos no se les ha caido de la boca. Esa boca, no tan bonita como la que San Iker selló con un beso antes de llorar por no poder decir en Alta voz ¡Y GRACIAS A TI, QUE ME HAS APOYADO TANTO! Iker dulce, Iker emocional, Iker sensitivo y sensacional se puso delante de su novia, la princesa, que no aburrida ni inútil, y que no necesita la espada de su caballero como en épocas anteriores necesitaba cualquier doncella analfabeta, sino un compañero a la profesional, mujer, independiente, y que no necesita un hombre para vivir materialmente...pero sí espiritualmente.


-¿Y qué quieres que te cuente? (que no sepas tú de sobra cariño)
(....)
-Y quiero agradecer a mis padres, a mis hermanos (y, y, y, ¿de verdad tengo que fingir que tú, como periodista que estás ahí no perteneces a mi vida, y a lo que como hombre y persona he conseguido con mi equipo hoy? ¿de verdad tengo que fingir que no has tenido nada que ver? esto es para llorar, y es lo que voy a hacer AHORA)
Y Sara dice: -No te preocupes, hablemos de fútbol y luego...
-(Sí, claro, ¿de verdad ese pilotito rojo son más de 40 millones de personas mirando? Yo te debo mínimo un beso, que es lo menos que te puedo decir en este momento sin echarme a llorar NENA)



Debe de ser muy difícil que la vida te ponga pruebas así, en las que hayas de guardar unas apariencias durante tantos días para no dar más que hablar. Supuestas apariencias que otros, sin licencia ni vergüenza se permitieron criticar desde el primer día. A ellos les digo ¡pues menos mal que fue Sara a desconcentrarle! No llega a ir...y hubieran metido 25 goles por lo menos ¿a que sí? (leasé con risa socarrona)





El mundial también tiene romance, y eso lo hace lo más completo que se pueda disfrutar y compartir. Estoy orgullosa, no de nacer entre tal y cual frontera, pero sí de poder disfrutar con mis vecinos, de la provincia y la comunidad que sea, la identificación con unos colores. El deporte es como la vida, nada en exceso ni en defecto es bueno (abusar del deporte tampoco) y tiene mucho que enseñarnos. Quedémonos con el espíritu de equipo y la lucha por un objetivo común. Juntos podemos. Sólo no puedes, con amigos sí. Es de primera lección de, corrijo, La Bola de Cristal. Hoy España es toda roja con orgullo, y con orgullo se lleva la bandera que hace 2 meses aún tenía un solo significado. Si el fúmbol de Forges, y de mi docta profesora de literatura de 3º de BUP lo denominaba...une a las personas ¡¡¡Viva el fúmbol!!! ¡¡¡Viva España!!!





En serio, y con toda la seriedad de la que soy capaz de hablar...creo firmemente que un pais desquiciado como empezaba a ser el nuestro...necesitaba de verdad un momento kit-kat, un dejarse llevar, una ilusión y una meta común.




La foto es de Ilusión. Puede parecer infantil e inmaduro. Pero 11 personas sudan, mientras otros 11 están preparados por si tienen que sustituirlos. Y más de 40 millones de personas viven su esfuerzo como un símbolo, como si en ese campo jugaramos todos. Yo sólo veo en esa foto ilusión y empatía: TU SUEÑO ES MI SUEÑO.

Y el mundo, es de los que se atreven a soñar y a perseguir sus sueños y apoyar los de los demás.



¡Viva el fúmbol, Viva España y Viva la Selección!





¡Viva Iker y el amor!

También me ha encantado la pancarta con la que les han recibido en Barajas, tan emocionante y tan cierta: porque un país que es un poco más feliz, ve las cosas con más luz y es capaz de hacer muchas más cosas. Si tras 80 años hemos conseguido una Copa del Mundo ¡todo es posible!
"Bienvenidos a un pais más feliz"



Y el pulpo...que viva...pero no mucho rato ¡A la olla! Ya sé que repito receta de pulpo, como tapa tal y como prometía el título. Qué queréis....tanta emoción por el mundial, y tantos cuidados culinarios de mi santo...no me dejan pensar más allá.