sábado, 28 de diciembre de 2013

La comida sólo es una parte, el amor es la otra parte

Afortunadamente para todos, hay gente buena.

Food is one part, love is another part



El video está subtitulado, podéis ver el post original aquí.

No se me ocurre mejor manera de desearos, con retraso, Feliz Navidad. Hay esperanza.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Hazte extranjero

Cocinar para tres, y que coman quince...¡me encanta!



Yo les compro jamonyor, y ellos me hacen adorar nuestras compartidas idiosincarias.

No es mal cambio.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Libros de otoño 2013

En mi pueblo desde mitad de la crisis, ponen los sábados un mercadillo de cosas de segunda mano, y artesanías varias. Siempre nos damos una vuelta porque cuando no encuentras nada que te interese, siempre ves algo que te trae recuerdos...como una botella de Fanta de las de antes, o una Mirinda, o una cámara Reflex de las que tenían carrete, o un Walkman, y le explicas a tu hija para qué servía...

Casi todos los puestos aportan libros, y a muy buen precio. El otro día en uno de ellos paré a hojear uno de Paul Auster que me llamó la atención, Tombuctú, donde el narrador de la historia es un perro, que cuenta los últimos días de la vida del que ha sido la mayor parte del tiempo su amo, un mendigo, y cómo se busca la vida desde que éste muere y queda solo. Me ha gustado mucho como desde la visión del perro nada de los tópicos que manejamos es válido. De cómo se puede vivir en la calle y tener todas tus necesidades afectivas y emocionales cubiertas, y de como se puede vivir cómodamente cumpliendo todos los requisitos de una familia funcional, y estar casi todos sus miembros absolutamente solos. No os lo perdáis, es muy cortito.

 
 
En la biblioteca, entre la selección de la bibliotecaria, me llamó la atención éste, El matrimonio de los peces rojos. De una autora mexicana, Guadalupe Nettel que no conocía, y que me ha gustado mucho. Es un libro cortito con 5 relatos en los que a través de símiles y comparaciones con la vida animal, se desgrana lo más común de la vida cotidiana: el amor, la pareja, los hijos, embarazos deseados y no deseados...muy recomendable.
 
 
El año del pensamiento mágico, de Joan Didion. Un libro para reflexionar, porque da vértigo. Didion lo comienza a escribir unos meses después de que su marido falleciera repentinamente de un ataque al corazón mientras cenaban, mientras su hija Quintana está ingresada en la UCI gravemente enferma. A lo largo del libro compruebas como va pasando por los diferentes estadios del duelo. Me llama la atención la negación que esta mujer tiene en torno a todo lo que le sucede a su familia, pues apenas nada hay de inesperado, sino tal vez la despedida, que no existe. Un libro magnífico y que te obliga a ser consciente de lo frágil que es la cotidianeidad, un tesoro. Eso que de un minuto para otro puede que no exista más, obligándonos a cambiar unas rutinas por otras.
 
 
 
 
También de la biblioteca estos dos. Llamé para preguntar si tenían Noches azules de Didion. Sí lo tenían. Cuando fui al rato, al buscarlo en su lugar...no estaba. ¡No es posible! no puede ser que lo haya cogido alguien en sólo una hora que hace que llamé. Me ayudan a buscarlo, y una de ellas sale corriendo del despacho (donde está el teléfono) con él en la mano. Lo había reservado para cuando fuera a buscarlo...amo a mis bibliotecarias.
 
 
Tras la muerte de su marido, Didion ha de afrontar al poco tiempo la pérdida de su única hija Quintana. Abrir el libro es estremecedor, simplemente por su dedicatoria. No es un Para... como en otros libros, o un A...
No, es una frase completa, centrada en la página, casi pueril. La dedicatoria que un niño pondría a su mamá o a alguien que quisiera mucho: Este libro es para Quintana.
Es un libro del que no me ha llegado el dolor, es un libro desorganizado, que salta de un recuerdo a otro, es un libro confuso como los sentimientos de Didion. Sobresale especialmente la culpa, una culpa no objetiva que cualquier madre sentiríamos. Me gustó una frase similar a la que yo siempre digo con respecto a mi maternidad: desde que nacieron mis hijas, nada me da más miedo que lo que les pueda pasar.
No me ha gustado porque no es un libro, como prometía la dedicatoria para Quintana. Es un libro para Didion, faltaría más, no seré yo quien se lo critique. Como digo es un libro tremendamente adolorido y desorganizado, poco coherente, donde se contradice página sí página también. Algo que le pasaría a cualquier madre en su situación. No hay que olvidar que Didion a estas alturas, está completamente sola, y que es muy mayor. Algo que no percibes hasta que lo dice en el libro de El año del pensamiento mágico. Cuando se muere su marido, se muere con él la imagen de juventud que él proyectaba de ella. Cuando Isabel Allende escribió Paula era una carta para ella, para cuando despertara, cosa que nunca sucedió. De la misma manera que cuando Paula está aún viva, pero en coma, Allende escribe intensa y deliciosamente los recuerdos de todos, cuando Paula entra en la recta final y ha de escribir su muerte, se transforma, como Didion, y te arrastra hacia sus tinieblas en una escritura densa, desordenada, y desorganizada. Puedes ver al leerlas por comparación, como es su mundo de luz, y como es su mundo de sombras.
 
 
Sobre Alice Munro, en mi biblioteca suelen hacer una "mesa temática" Este mes y el pasado han sacado a esa mesa libros cuyos autores han recibido el Nobel de literatura. Otras veces sacan literatura rusa, o nórdica, o thriller...casi siempre coincidiendo con acontecimentos como por ejemplo, entrega de los Nobel...que serán como cada año, el día 10 de diciembre.
Nunca había leido nada de Alice Munro, así que cogí este libro de relatos. Me gusta su manera de escribir. Escribe historias de personas, casi todo mujeres. Historias anónimas, trozos de vida más o menos extensos en el tiempo, y sin acritud, ni marcandolo especialmente, cómo los hombres influyen, modifican o transforman definitivamente las vidas de esas mujeres. Sin victimismo, sin estridencias. Narra, no se posiciona. Me ha gustado mucho.
 
Sigo con Luis Sepúlveda, que os recomiendo mucho, y además cabe en cualquier rato porque son libros muy cortitos. Hace ya algunas semanas terminé Mundo del fin del Mundo. De los que le he leido, quizá sea el que menos me ha gustado porque no lo leí del tirón, y me perdí un poco, pero sigue siendo recomendable. Me encanta como escribe este hombre.
 
 
La sombra de lo que fuimos. Es genial, desternillante sin risa, pero sí con sonrisa, porque Luis es agudo sin hacerte reir a carcajadas, sólo te hace cosquillas continuamente en el sentido del humor, dejándote un gran sabor de boca. Además, como en casi todos los libros que le he leido, los buenos, consiguen ganarle una batalla (que no la guerra) a los malos (que son supermalos y reales), de esas formas redondas que tanto gustan. Y eso siempre mola.
 
 
Hot Line. Otro muy muy recomendable. Buenos muy buenos, malos muy malos, terribles injusticias y vida real oculta bajo vida ficticia impuesta por los malos. Muy corto, muy agradable, buenos contra malos. Genial.
 
 
 
No sé donde leí la reseña, y me llamó la atención, de Timur Vermes, Ha vuelto ¿Qué sucedería si el Hitler de la II GM apareciera en nuestra época? Curioso, gracioso a ratos, pesado también, sirve muy bien para hacernos conscientes del poder de la televisión y da vértigo, mucho vértigo porque demuestra como alguien muy equivocado, puede, con su carisma, arrastrar masas. No está mal, pero me resulta prescindible. Curioso en todo caso, entretiene.
 
 
Dejo para el final los nominados del mes, que son los que he dejado a medias:
 
-El ruido y la furia, de Faulkner. Que había leido yo que era un mago de la psicología...pues me tiene loca con este libro. Claro que dicen que si aguantas los 2 primeros tercios, el tercero es tu recompensa...en ello estoy, pero el primero me dejó grillada, no en vano ese primer capítulo se narra desde la perspectiva de un deficiente mental. Tal vez lo retome para leer mi premio, pero mi opinión hasta el momento es la de que es un esfuerzo estéril, tanto de escritura como de lectura, que hasta el momento no me aporta nada. Tal vez no sea el momento.
 
-El abuelo que saltó por la ventana...pues también lo he dejado aparcado por el momento
 
Y el ganador de esta tanda, el que mejor sabor de boca me ha dejado es para...¡Luis Sepúlveda con Hot line y con La sombra de lo que fuimos! Finalistas Tombuctú y El Matrimonio de los peces rojos, que en otra tanda habrían ganado seguro, y que entran en la categoría Relectura (para mí).
 
Y con esto y un bizcocho...¿qué estáis leyendo vosotros? ¿qué me recomendáis?
 
 
Estas reseñas son para uso personal y de recuerdo, y en ningún caso pretenden establecer ninguna verdad absoluta, sino completamente relativa a mis gustos particulares y personales siendo absolutamente subjetiva. En caso de duda, consulte a su bibliotecaria. Con la mía coincido casi al 90%, y eso ¡es una gran ventaja! ;p
 
 


martes, 26 de noviembre de 2013

De por qué la niña chica come favoritos

En cada casa hay un lenguaje inventado. Y es normal ¿no? al fin y al cabo cada cultura nomina y busca la manera de compartir con su entorno, su propio entorno compartido ¿cómo no iba a ser en cada familia igual?
 
En nuestra casa a veces se comen favoritos. A la nena chica le gustan especialmente, para lo chica que es. En los cumples hay favoritos. El domingo le compro un super-favorito de Minnie. Cuando ya no llevaba pañal, pero seguía haciéndose la caca en las braguitas, yo le daba un favorito de premio cuando lo hacía en el baño...no es muy sano, pero 2 favoritos fueron suficientes para comprender el mensaje. Cuando se dejó curar una herida infectada por su pediatra, también le prometí un favorito ante la extrañada mirada de ésta, y la mirada de felicidad de la niña chica, que le hizo aguantar como una campeona que le drenaran la herida.
 
Cuando nació la niña chica, nos dieron el alta a los 3 días. Nos volvimos a casa, donde al fin nos reunimos todos ya con la niña grande, y la yaya que nos mantenía el castillo, el estómago y el corazón calientes. Los amigos empezaron a llamar para venir a conocer a la recién llegada princesa, y también comenzaron los gritos, y los golpes.
 
Los vecinos del descansillo, los del frente, discutían. Mucho. Más de lo normal. Alguien estaba perdiendo el control, y comenzaron los golpes.
 
Se me acelera el corazón, y miro a los demás, deben sentir lo mismo, no es posible que una discusión de ese calibre acabe bien. Nunca les había oido discutir así. Bueno, así, ni de ninguna manera, porque están separados. Los vecinos de al lado dicen que es lo normal, y que les oyen a menudo. Nosotros no, tenemos paredes y descansillo entre medias.
 
Esto está muy subido de tono, y el santo, grandote, más que él, decide llamar a la puerta a ver si por lo menos, al oir el timbre, apacigua los ánimos y les hace ver a ambos que no está sola. Abre él congestionado.
 
-¿Todo bien chicos?
-Todo bien
 
Miramos por la mirilla ¿qué hemos de hacer? enseguida se abre la puerta de ellos, ella sale corriendo despavorida, y él detrás la persigue e intenta agarrar del pelo. Gritamos y el santo sale corriendo de casa detrás de él por la escalera para impedir...yo que sé ¿Y si hubiera ido armado? ¿qué hubiera pasado? En la carrera él sale fuera, y ella vuelve con la cara tapada e ignora al santo, se mete de nuevo en casa donde su hijo llora gritando.
 
Él vuelve, y siguen los gritos. Llamamos a la policía y que ponga fin a esto, porque no sabemos quien se está llevando los golpes, si ella, los muebles, o ambos.
 
El despliegue policial es absolutamente brutal, todos los cuerpos habidos y por haber en un pueblo despliegan todo su potencial de efectivos, luces y sirenas. Como si vinieran a una redada. Esperábamos discreción, y van tocando todas las puertas, ya que la suya, efectivamente, no la abren.
 
La cosa queda en nada, supongo que no habiendo lesiones visibles, ni denuncia, todo queda ahí. El santo baja a la calle, donde él se permite increparle delante de los guardias, que cuando nosotros discutamos, también llamará a la policía.
 
Me parece fenomenal -cacho cabrón- sobre todo si oyes que me pone la mano encima.
 
El saldo de la hostia que le metió en nuestras narices es un nuevo coche que estrena ella a las pocas semanas; y la ignorancia más absoluta hacia nuestra recién llegada princesa, y nuestra princesa mayor, que ya por fin es hermana grande. Nos retiran el saludo, al menos cuando van juntos. Cuando van separados no, ella dice un pequeño "hola".
 
Yo quiero decirle que no está sola, y que puede llamar a nuestra puerta siempre que quiera y lo necesite, pero su castigo a nuestra indiscreción, su indiferencia es tan hiriente, que no me atrevo, aunque espero que por nuestros actos le hayan quedado pistas de que, efectivamente, no está sola.
 
La madre de ella vive un poco más abajo, en la misma calle. Ella sí nos hace fiesta siempre, y le hace carantoñas a mis princesas, y siempre, siempre, siempre tiene una palabra amable. Ella sabe de sobra, porque aquella noche ella y el niño fueron para su casa. Y yo siempre intento decirle con mi sonrisa a esta madre, que su hija no está sola, y que, aunque nos castiguen, seguiremos llamando a la policía una y mil veces.
 
Hace un par de meses ella llama a nuestra puerta (hace ya casi 3 años desde que nació la niña chica...), y le pide al santo si les hace el inmenso favor de cambiarles la rueda del coche de su madre, tiene que ir a acompañar a un familiar al hospital urgentemente, y necesitan cambiarla ahora mismo. El santo se remanga y baja.
 
Al día siguiente ella vuelve a llamar a nuestra puerta y nos da un regalito, por el gran favor que le hizo ayer el santo..."es que no te imaginas qué favor nos hizo"
 
Yo me lo imagino porque ella jamás nos lo habría pedido a nosotros. Pero su madre sí.
 
Abrimos el regalito, y era una inmensa caja de:
 
 
La niña grande los abre, alborozada ¡qué ricos! y la niña chica mira todo lo que su tata hace, que parece que ha visto a Dios.
 
Y la niña grande:
 
-Uy, mi favorito
 
Señala, coge y come
 
Y de nuevo:
 
-Hummmm ¡otro favorito!
 
Y señala, y coge, y vuelve a comer
 
Y otra vez más
 
-Y éste...¡éste es mi más favorito de todos, mamá!!
 
 
Y esta es la historia de como la niña chica comenzó a llamar a los bombones, "favoritos". No es chocolate, no son bombones, no son chocolatinas. Son favoritos.
 
Y colorín colorado, que cerrar los ojos a la violencia de género con nuestras vecinas, se haya acabado.


viernes, 22 de noviembre de 2013

Hace 13 años

Son ya 13 años hoy.
 
En los días siguientes sobrevivíamos fuera del hospital. Mama no podía salir de casa, tenía miedo. Había estado muchos días sin salir apenas un par de horas de allí, siempre contigo, hasta que todo acabó.
 
Entendí por qué la gente se viste de negro cuando se está en duelo, y no es por seguir una costumbre. Instintivamente buscaba en mi armario las prendas más oscuras con la intención de pasar desapercibida para un mundo que se empeñaba en seguir girando pese a tu ausencia, pese a nuestro dolor. Buscaba la ropa más oscura como una coraza, como una barrera, para que nadie se me acercara y con sus palabras, rompiera el frágil equilibrio que nos permitía juntar una rutina con otra y sobrevivir a esos primeros días de oscuridad impuesta.
 
Un día de tantos necesitaba olerte, porque ya no te olíamos. Y me puse para salir a comprar lo imprescindible para seguir sobreviviendo tu barbour verde oscura. Me estaba grande, pero yo iba metida en ella y el olor a grasa y a ti me acompañaron ese rato de esos días fríos de finales de noviembre, o tal vez ya diciembre. Entré en la panadería de las magdalenas ricas. Las dos dependientas atendían a colas separadas, y me puse a propósito en la contraria a la de nuestra amiga. No quería hablar con nadie, quería mi pan, y quería mis magdalenas y quería volver sola a casa rápido, dentro de tu olor. Por esas cosas que pasan, me atendió ella, a la que pedí lo que quería. Me miró emocionada y preguntó suave ¿qué tal vais...?
 
Me encogí de hombros, intenté medio sonreir. Lo estoy consiguiendo, no voy a llorar.
 
-Esa barbour era de tu padre.
 
Ahora ya sólo puedo asentir con la cabeza, y pagar con la cabeza gacha para que nadie vea mi debilidad y salir corriendo de nuevo a casa, envuelta en tu olor.
 
1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12,13....
 
Dicen que las cicatrices, y las roturas duelen con los cambios de tiempo. Debe ser verdad, a mí es llegar otoño y noviembre, y encogérseme todo de nuevo.
 
Estas son tus nietas, la grande tiene tu mirada, la segunda tu sensibilidad, la tercera tu pelo y corte de cara, y la pequeña tu picardía. Las cuatro tienen tu mimo y tu dulzura. Donde estés las ves bien, estoy segura. Aquí una foto de las cuatro pintando ¡calladas! eso sí es raro de ver.



 
 
Acabo este post sonriendo, como debe ser. Solo recordarte, antes del dolor, siempre hace sonreir. Porque por la cicatriz, aunque pareca un agujero, no se escapa nadie del corazón.

sábado, 5 de octubre de 2013

Si esto es un hombre - Primo Levi

Éste es el último libro que he leído, y no quiero dejar pasar el tiempo sin dejar aquí anotada una ínfima parte de todo lo bueno que tiene, y mis impresiones. Es un libro duro, sobre los campos de concentración alemanes, y desde un punto de vista absolutamente personal...Primo Levi cuenta su experiencia, su vivencia, la de sus compañeros, del campo, lo que ve. No cuenta nada más, no habla de lo general que todos hemos conocido después, porque entonces no lo sabía, ni siquiera habla con certeza de las cámaras de gas ni de los crematorios, porque allí dentro sólo eran un rumor. Sólo conocían a ciencia cierta "la selección".

Creo que fue en una página de facebook donde lo recomendaban como un imprescindible. No exageraban: lo es. He traido aquí algunos párrafos, aunque es imposible traer todo lo que me ha impresionado, todo lo que me ha gustado. No es lo que cuenta, ni lo que dice, ni lo que reflexiona. Sino como lo dice. He releido párrafos varias veces, no por falta de concentración, sino para volver a degustarlo. No puedo ni voy a seleccionar más párrafos de los que traigo aquí, porque es un libro de relectura segura.

El poema inicial ya es sobrecogedor, y es imperativo, nos exige valorar nuestra vida, nuestras comodidades y no negar lo que sucedió, y anuncia lo terrible de lo que va a contar, y que queda, definitivamente, corto.


Parte del prólogo, por Primo Levi:
 
 




"Me doy cuenta, y pido indulgencia por ellos, de los defectos estructurales del libro. Si no en acto, sí en la intención y en su concepción, nació en los días del Lager. La necesidad de hablar a "los demás", de hacer que "los demás" supiesen, había asumido entre nosotros, antes de nuestra liberación y después de ella, el carácter de un impulso inmediato y violento, hasta el punto de que rivalizaba con nuestras demás necesidades más elementales; este libro lo escribí para satisfacer esta necesidad, en primer lugar, por lo tanto, como una liberación interior. De aquí su carácter fragmentario: sus capítulos han sido escritos no en una sucesión lógica sino por su orden de urgencia."
 
Por su orden de urgencia....


¿Cómo se puede golpear a un hombre sin cólera?

Esta frase no deja de darme vueltas en la cabeza, y representa para mí, que no alcanzaba a imaginar, la maldad humana. Es obvio, que si existe el bien, ha de existir su contrario. Estamos acostumbrados a criticar la violencia, la agresividad por falta de control sobre los instintos, sobre la ira, pero...¿qué se puede decir ante esta pregunta que Primo Levi se hace? ¿Cómo se puede golpear a un hombre sin cólera?
 
 
"Para los condenados a muerte la tradición prescribe un ceremonial austero, apto para poner en evidencia cómo toda pasión y toda cólera están apaciguadas ya, cómo el acto de justicia no representa sino un triste deber hacia la sociedad, tal que puede ser acompañado por compasión hacia la víctima de parte del mismo ajusticiador. Por ello se le evita al condenado cualquier preocupación exterior, se le concede la soledad y, si lo desea, todo consuelo espiritual; se procura, en resumen, que no sienta a su alrededor odio ni arbitrariedad sino la necesidad y la justicia y, junto con el castigo, el perdón.
Pero a nosotros esto no se nos concedió, porque éramos demasiados, y había poco tiempo, y además ¿de qué teníamos que arrepentirnos y de qué ser perdonados?"
 
Porque éramos demasiados, y había poco tiempo...
¿os parece que haya algo mejor que explique el significado de la palabra genocidio? Era hasta ahora para mí una palabra a la mitad de su verdadero significado.

"Clausner me enseña el fondo de su escudilla. Allí donde los demás graban su número, y Alberto y yo hemos grabado nuestro nombre, Clausner ha escrito: "Ne pas chercher à comprendre" -No trates de entender-"

"Cuando hubo terminado de escribir, levantó los ojos y me miró. Desde aquel día he pensado en el Doktor Pannwitz muchas veces y de muchas maneras (...) cuando he vuelto a ser hombre libre, he deseado encontrarlo otra vez, y no ya por venganza, sino sólo por mi curiosidad frente al alma humana. Porque aquella mirada no se cruzó entre dos hombres; y si yo supiese explicar a fondo la naturaleza de aquella mirada, intercambiada como a través de la pared de vidrio de un acuario entre dos seres que viven en medios diferentes, habría explicado también la esencia de la gran locura de la tercera Alemania."

 
"Por el sentido que pueda tener tratar de explicar las causas por las que mi vida, entre millares de otras equivalentes, ha podido resistir la prueba, diré que creo que es a Lorenzo a quien debo el estar hoy vivo; y no tanto por su ayuda material como por haberme recordado constantemente con su presencia, con su manera tan llana y fácil de ser bueno, que todavía había un mundo justo fuera del nuestro, algo y alguien todavía puro y entero, no corrompido ni salvaje, ajeno al odio y al miedo; algo difícilmente definible, una remota posibilidad de bondad, debido a la cual merecía la pena salvarse (....) Gracias a Lorenzo, no me olvidé yo mismo de que era un hombre."


Otra de las frases, finales, a la que sigo dando vueltas. No la comparto, porque me parece injusta para sí mismo, que se compare con quien provocó tanto sufrimiento y la situación que provoca su reflexión: "Es hombre quien mata, es hombre quien comete o sufre injusticias; no es hombre quien, perdido todo recato, comparte la cama con un cadáver. Quien ha esperado que su vecino terminase de morir para quitarle un cuarto de pan, está, aunque sin culpa suya, más lejos del hombre pensante que el más zafio pigmeo y el sádico más atroz."


Pertenece a una Trilogía, Trilogía de Auschwitz. De momento he terminado la primera parte, Si esto es un hombre, y voy a esperar para leer la siguiente: La tregua.

Tengo muchas lecturas pendientes en la cola, pero no sé por donde continuar...sé que va a ser difícil volver a encontrar un libro como éste, que me iba a dar la vuelta como un calcetín,  y que lo ha hecho, así que...¡no quiero poner las expectativas muy altas en lo siguiente!


 

martes, 17 de septiembre de 2013

Albóndigas de rape con gamba y recuerdoteca (o las sonrisas en la cola del hiper)

Hace unos días nos acercamos a un conocido hipermercado a terminar de comprar el material escolar. Gran parte ya lo habíamos comprado en el pequeño comercio de nuestro entorno, pero los folios a dos euros las 500 hojas es una tentación difícil de obviar.

Como también queríamos comprarle una cama a la niña chica, hacíamos el recado completo. Encontramos un super-carro, el sueño de los niños (y de los padres empujándolo con ruido de parque de atracciones)

La cama era bajo pedido, así que no necesitabamos un carro tan grande. Pero da igual, las niñas han disfrutado como locas.

En la cola de la caja yo estaba esperando a que nos cobraran. Ellos tres detrás, papá tras ellas, que iban sentadas juntas en el super-carro. Les hace cosquillas a las dos, a cada una con una mano. Se parten de la risa, es incontrolable, es preciosa, es contagiosa.


Los ojos les chispean, la cara y todo su cuerpo se retuerce, iluminado, se abrazan y se protegen mutuamente del ataque cosquillero diciendo la grande:

-Mi hermanita
-Mi hemmmmanita-repite la niña chica

Los dedos de papá vuelven a atacar en las axilas, en los costados de ambas, y vuelven a retorcerse muertas de la risa, risa grande, pura, les da igual que todo el mundo las mire.

Estoy tan hipnotizada que no quiero ni perder el tiempo en sacar el móvil y hacerles una foto o un video. Lo mismo, como otras veces, paran y me miran posando, o pidiéndome ver algo la pequeña.

Ríen muy alto, chillan de gozo, me da un poco de apuro la escandalera. Su padre está absorto atacando, la señora de atrás en la cola sonríe, su hija sonríe, el cajero me da las buenas tardes y está sonriendo también. Todos sonríen. Es imposible no hacerlo.

Aún lo recuerdo y me hace sonreir.

Dicen que los niños sonríen y ríen unas 300 veces al día, los adultos unas 10.

Así que hoy he descubierto por qué nos compensan los mocos, las noches en vela, las fiebres, las rutinas tediosas para conseguir llegar limpias y a tiempo al cole, rutinas tediosas para conseguir montarlas doscientosciencuentamillones de veces en el coche y ponerles los cinturones como si fueran pulpos, la preocupación perpetua por su salud, por su seguridad, por su felicidad, por su bienestar, por nuestro autoconvencimiento de que lo malo es necesario para crecer, para contenernos de crearles una burbuja que nunca les tocara, que nunca les rozara, que nunca les despeinara siquiera...

Hoy he descubierto, en la cola del Carrefour, que me hacen sonreir 600 veces al día: 300 cada una.

Y es cierto, que cualquier preocupación que sobrevuela se desvanece al mirarlas a los ojos y ver en ellos la inocencia y la pureza, el brillo de la alegría y de la ilusión por todo salvo por las arañas, los cangrejos y por el malvado Goblum -ver Heffalump en Halloween para conocerlo-

Y ésto, esta sensación maravillosa, no se puede grabar en video, ni capturar en una foto. Intento en vano atraparlo en palabras, y guardarlo en mi recuerdoteca, pública para que pueda ser consultada por cualquiera, por si algún día, Dios no lo quiera, mis sinapsis eligieran desvanecerse antes de que mi corazón se detenga.

Elegí entre los congelados colas de rape que me recomendó Contadora en esta entrada de nuestro amigo Valdomicer, y en la que, humildades aparte, me enlaza una receta que hace tiempo puse de albóndigas de choco y gamba. Contadora me proponía como variante el rape, y allá que vamos con la receta, inventada aunque con base de las anteriores. Podéis ver mi receta original aquí, en este caso he sustituido el choco o sepia por rape, y quedan muy suaves y ricas, ideales para que los niños coman fácilmente pescado...y marisco.

Vale como comida para todos, mayores y pequeños, es equilibrada, es barata, aunque eso sí ¡llevan bastante trabajo y cacharrerío!



miércoles, 21 de agosto de 2013

Más libros de verano

Me están cundiendo estos días de vacaciones, en los que tenemos tiempo para todo, y que, afortunadamente al final, puedo compartir con el santo y las niñas.
 
En cuatro días terminé este libro, La verdad sobre el caso Harry Quebert de Jöel Dicker, una novela de suspense muy bien construida, con mucha intriga, en la que el autor te lleva y te trae por donde quiere. Me encanta la manera de comenzar cada capítulo, una enseñanza de escritura y de vida. Me ha gustado éste especialmente, y que tiene mucho que ver con el miedo a escribir sin nick, a que te lean conocidos, a que te lean desconocidos y pierdas el control de lo que haces ¿se mantiene alguna vez?
 
"El peligro de los libros, mi querido Marcus, es que a veces se puede perder el control. Publicar significa que lo que ha escrito usted en compañía de la soledad se escapa de pronto de sus manos y desaparece entre la gente. Es un momento muy peligroso: debe usted conservar el control de la situación en todo momento. Perder el control de su propio libro es catastrófico"
 
 
Un libro estupendo y fácil para leer en verano, aunque me haya recordado en ciertos aspectos a aquella famosa serie, Twin Peaks, ¿Quién mató a Laura Palmer? atención,  y aquí un poco de espoiler: dar demasiadas vueltas al asesino final, llevándote de un lado al otro como si al comenzar el libro no hubiera sabido como terminarlo. Cosa que también va avisando a lo largo, con lo cual, no sé si es criticable...
 
En fin, recomendable en todo caso, aunque no sea tan redondo como Doña Agatha Christie, mi favorita en el ramo.
 
También me he leido de Albert Espinosa Todo lo que podríamos haber sido tú y yo, si no fuéramos tú y yo.
 
Es rara. Bueno, no, es rarísima. Yo conocí a Albert Espinosa con El mundo amarillo, y me encantó, sin ser un libro de autoayuda, ves las cosas de otra manera, muy recomendable.
 
En este libro (muy corto) hay un montón de frases, de mensajes, y de sabiduría o como quiera verse, pero la historia que se monta para envolverlo es floja y no justifica llamarse libro, y menos gastarse dinero en él. Aunque como digo, tiene alguna frase memorable, es un libro prescindible. Quizá útil para juveniles.
 
 
El caso contrario es el de Gerald Durrell y el libro Un novio para mamá y otros relatos. Es como cuando en un círculo de amistades tienes un historial de anécdotas, y alguna de las mejores pretendes compartirlas en otro círculo. La falta de historia común, la falta de detalles que van completando los protagonistas originales, puede hacer caer esa anécdota en un espantoso ridículo, donde no tiene ni la mitad de gracia, y la gente no comprende por qué era tan graciosísimo.
 
 
Aún me lo estoy leyendo, pero Durrell en este libro consigue que eso no suceda, y toma muchas anécdotas reales, propias, y ajenas de sus amistades, y enmarca cada una en un relato con esa narración magistral que consigue hacer que disfrutemos de cada una de ellas. Durrell, como siempre, hace gala de un sentido del humor finísimo que me hace disfrutar de cada relato completo. Tanto que gana más protagonismo el relato en sí, que la anécdota misma. Un placer, muy muy recomendable. Ya le conocí por Mi familia y otros animales, que comenté aquí, y quiero continuar con Bichos y demás parientes  y El jardín de los dioses.
 
Ahora voy a comenzar con éste. Dicen que es un imprescindible, parece crudo y no sé si podré con ello. Es una trilogía, empezaré con Si esto es un hombre, de Primo Levi.
 

 
 
Y vosotros ¿qué estáis leyendo?
 

 

sábado, 17 de agosto de 2013

La recuerdoteca y menú a un euro: Espaguetis al ajo

La niña chica espabila (más si cabe) que es un primor, y aunque es mandona y cabezona de mucho cuidado, también es habladora, y encantadora allá donde va...
 
En éstos últimos quince días está perdiendo su carita de bebé, y cada vez es más grandota y tiene más cara de niña. Son casi 3 años ya ¡3 años ya! dos y medio largos. Ya controla el pis, salvo que esté muy distraida jugando, y aunque se lo recuerdes, te dice que no...y luego donde caiga!! Es graciosísima corriendo por el pasillo:
 
-Mamá que-se-me-sale-piiiiiiiiiiiiiiiis
 
O concentradísima diciéndose mientras camina hacia el baño, tal y como la dijo su padre si se lo notaba:
 
-Pis-no-salgas-pis-no-salgas-pis-no-salgas
 
En la piscina tiene a todo el mundo arrebatao, todos los socorristas la conocen y la saludan por su nombre. La piscina pequeña tiene su socorrista sentado en una silla, en una esquina. Y ahí están casi todo el día. El otro día se levantó el chaval y la cruzó bordeando hacia el otro lado, y la niña chica, asombrada, me miró y me dijo:
 
-Mama, ¡se egcapa el señor!
 
Tratando de contener la risa, la dije que sí, claro hija...¡eso nos pasa por no atarle a la silla! El socorrista se partía de la risa.
 
Un día dentro del agua daba cabezazos, y le dije que tuviera cuidado con el borde...¡vaya cosa fui a decir! no sé que se pensaría ella que era, que todo el rato me miraba y me decía con cara de susto ¡Cuirado con el gorde mama, cuirado con el gorde! Se raspó el pulgar del pie con el "gorde" haciéndose una herida, y le iba diciendo a todo el mundo que era un mordisco...
Ahora todo lo que no la gusta, o la parece peligroso, es malo: que viene una moto mama, una moto mala. Un bicho malo, ahora hasta las moscas son "pispas" que la picaron en la planta del pie casi el primer día de piscina...

Me parto de la risa cuando viene con algo que no conoce, o ve algo nuevo:
-Mamá, mamá, quesesho? core mamá ¿como se llama esho?
 
Las relaciones con su hermana son de arcoiris...hay de todos los colores. Van del rosa (pocas veces) al morado intenso, que hay que ver como se enzarzan para lo grande que es una, y lo pequeña que es la otra. Eso es lo que peor llevo, la verdad.
 
Me fastidia que la mayor no le ponga más cabeza, pero claro, es una niña al fin y al cabo. Y me fastidia que a la pequeña se le nota muchísimo que es hermana pequeña y tiene mañas de niña mayor. Al fin duermen juntas en la misma habitación, algo que la niña grande nos llevaba mucho tiempo pidiendo ¡qué error dios mío, qué error! discuten como leones, la pequeña tarda mucho rato en dormirse, a su bola, se canta, habla, golpea la pared con los pies. La grande es marmota: se agita tanto durante el día, que en cuanto apoya la cabeza en la almohada, llora de puro sueño si no la dejan dormirse, y claro, se arma la marimorena. La pequeña habla y canta, la mayor la manda callar, la pequeña insulta ¡insulta! la dice pedodddrrrrrrrrra y la tira pedorretas (aprendido de niña grande) se llaman sinvergüenzas, desvergonzada, e impertinente (aquí la pequeña sigue diciendo cállate, pedoddddddraaaaaaaaaa a su hermana mayor)
 
La mayor se desespera, y acabamos regañándola a ella, por no aguantar un ratito oir hablar a su hermana que se callaría en 5 minutos si nadie la dice nada...en fin. El otro día la pequeña se levantó y se puso a enredar por la habitación. La grande nos llama:
 
-Maaaaaaaaaaaaaaaaaaama...que la niña chica está sacando las toallitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
 
Y lo mejor, fue escuchar a la niña chica, como un gremlin escondido, decirle a su hermana mayor en susurro:
 
-Caaaaaaaalla, caaaaaaaaaaaaaaaaalla, caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaalla
 
¡Si no me hubiera dado tanta risa, me habría muerto del miedo!
 
La niña grande es alondra: se levanta con el día y tiene energía sin fin para hacer de todo, de arriba a abajo. Y es llegar la noche, meterse en la cama y querer dormir y hacerlo en 3 minutos. La niña chica es al revés...se levanta pronto, sí, o no, pero es llegar la noche ¡y como se activa! Estamos pensando seriamente no darla de cenar, que parece que la cena en vez de amodorrarla, la enciende el piloto otra vez.
 
Y esto es todo por hoy, que quería yo apuntarlo para que no se me olvidara, así que allá va la receta. La foto, aunque no lo parezca por lo bonita que quedó ¡es mía! Es posible que lo mío tenga remedio, y ahora que ya he comenzado, mis fotos tengan algo más de calidad.
 
Los espaguetis al ajo son un plato más sencillo imposible, delicioso, socorrido, y que siempre nos pone de buen humor.
 
-Se cuecen espaguetis según las instrucciones. Unos 100 gr. por persona.
-Se cortan muy pequeñinos 5-6 dientes de ajo gordos. Más si son pequeños, claro.
-Tenemos preparado orégano natural. Si no hay, pues de bote, pero no os imagináis lo bueno que está con orégano fresco (un poco seco, pero no del comercial) merece la pena probarlo así alguna vez.
 
En una sartén ponemos aceite de oliva virgen extra, bastante...unas 4-5 cucharadas soperas por persona. Se calienta y se dora el ajito. En ese momento ya tendremos preparada la pasta lista y escurrida en cada plato, ya que volcaremos sobre los espaguetis en cada plato cucharadas de aceite hirviendo con el ajo.


Se puede alegrar el plago con más colorcillo y saborcillo añadiéndole tiras de salchichón cortadas sobre los espaguetis. Les añadimos después el aceite con el ajo encima. Y acompañar de una buena rebanada de pan al ajo, claro, como debe ser.


¡Sed felices!

martes, 13 de agosto de 2013

Libros de verano

Era reticente yo a pisar más la era digital, en cuanto a lectura se refiere. Pero ya he caido, ¡y de qué manera!

A veces leo con ansiedad por comenzar lo siguiente, anticipando todo lo que tengo en espera, recomendado, buscado, apetecido, encontrado ¡es terrible!

Me sigue gustando el papel porque no se le acaba la batería, y aunque pese, va donde yo vaya.

Os recomiendo muchísimo a Enric González. Tiene libros cortísimos, así que es posible zamparse toda su bibliografía en una semana de vacaciones. De su etapa de corresponsal: Historias de Nueva York, Historias de Londres, Historias de Roma, Historias del Calcio, y también me he leido el último, Memorias líquidas. La pena es que son cortísimos, pero me encanta como escribe y qué bien se entiende una ciudad, si son sus ojos y sus palabras las que te lo cuentan. Me gustó muchísimo, especialmente para entender Italia, Historias de Roma. Me encantaba buscar en el google maps, Street View (el viaje moderno del pobre) las calles y lugares que iba describiendo. Luego Historias de Londres.
 
La caida de los gigantes de Ken Follet. Hace mucho tiempo leí Los pilares de la tierra, un libro conocidísimo por todos, gordísimo, que daba mucha pena que terminara.
Este libro también es gordísimo...y se hace eterno. Se me ha hecho pesadísimo, no me parece demasiado bien escrito y no engancha. Creo que mete demasiadas familias, demasiados frentes abiertos que dan mucha pereza seguir, aunque luego es lo único que realmente me hizo terminarlo: la pura novela de las personas y sus historias. La I GM se me ha hecho pesadísima de su mano. Me gusta la historia, pero dependiendo de quien me la cuente.
 
En todo caso, y aunque me ha costado la vida terminarlo (además de lo que me afectaban las batallas...) saber que tiene continuación con la II GM en El invierno del mundo, me pica. Ya veremos si lo leo. Supongo que sí. Fijo ¡Maldito folletinero!
 
 
 
He leído Cinco Cuartos de naranja, es la misma autora que Chocolat. Es increíble que haya escogido un libro de la II GM, aunque esta vez de fondo...y de envoltura. Un libro magnífico, unos personajes muy bien dibujados, aunque cuando lo piensas no son profundos, y no sabes como ha conseguido la autora que te pongas del lado de todos y en contra de todos también. Pura humanidad. Es dolorosísimo el amor contenido y no expresado que hay, la convivencia desgarradora, los intereses sobre lo demás, lo difícil que es convivir con la enfermedad en casa. Me ha gustado muchísimo, además que la protagonista lee durante todo el libro un recetario de su madre, donde iba anotando pensamientos, recuerdos e ideas entremezclados con las recetas. Como este blog ¡salvando las distancias! Framboise vuelve muy mayor a su pueblo de origen ocultando su verdadero nombre y procedencia...esconde un gran secreto que los habitantes del pueblo recuerdan, y que no le perdonarían si la reconocieran...
 
 
 
 




Acabo de terminar, para desintoxicarme, y reirme un poco, La tía Mame. Es un libro delicioso, irónico, que refleja la norteamérica de principios del siglo XX, en los años 20 y su sociedad. La tía Mame, una excéntrica y rica señora, se hace cargo de su sobrino cuando queda completamente huérfano a los 10 años. Aunque no se cría con ella, ya que por otras influencias acaba en un internado, Patrick tendrá más cerca a su tía Mame de lo que nunca tuvo a su padre, y a través de sus recuerdos nos lleva por los desvaríos, extravagancias, excentricidades y ocurrencias más hilarantes de su tía durante su niñez, adolescencia, juventud...y madurez. Un gran libro, muy recomendable.
 
 
 
 
 
 
He leido a Elvira Lindo. Ya hace tiempo que me leí Tinto de verano en sus 3 volúmenes, entretenido y de muy fácil lectura, para el verano. Ahora me he leído Lugares que no quiero compartir con nadie, de sus vivencias en Nueva York, donde vive 6 meses al año con su marido, el también escritor Antonio Muñoz Molina. Me ha resultado un libro entretenido y divertido a la manera de Elvira, te tiene que gustar, y a mí ella me gusta, es neurótica y cachondísima. Es terriblemente descriptiva sin dobleces ni paños calientes sobre Nueva York, el sueño americano y la tierra de las oportunidades. La carta que le escribe a un periodista español que quiere dejar España y arrastrar allí a su familia sin trabajo para buscar una oportunidad es terrorífica en su descripción de la vida cotidiana para un currito medio en la gran manzana. Hace un recorrido maravilloso por los lugares que no quiere compartir con nadie, que por supuesto, son de comida, como a mí me gusta. Es un libro también para autojustificarse mucho, escrito en muchas ocasiones para sus detractores, y que francamente, me molesta porque quiero leerla a ella, no a sus enemigos a través de ella.
 
También últimamente he leído Un viejo que leía novelas de amor ¡qué desesperación querer y no saber, y luego no poder leer! Una historia cortita, hermosa, de vida, de muerte, de debilidad y de humanidad. Muy corta, podría ser el primer capítulo de una gran novela. Recuerda mucho al Macondo original de Gabriel García Márquez, y al Amor en los tiempos del cólera en lo que podría haber sido.
 
 
Y con esto y un bizcocho, me voy a comenzar éste libro que me han recomendado mucho, y encima es gordo:
 
 

martes, 9 de julio de 2013

La Mujer Que Vivió Un Año En La Cama

Mucho silencio, todo va regular en la forma, pero vertiginosamente bien en el fondo por lo que no me siento autorizada a quejarme.
 
El trabajo va regular tirando a mal, pero cobramos todos los meses que es más de lo que puede decir mucha gente. Mis hijas no tienen leucemia, ni están desahuciadas por la medicina. Yo no he encontrado ningún bulto en mis pechos este mes y mi marido está a punto de cumplir 37 años como 37 flores y no ha sufrido un ataque al corazón, aunque el pelo haya abandonado en parte su tejado. Exceso de testosterona parece ser, cosa que me parece fenomenal. Mi madre tiene una ridícula alergia tardía a la leche pero sus mamografías están de película. Mi hermana, cuñado y sobrinas están visitando 4 capitales de Andalucía por el módico precio de 88 euros+cánticos al amanecer+catequesis antes de dormir que nos van a dar más de un motivo para descojonarnos todos juntos.

Ayer terminé este libro: corred a leerlo.



Es terrible, gracioso, triste y maravilloso. Es realidad enlatada en 233 páginas, con verdades cotidianas como puños y preguntas con respuestas más que evidentes ¿Cuántas personas están en disposición de meterse un año en la cama? lo extraño es la poca gente que lo hace...

Si lo leéis y os acordáis de mí, encontraréis un párrafo muy cortito que le va a este blog que ni pintado. Os reto a encontrarlo y a ponerlo en un comentario. Con lo que tardo en actualizar...dará tiempo de sobra a leerlo. Prometo como premio un post dedicado al ganador, tratando de reconstruir desde cuando conozco a ese bloguero/a.
 
Besos mil. Abrazos apretaos.
 
Cumpleaños sin ti papa. Serían 66.

domingo, 5 de mayo de 2013

Flores para mi madre

Recuerdo una foto vieja de cuando yo era un bebé. Estoy en brazos de mi madre, a contraluz, soy un bebé muy pequeñito y ella me sostiene amorosa junto a su pecho. No me está amamantando, me está dando un biberón, pero eso no le quita ni un gramo de magia al momento, capturado en la foto, y grabado en nuestros corazones para siempre.
 
Este es un post de amor, y de comida, como no podía ser menos.
 
Es un post de amor porque es para mi madre, el que me dió, el que me da, y el que le tengo. Y es un post de comida porque nunca había hablado de la lactancia materna, tema tan en boga en la blogosfera. No pretendo abrir debate, sino simplemente dejar aquí mi experiencia, igual o diferente que la de cualquiera.
 
Dar el pecho no te hace mejor madre, lo sé por experiencia. No porque yo le haya dado el pecho a las mías o no, que tras pensarlo, no es motivo de este post.
 
Mi madre no me dió el pecho, pero me deseó, me persiguió, se sometió a uno de los peores tratamientos de fertilidad, los manuales, cuando no existía ni la inseminación artificial ni la fecundación in vitro. Me persiguió cuando otras mujeres no podían más y destrozadas, tenían que abandonar. Me amó y me ama desde antes de ponerme cara, trabajó mil horas por mi y por mi hermana, y duerme con la maleta en la puerta por si le llamo a las 5 de la mañana por si alguna de sus nietas tiene fiebre. Ahora es madre de madres, y eso la convierte en madre infinita, como dice Ana hoy.
 
Desde siempre en primavera le llevaba decenas y decenas de ramitos de flores, sobre todo margaritas que ella colocaba en decenas de vasitos de yogur.
 
Hoy también te mando flores máma, todo un campo. Menos de las que mereces ¡siempre!
 
 
Besos a todas las madres,  a vosotras, a la madre de mis sobrinas, a las recientes, a las antiguas, a las repetidoras, a las madres que aún no lo son pero lo desean, a las que llevan el nombre en su vientre, a las que lo perdieron, a las que parieron, y a las madres que acunan los que otras parieron, a las madres de las madres y de los padres, a las madres que están en cuerpo y alma, a las que ya sólo están en alma, a las madres de hijos que ya no están, pero que las hicieron madres para siempre.
 
Y sobre todo, a mi madre.

martes, 9 de abril de 2013

El tiempo pasa (o sucedáneo de albóndigas de Choco y gamba)

Decimos en la meseta al hablar del choco que es sepia. Dicen en Huelva que el choco es choco, y la sepia es sepia.

Las vacaciones pasadas estuvimos en El Rompido donde tuvimos la oportunidad de conocer comidas y alimentos hasta ahora desconocidos para nosotros. El choco. Conocido, pero tan especial allí, tan fresco. La gamba de Huelva, pequeña, pero chula y prieta, con un sabor y una frescura que jamás había probado en una gamba.

Será que por algo el propio dueño del restaurante tenía su propio barco de pesca...

Y siempre, por poca gente que hubiera, todo era fresco. Siempre estoy pensando en cocina ¿qué harán con lo que sobra? porque nunca lo ponen, al menos nunca probamos una gamba, o un choco de anteayer allí

¿Albóndigas de choco y gamba?

Puede sonar raro, pero cada uno cocina con lo que tiene en su entorno, así debe de ser ¿no? Igual que se hacen albóndigas de carne, pues se pueden hacer de todo lo demás.

Hace tiempo que estoy en silencio con mucho que contar y poco que decir, con ganas de escribir y pereza de empezar este lío grande de lana para colocarlo en madejas.

Necesitaba unos brazos donde engancharlo para ir desmadejando y es mi propio blog, que se había hecho atadura y mordaza, el que de nuevo, viene al rescate.

Soy una persona alegre. Soy una persona feliz. Soy una persona fuerte. Que tiene momentos débiles, que trata de disimular lo mejor que puede y sabe.

Que me he dado cuenta que aunque me gusta contar lo bueno de mi vida en el blog, más me gusta para echar lo no tan bueno porque escribir me libera.

Que me he dado cuenta que incluso lo inicié en mi mes tonto por excelencia, noviembre, mes que como cualquier habitual conoce es especialmente triste para mí.

Que me he dado cuenta que cuando más necesito venir a escribir es, quitando momentos para recordar de mis niñas, cuando no me hago con esa tristeza, o desazón, o ansiedad, y necesito recolocarla.

Que alguien me amordazó en mi propio espacio, y nunca debí consentirlo, que nunca debí permitirme olvidar, sin ofender a nadie, que mi blog es mío, y en palabras de esta bloguera, me lo fo**o cuando quiero.

Que me he dado cuenta que por no ofender la sensibilidad de nadie había dejado de escribir aquí, por no molestar con mis cosas.

Por no molestar con mis problemas, como los de cualquiera, ni más ni menos.

Por no molestar en mi casa, en mi sitio, entre amigos que nos hemos ido encontrando por este espacio infinito.

Una semana antes de la pasada navidad la hermana pequeña de mi padre, mi madrina, falleció repentinamente, y sola, de un ataque al corazón que se lo rompió, rompiéndonos de paso el de los demás.

Cuando recibí la noticia, una compañera me preguntó qué edad tenía. Instintiva y rápidamente dije ¡Joven! pero cuando calculé los años, los mismos que mi madre...60 me avergoncé de tener aún esa imagen de ella, la de los 20, los 30, la de la niña que mira a sus padres, a sus tíos, y los ve de la misma manera salvo por alguna arruga o kilo de más. Pero inalterables, inamovibles, inmortales.

Empiezo a enfrentar el paso de los años que llevo aún en mí con mucha dignidad y alegría de vivir, rodeada de mis hijas, sus risas, llantos, peleas, juegos y travesuras sería difícil no hacerlo. Digo que empiezo a enfrentarlo de golpe, en mi familia.

Mi padre murió joven, prematuramente, y eso no tiene vuelta de hoja. Por enfermedad, pero como si hubiera sido por accidente. Pero comienza ahora en mi entorno el enfrentamiento a la edad de mis tías y tíos, algunos con más achaques que otros, no mayores para mí, pero sí cuando aportas el dato al observador externo. Comienzan los achaques que a esa edad o te llevan a la tumba, o la pastillita hasta los 90.

Comienzo de nuevo una etapa de extra madurez que me confirma que hasta ahora no dejaba de ser una impostora frente a mis hijas. Digo extra madurez porque parece he de abandonar la visión de adultos protectores, los que te han cuidado y querido desde la niñez, adolescencia y juventud, mimandote ahora a través de tus hijas, para empezar a adoptar ese rol de hija y sobrina protectora.

De repente comienzo a verles mayores, y vulnerables, y siento una enorme ternura e instinto de protección hacia ellos, y cada vez me siento menos niña.

A todos menos a mi madre. Mi madre está estupenda, o así la quiero ver yo. Eternamente joven, feliz, protectora e inmensa. Nada vulnerable. Aún no soy lo suficientemente mayor para ver a mi madre vulnerable, ni quiero verlo.

La última vez que vi a mi tía me contó que parte de lo poco que tenía lo había gastado en unas minivacaciones, porque en sus palabras, al año que viene nunca se sabe donde estaremos, y esto cambia de un día para otro. Palabras no muy diferentes de las de su hermano: ¿el año que viene? puf, qué de tiempo, el año que viene, todos calvos. Ella no sabía que tras esas, no habría otras vacaciones.

El año pasado nos costó mucho decidir si nosotros debíamos gastar el dinero en ir a El Rompido en Huelva, o no. La crisis, los gastos, y los recortes (en casa) nos asustaban, no sabía si nos arrepentiríamos más adelante del dinero gastado. Al final nos fuimos, y bien que nos arrepentimos...pero de haberlo pensado tanto.

Este año estamos mucho peor, muchos más recortes, y muchos más gastos, vamos con la lengua fuera. Pero si de algo estoy completamente segura, es que aunque sea aquí al lado, al campo con tartera, es de que voy a hacer todo lo posible por disfrutar de unos días con mis amores sin darle tantas vueltas.

Y ya por fin, la receta de las albondiguillas. Como es una receta, creo, en su origen de aprovechamiento, aquí lo hago con lo que encuentro de oferta. Hacer en la meseta unas albóndigas de choco y gamba nos puede salir con facilidad por 25 o 30 euros; así que lo que hago es cocina de "mercado" y de "bolsillo". Ingredientes:

-1/2 kg de potón, o calamar, o volador limpio. Que no nos cueste más de 2 ó 3 euros.
-1/4 kg de gamba, gambón o langostino congelado (el kg congelado suele estar en casi todos los sitios a 6-7 euros el más barato) así que no debería salirnos por más de 2 eurillos.
-3 huevos
-1 diente de ajo gordo, o dos pequeños, y otros dos para la salsa
-1 cebolla para el apaño, y otra para la salsa
-Perejil
-Azafrán, o colorante alimentario
-Pan rallado
-Harina
-Guisantes

Pelar y limpiar las gambas y el potón, o calamar. Guardar las cabezas de las gambas y peladuras para hacer un fumé que utilizaremos en otra ocasión, y un poquito en ésta.
Poner en la picadora
 

Picar brevemente. El resultado no es apto para escrupulosos, queda una pasta un tanto gelatinosa y pastosa, valga la redundancia.  El resultado valdrá la pena, lo prometo. También, si no tenemos o no queremos usar picadora, se puede trocear muy, muy, muy pequeño.
 
 
Tratar ahora como unas albóndigas de carne: mezlar la pasta con una cebolla y un ajo muy picados, muy pequeñitos, y con perejil picado también. Añadir los tres huevos, el azafrán o colorante y un poco de sal y mezclar. Añadir pan rallado, lo que admita hasta quedar una masa de la que podamos manejar albóndigas que enharinaremos, y freiremos en abundante aceite caliente.
 
 
 
 
En olla aparte sofreiremos bien otra cebolla muy picada y ajo, sofreimos un pelín de harina y le añadimos un poco del caldo de gamba si lo tenemos y lo hicimos, no mucho, y el resto de agua y los guisantes. Según freimos las albóndigas las vamos incorporando a la salsa y dejamos hervir unos minutos.
 
Con patatas fritas, en mi casa, triunfo siempre.
 
Sed muy, muy felices.
 
 

 



martes, 19 de marzo de 2013

Amaral - En El Río






¡Grande Amaral!

En el río, de Pájaros en la Cabeza

jueves, 14 de marzo de 2013

9 cumpleaños tiene mi amor

Fue un 14 de marzo.

El primer día del resto de mi vida.

El segundo día del resto de mi vida fue tu hermana, princesa.

Es el último cumple de una cifra, el año que viene empezamos las decenas.

Felicidad, felicidad, mi niña

¡Qué presente tengo tu momento! Aquí lo conté.

¡Te quiero mi niña!





lunes, 11 de marzo de 2013

Mi niña hace 9 años

Esta mañana nos montamos en el coche.
En la radio, "Lunes, 11 de marzo, son las 8,55 de la mañana"
 
-¿Sabes una cosa?-le cuento hoy a la niña grande yendo al cole-hoy hace 9 años, ya hacía una semana que te retrasabas, tenías que nacer el día 5
-¿Por qué?
-Bueno, es un cálculo así, que hace el médico de más o menos cuando va a nacer un bebé
El caso es que el día 11 aún no habías nacido, y justo el día anterior yo ya decidí no volver al trabajo, y me cogí la baja por maternidad para esperarte.
Yo deseaba que nacieras cuanto antes ¿sabes? porque la baja no era normal, sino por maternidad, así que cada día sin ti, era un día robado a las 16 escasas semanas que iba a poder pasar contigo.
-¿y qué pasó?
-Pues que hubo un atentado muy grande, y murieron muchas personas, e hirieron a muchas también
-¿Qué es un atentado?-bendita inocencia, aún recuerdo cuando con su edad, nos desayunábamos casi cada día con uno, a primera hora de la mañana, porque los atentados en España eran casi todos al desayuno.
-Un atentado es que unas personas muy malas les hacen cosas terribles a personas inocentes. Éstos pusieron bombas en unos trenes, y mataron a 192 personas, aunque por la mañana aún no sabíamos que eran tantos-se me traba la voz, porque aunque lo he escrito, nunca se lo he contado de viva voz.
-Halaaaa ¿y qué pasó?
-Anda, bajaté corre, al cole-le apremio
-Ay, mama, sigue
-Luego, hija, llegas tarde-respiro aliviada por la entrada al cole, que me permite recuperar el control de las emociones, tantos años después, que vuelven a desbordar.
 
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-¿Y qué pasó?
-Pues que yo tenía muchas ganas de que nacieras, pero ese día se me pasaron, y yo no quería que nacieras ese día.
-¿Y por qué, mama? ¿por qué ya no querías que naciera ese día?
-Porque era un día feísimo, había pasado algo terrible, y además los hospitales estaban llenos hasta arriba para atender a tanta gente, y a las familias de la gente que iban a buscarles, y era un lío, y yo no quería que nacieras ese jueves. Aunque luego conocí en la sala de espera del pediatra en una revisión a un bebé que nació el día 11....y me dió una enorme alegría ¿sabes por qué?
-¿Por qué?
-Pues porque era la primera vez que sabía de algo bonito que había pasado el 11 de marzo de 2004, y me dió una alegría intensa y sincera, que hizo que su mamá primero se sorprendiera, y luego reflexionara...¡era cierto!
-¿Y qué más pasó ese día?
-Todos estábamos muy impresionados, y tristes. La gente iba por la calle con cara de incredulidad, de tristeza y desamparo infinito, la mayoría deseando poder hacer algo, no sabiendo muy bien qué. Fueron muchos médicos y médicas, y enfermeros y sanitarios que aunque estaban de libranza, fueron a los hospitales a trabajar, muchas horas, para ayudar a tanta gente. Muchos voluntarios de Cruz Roja que abandonaron literalmente sus puestos de trabajo para ponerse a disposición de sus dotaciones. Muchas personas que en unas pocas horas completaron con sus donaciones todas las reservas posibles de sangre.
-¿Y qué pasó el día 12?
-Hubo una manifestación muy grande, pero tampoco pude ir, porque ni papá, ni la yaya me dejaban ir, así que nos conformamos con ir a la del pueblo, que también hizo bulto
-¿Y el día 13?
 
Ya te lo cuento luego...
 
 
Para las familias, para ellos, para ellas. Para siempre en nuestros corazones.

jueves, 14 de febrero de 2013

Sopa de Cebolla o menús a un euro (o contigo pan...y cebolla)

Esta mañana de refilón he oido por la radio algunos regalos "originales" para el día de San Valentín. Uno de ellos es algo así como una mezcla de ADN de los dos miembros de la pareja, que sinceramente, no sé como se regala eso como no sea un peine con los pelos de ambos.
La locutora se cachondeaba diciendo que seguro era para colgarlo enmarcado sobre la cama.

Así que pensé enviarle un sms al santo de buena mañana para comunicarle que tenía un original regalo para él, tal y como habían comentado en la radio: había dejando "nuestras mezclas" de ADN a una en el colegio, y a otra en la guardería sin novedad, como cada mañana.

En todo caso lo que sí le he enviado, es como otros días, que esta chica, quería a este chico. A lo que me ha contestado que este chico, quería a esta chica pero mucho, mucho...Sin contar que ayer recibí otro sms más original: Feliz No San Valentín cariño, te quiero ¿no es genial?

Así que visto lo visto, de momento no necesitamos este día para recordarnos que nos queremos: aún no nos ha podido (al menos mucho) la rutina diaria que nos impida mirarnos un segundo a los ojos y recordar el por qué de todas las cosas.

Que conste que me encanta este día ¿eh? que ya lo dije aquí y aquí, que si hay días para cosas de todo tipo, ¿por qué no un día del amor? ¿Es necesario gastarse un dineral?

Claro que no. Nuestros sms hoy no superan el euro. Los 16 globos con forma de corazón que no he podido resistirme a soplar esta mañana para que se los encontrara desde la puerta de casa, hasta dentro de la nevera al llegar del trabajo, casi tampoco. Sólo 1,20 euros...Lo sé, pero es que soy un poco moñas.

Bueno no, ¡mucho! Pero bueno, no tanto como para juntar nuestros pelos, o nuestras babas, o nuestra sangre en un cuadro y colgarlo en el cabecero de la cama aún me falta ¿eh? que con nuestras mochuelillas corriendo por casa, ya tenemos bastante mezcla de ADN.

En todo caso, cariño, hoy, como ayer, y como mañana ¡contigo pan y cebolla! y para celebrarlo os pongo esta receta rica, sencilla y sobre todo barata. Antes de ahora sólo la había comido dos o tres veces, en casa de mi santo, ya que mi padre era cebollófobo y en casa jamás se hizo plato con cebolla...al menos tan evidente.
 
 
Necesitaremos:
 
-2 ó 3 cebollas grandes, o al menos una por persona
-2 ó 3 rebanadas de pan tostado por persona
-1 litro y medio de caldo para cada 4 personas
-Queso en polvo
-Queso mozarella (opcional) o el que haya en casa
-Aceite de oliva y sal
 
Cortar la cebolla en juliana y rehogar con cuidado de pochar sin dorar en exceso, sólo lo justo. Añadir el caldo y dejar dar un hervor. Colocar en una fuente grande para el horno las rebanadas de pan y mojar con las sopas de cebolla. Poner sobre cada rebanada un puñadito de queso mozarella o el que tengamos, y después cubrir todo con queso en polvo para gratinar en el horno unos minutos hasta que el queso esté derretido y doradito.
 
Se sirven muy calientes. Se acaban muy pronto, y se sueña con el próximo día que se volverán a comer ¡me encantan!
 
A la nena no...¡dice que saben a trapo!
 
Pd. En próximos episodios, fabada asturiana, o Cómo acabamos poniéndonos ciegos de Sidra en el único sitio de Gijón donde paramos: en el Lavanderu, famoso hoy por que uno de sus empleados envenenaba a sus compañeros ¡Con foto y todo!

Editado: uno de mis post de San Valentín favoritos
¡Feliz San Valentín a todos!