Llevo muchos días para escribir esta entrada. Mas de los 7 u 8, que por error, di a publicar en lugar de guardar borrador. Quería escribir sobre la película 50 Primeras citas, y sobre una receta, como siempre, pero no encontraba la conexión ¿que tontería verdad?
¿Por qué había de limitarme para escribir mi propio nombre del blog Amor y cocina cotidiana?
Creo que ya conté que mi santo y yo llevamos más de una vida juntos como uña y mugre. El tenía 15 y yo 16 años. Como en la película tuvimos muchas primeras citas, quizá no tan románticas y si tormentosas por la pasión y las hormonas de la adolescencia y también, la seguridad entonces de que no había ni habrá una persona como él para mi, en toda mi vida. Una vez llegue a decirle que podría vivir sin él pese a ser el hombre de mi vida. Porque nada tiene que ver el amor con la vida cotidiana, y a la vez lo tiene que ver todo.
Me sobrevuelan tantos pensamientos en la cabeza, que los voy a escribir tal cual. Sin orden ni concierto y a la buena de dios.
El santo tiene mucha labia, y mucho carisma, mucha pasión y una personalidad arrolladora, que lo envuelve todo. Es el típico Leo que donde entra, se nota que ha entrado. El es fuego, y yo aire, por lo que su calor me hace volar más alto, y mi aire atiza su fuego, y así nos mantenemos siempre ambos, arriba gracias a las propias fuerzas, y a las del otro.
Tenía una motillo el, con mucha personalidad y un ruido característico. Y recuerdo verle a sus 16 años, con el "loro" colgado detrás de la mochila una tarde que nos íbamos todos al campo. Llevaba como buen adolescente, la música puesta, y en la misma cinta alternaba diferentes canciones de tecno o el reciente bacalao de los 90, con Tocata y Fuga de Bach entremedias. Fue aquella demostración de personalidad y de que por encima de sus gustos nadie opinaba, en una época en la que yo me sentía absolutamente sola por lo mismo: a mi también me daba igual lo que opinaran los demás, seguridad imperdonable entre otros adolescentes deseosos de aprobación y de borreguismo y pertenencia al grupo. Había encontrado a la horma de mi zapato.
Para todo.
Ya desde muy jóvenes, y desde que empezamos a entrar en las casas de uno y otro, nos cocinábamos. Y siempre era sorpresa, aunque esto será otro post.
Hemos tenido mucha suerte, porque es muy difícil que se dé la casualidad de que encuentres al hombre, o a la mujer de tu vida, y crezcamos ambos en la misma dirección.
El otro día tenía un par de solomillos de cerdo. Abrí la nevera, a su estilo, tratando de hacerlos con lo que hubiera en ella. Rodajas de piña sobrantes de una lata, y champiñones. Solomillo Ñ pensé yo tontamente.
Ya lo decía yo, que esto no tenía que ver nada con el solomillo….
Rehogué un par de dientes de ajo aplastados en aceite de oliva en la olla. Después dore ambos solomillos por todo su contorno y los reserve en plato aparte.
Rehogué los champiñones laminados en el aceite de la olla, y cuando estuvieron un poco pochados, añadí un chorrete de Pedro Ximénez, aunque vale cualquier vino dulce, o incluso coñac o whisky ¡El caso es alcoholizarlo! Dejé que se evaporara un poquito y añadí las rodajas de piña por persona, dio la casualidad que tocábamos a dos. Ponemos los solomillos enteros por encima y añadimos el jugo de la piña del bote (ha de ser en su jugo, no en almíbar)
Cerré la olla y deje cocer unos 20 minutos una vez hirvió, a fuego medio-bajo. En realidad no necesita mucho, puesto que el solomillo es muy jugoso.
A ambos nos gusta la cocina, cada uno con sus manías, pecadillos y preferencias. La salsa quedo bastante liquida, así que como siempre, complementamos y el la espeso con un pelín de harina, y completo el plato tostando unas almendritas para completarlo.
¿Qué tiene que ver esto con la película?
Pues probablemente nada, y todo. Ya cuando la vimos por primera vez nos sorprendió, porque por el tráiler parecía una comedia romántica con cuatro gags y ya está. Pero no fue así. Dentro del aspecto dramático de la película, tiene un humor delicioso que la hace encantadora, pero como digo, no convirtiéndola en comedia. ¿Cuánto tesón serias capaz de desplegar por conquistar a tu pareja cada día? ¿Y si cada día es el primer día porque no recuerda nada del anterior?
Hace unas semanas zapeando, la volvimos a encontrar. Tiene un final precioso que voy a desvelar en los próximos párrafos, aunque es predecible. Y es un final que siempre, siempre, me hace llorar. Sobre todo cuando giro la cabeza y veo que mi santo llora como yo. Desde que somos padres es difícil que salgamos indemnes de telediarios y ciertas escenas.
La música del final de la película, que es el youtube que puse arriba acompaña y expresa muy bien con su letra la felicidad que está en lo cotidiano, sin dar demasiadas vueltas a nada. Es una versión de Somewhere over the rainbow cantada por Israel Kamakawiwo'ole. En Cadena 100 la han descubierto y les debe encantar también, porque la ponen mínimo 2 veces por tarde.
Si no quieres leer a partir de ahora no lo hagas, puesto que voy a hablar del final de la peli. Tampoco es destrozo, porque lo que importa es disfrutarla entera de cabo a rabo. Por supuesto el chico no desfallece en una de las conquistas más difíciles que se le pueda presentar a alguien: luchar contra la falta de memoria de la persona de la que te has enamorado ¿Cómo puedes conquistar a alguien que cuando se va a dormir te olvida?
Él lo consigue, con ayuda y con una explicación real: lo que se graba a nivel emocional no tiene que ver nada con el de la cognición o los pensamientos, por lo que, aunque tú no recuerdes el nombre de alguien, si sabes si te gustaba o no te gustaba.
Por supuesto acaban juntos y tienen una hija, a la que ella conoce cada día como si fuera la primera vez.
Y eso es lo que nos hace llorar. En positivo y en negativo.
En negativo porque por más que resumas en un video, o en una historia, no recuerdas la evolución y los logros que va alcanzando tu hija.
En positivo porque ¿Quién no quiere revivir una y otra vez cuando conocimos a nuestros hijos por vez primera?
Ya lo decía yo, que esto no tenía que ver nada con el solomillo….