No estaba yo ni en tercero de infantil, cuando llegué con un gran disgusto a casa. En clase, unas niñas habían hecho dos grupos: el de los ricos, y el de los pobres. Y me tocó en éste último.
Hasta entonces yo nunca había pensado en nada así, y solo la división y mi asignación junto a otras niñas, ya pronosticaba que era algo catastrófico. En el grupo de las ricas, además estaban las guapas, que no tenían porqué ser ricas, bastaba que sus papás tuvieran trabajos no al uso en un pueblo como el nuestro, a saber: las pobres, según el conocimiento que me dió el paso de los años, éramos las hijas del campo, y de los desertores del campo como se definía siempre mi padre. Y las ricas eran las guapinas, con lunares si es posible, e hijas de banqueros (cajeros de la caja rural) o hijas de hombres de negocios (auxiliares administrativos en el ayuntamiento) No me interpretéis mal. Las ricas y ricos de verdad, los de pasta-pasta de la buena, no participaban de estas tonterías. A lo sumo algún o alguna poco querido en su casa, y aficionado al peloteo, pero pocos. De hecho la niña más rica del pueblo, pero de lejos, era la más educada, y sobre todo, siempre, sin ser amigas íntimas, nos tratamos con mucho cariño y respeto. Ya se sabe, cosa de educación y no de dinero. Crecí en un pueblo en el que aún eran figuras importantes el maestro, el cura, el médico. Y por supuesto sus hijos e hijas.
Crecí en un pueblo en el que alguien podía ganar un tercer premio en una maratón sólo por ser la hija de una de esas tres figuras, aún a costa de arrebatárselo a una dulce y espigada niña que corría como el viento, rápida como el pasar de páginas de un dibujo animado.
Crecí en un pueblo en el que, con los años, me alegré de pertenecer a la clase de los "pobres", porque eran castellanos nobles (que no nobles castellanos) sobre todo porque tenían la mirada limpia al fijarla en tus ojos, y no había ni hay otra historia más que la del trabajo duro, bien hecho, y las necesidades básicas bien cubiertas. Lo demás, excepto la salud, zarandajas.
Gente que no cree que porque el estómago no tenga vidrieras, haya que dejarlo vacío para irse de vacaciones.
Gente que nunca se avergonzó de decir ni se molestó ni se molestará en ocultar cual es su trabajo, ni cual fue o es el de sus padres.
Gente que nunca aparenta estar a un paso de codearse con Isabel Preisler y sí de escandalizarse porque sube de nuevo la luz y el gas mientras te desgranan sus ingresos y gastos básicos sin pudor.
Y tú te ríes porque esos "pobres" con los que te catalogaron cuando eras pequeña, gastan más en comer y en calentarse de lo que dispone tu compi-pija para pasar el mes mientras aparenta vivir montada en el dólar, entrando y saliendo de tiendas, outlets y demás.
Y tú de pequeña, invitabas a las niñas pseudo-ricas a tu cumpleaños. En una película americana serían las populares. Y no venían. Y por supuesto, no te invitaban nunca jamás ni por asomo a los suyos.
Este post me da vueltas desde que leí a Mamá española en Alemania, especialmente en este post en el que se refería al trato diferente que tenían sus hijos por ser semi-extranjeros. Y en qué pensará Ahmed cuando, año tras año, no le invitamos a ningún cumple. Ni nosotros, ni ningún niño de los 12 que están en el círculo de la nena. Cierto es que tampoco nunca se ha sabido que invite al suyo, ni que lo celebren, ni que sea importante para él-ellos. Pero me apena saber al hablar con su madre, que va retrasado en la lecto-escritura porque resulta que en casa hablan marroquí todo el rato, y claro, no parece resultar suficiente para que el niño domine mejor el castellano. Porque tampoco después de clase, entiendo entonces, se sumerge en el maravilloso mundo de los españolitos, sino que sigue inmerso en el marroquí.
Y pienso que poco hacemos (qué poco hago) para ayudar a que los demás se integren. Porque puede que sonreir siempre y hablar de vez en cuando con la mamá de Ahmed no sea suficiente. Que quizá invitarle a jugar alguna tarde a la semana con la Nena sería una buena ocasión para que practicara el castellano.
Que quizá me aterroriza más de lo que quiero reconocer comentarios y conversaciones inocentes como ésta respecto a la educación y la cultura, y los prejuicios:
-Ahmed decía ayer, Nena grita y salta a mi alrededor-comenta la mamá de Ahmed
-Sí, está un poco trasto y revolucionada últimamente-me disculpo yo
-Yo le digo "ten paciencia, es niña, está loca, como todas"
-Ja ja ja-río yo con cara de circunstancias....
Joder, mis padres eran excelentes anfitriones. Mi padre metía en casa a todo el que pasaba por la calle, especialmente cosas con mucho pelo (perros y gatos) Y mis padres eran excelentes anfitriones, porque los pobres del pueblo son excelentes anfitriones también.
Como en cualquier cultura rica (que no de dinero) que se precie, el extranjero, el peregrino, la visita, siempre ha de ser tratada con el máximo respeto, y tolerancia, y generosidad. Aunque sólo sea por el honor y privilegio de haber sido elegidos como destino.
Dice Arguiñano (que da para un post, y hasta un blog para él solo, como persona) en la cancioncilla de su programa de recetas en A3 a las 20.15: "El movimiento se demuestra andando...y el cariño cocinando"
En mi pueblo, en sus fiestas más grandes se preparan unos dulces típicos, que junto con vino, no se hacen sino con otra intención que agasajar a las visitas durante esos días de fiesta. Y no sólo a las visitas a tu casa, no...sino a la marabunta que rebosa el pueblo y las calles. La gente pobre, la mía, a la que pertenezco desde que fui clasificada en tercero de infantil; pasa los días y semanas anteriores elaborando y preparando con cariño, que es como ha de prepararse todo lo del estómago, estos dulces que junto con vino se ofrecerán a los forasteros, conocidos o desconocidos.
Quiero ser mejor persona, y no me encuentro más que trabas. Quiero ser tan buena anfitriona como mis padres. Y sobre todo, quiero que mis hijas, sobre todo la Nena, compañera de Ahmed, nunca haga, ni participe en divisiones como en la que me segregaron a mí, ni pierda de vista lo verdaderamente importante de esta vida: las personas.
Y lo verdaderamente importante de las personas: las personas en sí mismas.
En unos días, cuando me la mande mi madre, pondré la receta de las rosquillas y los retorcíos (algo parecido a los pestiños). Jamás los he hecho porque aún no soy una persona que te cagas como es mi madre. Será una transcripción de su receta.
Ella es capaz de pasarse casi 48 horas elaborándolas para decenas de desconocidos, o por encargo mío para decenas de fans que sin conocerla, la adoran.
Os deseo suerte para hacerlas. Hace falta, además de los ingredientes, mucho amor, mucho cariño, mucha tolerancia y mucha empatía.
Por eso aún no me he atrevido a hacerlas, ni las pondré hoy aquí. Mientras Ahmed siga sin ir a los cumpleaños, a mí me faltarán ingredientes.
Dos de mis tíos fueron inmigrantes en la Francia y en la Alemania de los 60.
ResponderEliminarLa diferencia, Tita, es que cuando ellos se marcharon, en casa hablaban francés y alemán respectivamente, con sus hijos. Aprendieron a cocinar la comida típica de allí, saltaron la distancia por voluntad propia, porque nadie se lo puso fácil.
Por lo que yo conozco, muy pocos inmigrantes musulmanes dan el salto hacia nosotros. Si acaso, nosotros les pagamos los cochecitos de los niños (y te aseguro que eligen la marca más cara que pueden)y les ponemos maestros especiales para que aprendan el idioma (y nuestros hijos, por esa causa, se quedan sin refuerzo).
Puedo decirlo con la boca bien grande, porque mi marido tiene un empleado musulmán, del que estamos contentísimos por su educación, su forma de trabajar, y pienso que él está a gusto en nuestra empresa, porque lleva ya 10 años. Cuando quiere hacer vacaciones, se va, si prefiere trabajar durante el Ramadán, trabaja, aunque no pueda beber, aunque siempre le ofrecemos la posibilidad de tomar en ese momento sus vacaciones.
Se discriminan ellos, te lo aseguro. No, no se lo ponemos fácil, pero es que las instituciones les favorecen respecto a nosotros, y eso no es justo.
Tita; bufffff, cuando leia veia a mi madre y un poquito a mi, retratadas en la historia, porque el pueblo de mis abuelos era asi y yo estuve muchos veranos alli y aún recuerdo al cura diciéndole a mi madre que yo no debia ir sin mangas por la calle...
ResponderEliminarMi madre acogia a todo el mundo en sus casa, no hacia diferencias con nadie, pero yo si me sentí un poco desplazada en mi colegio por las niñas ricas... pero he seguido el ejemplo de mi madre y en mi casa han entrado todo el mundo.
Estamos en una época difícil por la emigración, y es ahora cuando hay que ver como lo vivimos y como les aceptamos...
Tu, mi niña, seguro que con tu ternura, les haces sentir parte de tu familia, eso fijo
Como me he alargado hoy, no es propio de mi jajajaj
Las rosquillas, no me atrevo...
Un abrazo preciosa
hola tita,
ResponderEliminarmi querida niña me traes muchos recuerdos,de mi pueblo y el de mis padres,mira mis abuelos paternos tenian una sastreria lo que le daba a mi abuelo el honor de ir en las procesiones con los altos cargos,medico,maestro,guardia civil
claro tambien en la plaza de toros a palco,pero mi abuelo mi querido abuelo nos enseño a sus 36 nietos que nadie es mas que nadie,y que en esta vida todo se tiene que compartir,en aquellos años los 50y 60,tenia a todas las mozas del pueblo cosiendo en su taller de sastreria muchas solamente por la comida,se las llevaban los padres para que aprendieran un oficio, nosotros los nietos no sabemos cuando aprendimos a coser a maquina por que no llegabamos casi a los pedales cuando ya nos ponian a coser,mira compraba mi abuela 6 litros de leche y con otro tanto de malta no cafe jajajajaj hacia cafe con leche para todo el que queria entraba todo el que pasaba siempre habia rosquillitas y galletas,mira una hermana mia nacio en su casa y la comadrona estubo 15 dias comiendo,
solo tenia un libro las mil y una noche,todas las noches nos leia un cuento y cuando se terminaba el libro volvia a empezar de nuevo,y eramos tan felices,y te tengo que decir que se murio en el 71 y teneia 6 hijos dejo a cada uno casa, 3 viñedos, y hasta nos dejo sepulturas para todos sus hijos y nietos y se murio con ganas de conocer el mar, asi era la mentalidad de antes,an pasado muchos años pero el pueblo lo recuerda con muchisimo cariño, las modistillas hoy abuelas me dicen que gran persona era,con esto te quiero decir que podia haber estado con la alta gerarquia pero prefirio enseñar a sus hijos y nietos que nadie es mas que nadie y que es muy bonito tener siempre la puerta habierta, yo siempre lo e echo y e tenido un marido que pensaba como yo, bueno el mas no podia ver una pena,y a mis hijas siempre se lo e inculcado y son unas grandisimas personas, y ahora a mis nietas se lo pienso hacer igual. un beso Soledad. perdona la faltas mi hija me regaña pero bueno soy mayor jjaajajajajajaj
me has hecho reflexionar mucho, gracias
ResponderEliminarno hay como mezclarse... me ha gustado mucho tu post. Siempre he tratado de relacionarme con todo tipo de gente y procuraré que mis hijos hagan lo mismo. Para mí el colmo de la educación es saber estar tan a gusto en la tasca del pueblo como en el Bulli. Hay que conocerlo todo, hay que hablar con todo el mundo y escuchar sus historias. Nada enriquece más.
ResponderEliminarEn cuanto a Ahmed... si te llevas bien con su madre trata de hablar más con ella, quizás averigües por que su hijo no celebra los cumpleaños con los niños de la clase. Si es porque sus padres no quieren, poco puedes hacer pero quizás haya otra razón.
Creo que te entiendo del todo!
ResponderEliminarla cabeza, la formación y los principios te dicen "integración" pero el miedo a lo desconocido te hace dar marcha atrás.
En el blog de volvoreta, una profe a cargo de una clase de integración-refuerzo o como se llame lei algo angustioso: una conversación que pilló a dos niños marroquis...
niña al niño: "tu y yo nos casaremos"
niño a la niña: "Pues a lo mejor te pego" (se refería a durante el matrimonio)
o algo asi...lees eso y no quieres que la niña sea tu hija ¿no? pq tb sabes que no está loca ...y te parece que a lo mejor lo mejor es "no menealo" y que sigan así...aunque vaya en contra de principios...pero es un circulo vicioso del que hay que intentar salir!
En mi pueblo la distición no era ricos y pobres sino las fantasticas (o como dices populares) y las niñas acordes con su edad...y yo era de esas! despreciada y a mucha honra!
besos
Demasiados prejuicios, demasiado clasismo, demasiado estar pendiente del "qué diran"... pero eso si, de puertas para afuera, somos tolerantes, empáticos y todo lo que haga falta.
ResponderEliminarY que conste que esta actitud es recíproca, porque también existen esas actitudes del otro lado.
Creo que, como bien dices, el movimiento se demuestra andando y alguien ha de dar el primer paso y romper el hielo.
Lo importante son las personas, porque el corazón tiene el mismo color en todas y late con la misma intensidad.
Un apretao.
(Y yo que siempre he querido ser niña de pueblo :D
Integrarse requiere el esfuerzo de todos, y no todos estamos por el esfuerzo.
ResponderEliminarEs complicado, el respeto con el que tratas al invitado es paralelo al que el invitado muestra.
Yo te invito si tú me invitas, solución: cumpleaños globales por trimestre, todos y todas. Y si alguien no puede asumir el gasto, se asumen entre los demás, A nosotros nos salió bien.
Sobre ricos y pobres otro día y sobre pestiños, amor, mucho amor, yo no puedo hacerlos desde que se marchó mi abuela, me resulta imposible.
Un beso,
Un post precioso, pero de tema delicado (no el de los dulces amorosos ni el de ser de pueblo no, que se es y a mucha honra -aunque yo bien pequeña me mudé a la capi así que mi palomo siempre ha dicho que soy "capitolina" jejejejejeje).
ResponderEliminarYo estoy con la integración, pero poniendo todos de nuestra parte.
Porque a mí me da que el "otro lado", el extranjero, sólo quiere tener derechos pero pocas obligaciones, a ser posibles, ninguna.
Y en cuanto a que los corazones sienten todos por igual, también están las culturas, y la musulmana es machista a más no poder.
Un besico y suerte con Ahmed y su mamá. Que también hay que tener en cuenta que el idioma es una barrera para el entendimiento.
Elly
En este lado, en el otro y en el del medio, hay de todo como en botica. Pero eso no es cuestión ni de raza ni de cultura ni de religión. Es cuestión de cómo es cada uno y cómo lo han educado. Sobre todo de cómo lo han educado. Así que esforcémonos por educar bien a nuestros hijos. Cada uno podemos actuar sobre un entorno muy reducido pero que para nosotros es el más importante.
ResponderEliminarperdón, soy lamamma... es que tenía la otra cuenta abierta
ResponderEliminarAna, supongo que esas cosas y abusos es como todo, depende de las diferencias entre personas. Yo también tengo primos gorrones...
ResponderEliminarPluvis, ¡sí te has alargado, sí! Lo que me aterra es la posibilidad de tener que emigrar algún día, y que nos traten como tratamos.
Soledad, ¡qué grandes personas debieron ser tus abuelos! Tienes buenos cimientos, y seguro que tus nietas aprenderán mucho de ti.
Mamacuentista: a mi me encanta que me hagan reflexionar y mover la maquinaria...así que si lo he hecho contigo ¡me alegro!
Lamamma: desde luego que lo ideal es mezclarse, y saber estar en todas partes. Aunque creo que desde todos los ángulos nos cuesta mezclarnos "demasiado". Totalmente de acuerdo además en que todo es cuestión de educación, y no de dinero, raza, cultura o religión...
Uma, me entiendes a la perfección, de arriba a abajo. Claro que las niñas no están locas, ni las mujeres somos unas histéricas que merezcamos unos azotes de vez en cuando...¿acaso no tengo bastante con que mi hija sepa que no vale menos que un hombre? ¿tengo que educar a los demás? Lo que me apena es que todo esto se mezcla para hacer de nuevo grupos, da igual ricos y pobres como empecé, sino de nosotros y ellos.
Carmen, eso es, el movimiento se demuestra andando...y de cara a la galería somos todos empáticos y tolerantes...pero si mi hija el día de mañana se me pone un burka para complacer y someterse a un señor, me da algo. Es poco probable con la libertad y educación de la que disfruta...pero el miedo es libre...¡cuanta vergüenza me da reconocer esto!
Pilar: "Es complicado, el respeto con el que tratas al invitado es paralelo al que el invitado muestra" Salvo excepciones gorronas, que no dependen de la cultura a la que uno pertenezca
¡tienes toda la razón!
Elly, es cierto que el idioma es barrera en sí misma para todo. Y que la cultura musulmana es machista y despreciativa con la mujer. No puedo soportar que hombres musulmanes me atropellen por salir antes que yo de algún sitio, casi saltando por encima del carricolo (Ellyllon copyright) en vez de sujetar la puerta y ayudarme. Muchas veces, en realidad, siempre. No es falta de cortesía, que entre ellos la tienen, y las mujeres además siempre lo son. Es superioridad sobre mí que soy mujer.
Es un tema muy complicado y delicado, gracias por venir y participar. Un día estamos en un lado, y al día siguiente en el otro. Besos para todas
Yo he ido a un cole de niños bien...yo no lo era y jamás me he sentido ni siquiera un poco discriminado...eso me da a pensar que hay idiotas en todas las partes y que el dinero puede ser una causa, pero no siempre la determinante.
ResponderEliminarAhora que en las grandes ciudades se están reordenando las razas discrimianntes y discriminadas te das cuenta que la gente no aprende y que algunos de los antes despreciados son precisamente los que ahora más desprecian. Curioso!!
Desde luego, EDLC, nada tiene que ver con el dinero como decía, sino con la educación...y es verdad que parece que no hay peores discriminadores que los ex-discriminados. Por eso me autovigilo. Qué pena no aprender nada ¿verdad?
ResponderEliminarOs dejo un enlace de un post verdaderamente hermoso de Mariapi que acaba de publicar. Tan hermoso que lo nombro post de la semana en mi blog (siento destronarte ya, EDLC, me reí muchísimo con tu señora)
http://matermanias.blogspot.com/2011/04/en-hacienda-un-cuento.html
Tesoro yo de pequeña era pobre, pero que muy pobre, por eso valoro tanto, todo lo que he conseguido en la vida, pero no me averguenzo, todo lo contrario me siento orgullosa, de ser como soy y de venir de donde vengo.
ResponderEliminarUn besazo.
Unos discriminan y otros se discriminan. Mientras tanto la sociedad se radicaliza más cada día que pasa.
ResponderEliminarNacionalismos, religiones y estatus sociales ¡Qué asco!
Cuando tenía 8 años me invitaron a un cumpleaños de una niña "bien" del colegio. Recuerdo claramente que uno de los juegos a que jugamos consistía en adivinar el trabajo de nuestros papás. A una de mis amigas, hija de taxista, no la invitaron al año siguiente. Y yo, no sé porqué, no quise volver a ir a esa casa. No consigo recordarlo, pero es el único cumple infantil al que no quise ir.
ResponderEliminarAl cole de mi hija van inmigrantes... y aunque los niños juegan juntos, es cierto que entre los padres parece que haya un abismo. Y nunca he entendido muy bien porqué...
¿En tercero de infantil?Joer, joer.
ResponderEliminarTienes toda la razón.
Yo fui a un colegio de pago donde yo era de las pobres pero con el tiempo te das cuenta de que ellos tenían muchas más carencias y a día de hoy lo han pagado.
A mi mis padres me dieron "verdadera" educación, seguridad y muuucha estabilidad( y eso con dinero no se paga).
Eso sí, me llevó años entenderlo.
Odry ¿pobre? Si toda tú eres un tesoro...
ResponderEliminarPedro, es un asco de verdad. No sabemos mirar a las personas. Miramos a los grupos.
Elena-Z, sí hay un abismo entre padres, es cierto. Apenas veo a la madre de Ahmed hablar con otras personas...
Pseudosocióloga...pues, sí, el último año de lo que llamábamos parvulitos...juegos crueles,como el que cuenta Elena de preguntar el trabajo de los padres, y así catalogar...
Besos a todos ¡gracias por vuestras ricas aportaciones!
¿Dónde estará la velocidad de esa niña espigada? jajaç
ResponderEliminarEsta situación se vive a diario en los colegios españoles. Niños que no avanzan porue en casa no se habla el castellano y no puedes enseñar sinónimos, verbos... porque no tienen vocabulario para relacionarlo. Pero esto ocurre en familias en la que alguno/s de sus miembros hablan castellano o tienen oportunidades de hablarlo.
No se trata de dar caridad amistosa, no jugar con alguien forzado, como eso de que se vaya a jugar una hora semanal (eso es imponer a nena que de clases particulares); se trata de educar para la convivencia, para la ciudadanía, el respeto al otro... y si sale jugar una vez a la semana pues adelante.
En mis clases son 80% inmigrantes, muchos abiertos y respetuosos, claro que sin obligaciones, juegan si se tercia la cosa y si son compatibles como cualquier español; pero tambien están los intolerantes que insultan coon racismo, claro que llevan una mamá detrás que se queja diciendo que "ese m... mierda ha pegado a su hijo y como su hijo le ha dado una patada a él le han castigado y al otro no".
Educar para el respeto a la dierencia de cualquier tipo y punto pero por favor eso de hacer caridad nada de nada.
Mira cococí yo a una niña que tenía un compañero de clase con un problema en un carrillo. Este niño pegaba a todos y como tenía eso nadie se atrevía a pegarle e incluso responderle, hasta que esa niña lo hizo, puesto que ella le veía igual que a los demás. No la volvió a pegar nunca. tampoco jugaba con él, no por su diferencia sino porque no eran compatibles en absoluto.
Besitos.
Anónimo antes era dibujo.
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