lunes, 1 de septiembre de 2014

El mar y la vida

Hoy la pleamar en Chiclana sera casi a las 20.30.
En toda situación de amenaza, o cambio,  sea este positivo o negativo, estamos preparados para afrontarlo con una fuerza excepcional, que nos sirve para adaptarse a esas nuevas circunstancias. Es el estrés, casi siempre nombrado despectivamente por sus efectos perniciosos cuando nos vemos obligados a mantener esa fuerza excepcional largo tiempo. El estrés es como la primera marcha del coche: la mas fuerte para sacarlo del reposo, pero que nadie, por razones evidentes, utilizaría en exclusiva durante toda su travesía, porque se quemaría, justo como les pasa a las personas.
En toda situación de amenaza, cualquiera produce alguna de estas tres respuestas conductuales: Afrontamiento, huida, o evitación.
No creo que ninguna sea mejor o peor, sino que las tres son útiles en diferentes circunstancias. A nadie se le ocurriría enfrentarse a un toro cabreado sin armas, así que se impone la huida. De nada sirve tampoco negar o evitar que alguien nos haga la cama en el trabajo....evitar dicha realidad sin hacer nada por cambiarla puede acabar con nosotros en la calle, así que mejor afrontarlo. Y no es novedad que hay personas que prefieren evitar la cruda realidad de sus enfermedades, para poder luchar con mas ahinco por salir de ellas. No confundir la negación total de muchas enfermedades que nos perjudicaría mas, sin duda alguna.
Distinguir cual de las tres respuestas sera mas adecuada en cada caso es una de las grandes preguntas, la sal de la vida, el quid de la cuestión. Dice una oración: Señor, dame fuerza para cambiar lo que puedo cambiar, paciencia para soportar lo que no puedo cambiar, y sabiduría para distinguir entre ambas.
En estos días de relax y de playa observo como los diferentes tipos de personas se enfrentan a la misma realidad: la pleamar.
Están los que llegan a la playa, a una distancia prudente del agua, empiezan maniobras para plantar sombrilla. Alguna ola perdida les moja los pies, pero ellos evitando la evidencia, continúan, optimistas. Terminan, se sientan, y han de correr para rescatar sus cosas de las olas cada vez mas frecuentes.
Otros directamente buscan la arena siempre seca, la que está tan atrás que no tendrán que moverse en todo el día.
Otros eligen un punto intermedio, saben que el agua vendrá. Algunos de estos, creen poder luchar contra el mar, y para ello emplean todas sus fuerzas, junto a las de sus vecinos de toalla, y levantan una muralla de arena como protección. Se ríen del mar, cuando en la primera ola cercana, la sujetan con su murallita y no moja sus toallas. Dejan de reírse cuando minutos después, el mar, más cercano, se empeña en saltar la muralla. Aquí se vuelven a distinguir los afrontadores de los que huyen, y ojo, que ninguna es mejor que otra, porque depende de la circunstancia. Los afrontadores  siguen luchando con todas sus fuerzas, e ignorando al mar, y a las mareas, levantan de nuevo el muro, y lo elevan dos palmos. Y se miran complacidos y se palmean, orgullosos, entre ellos. Los demás miramos al océano, y a ellos....juegan como los demás niños en la arena....
Los huidores a estas alturas ya cogieron la toalla y la sombrilla y se mudaron bien atras...no saben hasta cuando sera la pleamar, así que ya no arriesgan. Otros sí, y la desafían,a ver cuanto aguantan sin retirarse.
Los evitadores bien pueden ser esos, que conociendo el limite de la pleamar, la niegan, tratando de seguir la vida ajenos a ella, y los que realmente ignoran el dato, y rezan para que la marea baje y no se tengan que mover.
Y ahora os dejo, que si no me muevo ya, el mar, que ya ha roto la barrera que hicieron los vecinos de la foto, me va a mojar los pies....y las toallas!
Y vosotros...os recordáis en situaciones con estas respuestas, o siempre es la misma?

8 comentarios:

  1. Qué sencillo sería vivir o poner la toalla, si supìéramos cuando y hasta dónde subirá la marea ¿verdad?

    Me gusta imaginaros en la playa.

    Besos

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  2. Yo no construyo murallas, sino que preveo cuando el mar va a llegar a mi toalla. Entonces la cambio de sitio pero intento no plegarla para irme sino que ahí estoy, plantada delante de las olas hasta que el mar se calma y empieza a retroceder.
    Sabes? Esta noche he soñado contigo. Íbamos a una ciudad donde estabas tu con tu familia en una casa. Te visitábamos y nosotras apenas podíamos hablar ya que las peques llamaban nuestra atención a todas horas pero no te lo pierdas!!! Tu santo y el mío comenzaban a hacer amistad y ellos se lo pasaban pipa en sus conversaciones!! Que cosas!!! JAJAJAJAJAJAJA

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  3. Yo tengo el mar a más de una hora de mi casa, así que las mareas me suenan a chino. Me fijo en el sol, en mis niños y en ese mar apacible al que siempre trato de usted.
    Me gusta mucho cómo has encajado las piezas de tu post! Besos

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  4. Sensacional!
    En el tema concreto de la playa, nosotros siempre nos quedamos en 2º o3º linea de sombrilla...ni la arena abrasadora ni la tan humedamente tentadora que sabes que acabaras mudandote...y no por no llegar tempranito, que nos gusta madrugar, si no "temor" a esos sombrilleros profesionales que se hacen un hueco a costa de quien sea a las 12 del medio dia y se regodean por ello...Sencillamente me resultan odiosos...
    Nunca hice muretes de arena para negar una evidencia contra la que no se puede luchar...me mudo con una sonrisa y miro las olas desde mas lejos.

    En la vida? pues no se! como dices tu cada ocasion merece una conducta....aunque soy más de enfrentar y asi me pasa...deberia evitar algunas cosas y dejarme de tontadas...
    Besazos

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  5. Cuando alguien señala la luna, los tontos se fijan en el dedo, dice un adagio. Pues aquí tienes a la tonta. Mientras leía esa parábola que te has montado sobre el mar yo me fijaba en lo único: Estás en Chiclana!!!!! Que envidia cochina tengo. Anda, hazme un favor, ponte a la altura del Barrosa Park en Novo Sancti Petri y date un chapuzón de mi parte. Y mira a ver si tras el castillo se ve la Atlántida.
    Besos, nena.

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  6. Este verano hemos estado en Cantabria. Si hay una cosa que me gusta del Cantábrico a años luz del Mediterráneo es que vayas a la hora que vayas a la playa tienes todo el espacio del mundo para ponerte. Que quieres primera linea, primera, que quieres bien lejos... pues bien lejos. Que sube el mar y te descuidas de charleta con tu hija y tienes que recoger todo deprisa y corriendo porque el mar se te lleva las chanclas... pues te mueres de risa y te vas un trozo más atrás... Que vas a la playa a la mañana... pues vuelves a la tarde... y parece que es otra playa distinta. Y tiene su gracia. Lo digo yo que no soy nada pero nada nada nada playera.

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  7. Lo que te ha dado de sí un ratito de observación en la playa.

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  8. Vuelvo a tu blog a disfrutar de su calidez.

    Bueno, veo que la pleamar te ha obligado a tomar medidas....

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Gracias por pararte a escribirme algo