sábado, 5 de febrero de 2011

Lentejas sólo hay unas (o Ya estás con nosotros III)


Es una verdad verdadera: lentejas sólo hay unas, las de tu madre.

Tengo a bien ostentar el récord de hacer las lentejas más malas del mundo. Pero varias veces además ¿eh? Lo digo porque nunca unas se parecen a otras, siempre me salen diferentes. Aguadas. O algo tipo ensalada de lentejas sin caldo y sin sustancia. ¡Si hasta me salen duras y malas tras cocer un buen rato las que no necesitan remojo!

Lo he intentado de todas las maneras. Con verdura. Sin verdura. Con chorizo y costilla, fuertecitas, a remojo, sin remojo ¡un desastre! Y que conste que yo me las como, que sarna con gusto no pica...pero mi santo no traga, y como concesión ante el suplicio, al menos me pide, que no le pique la cebolla, que por lo menos la ponga en cascos. Bueno. Poca cosa es, aunque a mí, puestos a comer unas lentejas malas, pues me gusta que parezcan algo así como una sopa juliana...pero con lentejas.

El día que pensábamos que dabamos a luz, no era el definitivo. Desde las 6 de la mañana las contracciones eran regulares y dolorosas, pero no las de parto que yo recordaba. A las 4 de la tarde nos fuimos al hospital...no nos pareció prudente, estando pasada de cuentas una semana, demorarnos más, no fuera a estar de parto-parto y yo sin enterarme, no fuera a sufrir la bebé. La nena se queda en casa con mi madre, con quien más segura y protegida se siente después de nosotros. Mi madre no está agusto teniéndome en casa, hubiera preferido que me fuera antes (incluso días antes) al hospital.

¡Ay madre! pero son lentejas, las tomas o las dejas. Qué cabezotas somos a veces. Bien recuerdo sus palabras cuando me decía que a los padres no se les quiere del todo, hasta que tú misma no lo eres. Bien cierto es, cuando nació la Nena y la frase cobró todo su significado.

Tener a tu madre en casa es un chollo, incluso aunque tu santo sea un santo y te cuide de mil amores. Porque tu madre te obliga literalmente a descansar, y te hace y te compra muchas cosas ricas, y porque...bueno, son amores diferentes, el amor del sacrificio, el que ahora aprecio mucho más porque estoy dispuesta a hacerlo por mis hijas.

Ostras.

Mis hijas. MIS HIJAS ¡Qué bien suena!

Como iba diciendo antes de empezar a desvariar...
....a las 4 de la tarde estaba ya dilatada de 4 centímetros. Y pasadita de fecha, así que ya me dejan ingresada, pero en planta, porque va para rato. Y hablamos con nuestros padres, varias veces durante la tarde. Y durante la noche. Y como no avanza mucho más, (dicen que los eternos 4 cm son regalo por ser multípara) si no me pongo de "más parto" yo sola por la noche, me lo inducirán a primera hora.

No hará falta. A las 6 de la mañana yo ya llevo 3 horas insoportables. Pero ya no es hora de llamar a casa y comentar las novedades, yo solo quiero un buen bolo de epidural. En la habitación de dilatación-paritorio-recuperación (3 en 1, genial) no se pueden tener móviles que afecten a los monitores, así que los dejamos en la habitación. Se puede decir que a estas alturas ya llevo 24 horas de parto y que estoy bastante cansada, aunque los dolores de ayer no fueron como los de hoy, donde ya por fin, me merezco una epidural en condiciones.
Los días del postparto son tan dolorosos como dulces. Tanto mi madre como mi santo me dejan vivir borracha de amor por la bebé, y allanando el camino con la Nena y que no sea tortuoso. No lo es. Ambas nos estamos conociendo, algo bastante necesario dados los años que nos quedan por vivir juntas. Uno de los días del puerperio le pido a mi madre que haga lentejas con las verduras, costilla y chorizo que hay en la nevera.

Foto de lentejas robada de aquí


¿Cómo se me pudo olvidar? Mi madre es una excelente cocinera. No sólo hace de comer, sino que además, cocina. Y cocina con amor. Y mucho cacharrerío, eso sí, que es muy cacharrera mi madre. Pero se la perdona, por guapa, y por lo bien que nos quiere a través del estómago. Y digo que se me olvidó, porque ahora cuando quedamos para comer en ocasiones especiales, o no tanto, pues siempre hace alguna cosa especial, pero nunca platos corrientes, de puchero o los de cada día. No vivimos cerca, así que no tenemos la oportunidad de comer a menudo.
Había olvidado el sabor de sus platos cotidianos. A mí. A la del blog del Amor y la Cocina Cotidiana se le habían olvidado los sabores cotidianos de su madre.

¡Qué gusto de lentejas! Y mira que les echó lo mismo que yo...pero tenían el toque madre.

Espero que ahora que yo soy madre repetidora, como ella, me llegue el toque ese. De momento ella cocina en pasos...y en el caso de las lentejas lo deja hervir todo un buen rato, y por último echa las lentejas, porque son las que menos tardan. Y sin harina, y sin pimentón ¡qué buenas y qué textura!

A las 9 de la mañana yo aún estoy dilatando, y pienso en mi nena que está yendo al cole de la mano de su yaya. Y pienso más en esa yaya, en mi madre, que no sabe como está su hija desde las 12 de la noche.

Y empiezo a sentir la angustia y la empatía por las madres que sufren por sus hijos para toda la vida, y en que no me gustaría que ninguna de mis dos hijas estuviera dentro de un parto tan largo sin saber apenas nada, sin posibilidad de saber nada aún por las horas, por las circunstancias y la falta de móviles.

Nos hacen pruebas que no entiendo para saber si hay sufrimiento fetal. Parece que no, pero todo se apresura y el paritorio se llena como una plaza de toros. No falta ni el apuntador. Los pujos no valen, la bebé se vuelve a subir para arriba. El parto se me hace eterno aunque no doloroso, menos mal. La matrona me aplasta encima de mí mientras pujo, mientras la ginecóloga enreda abajo, al final el parto es instrumental y yo me muero de miedo. Me juran 3 veces que no tirarán de la niña, las espátulas son sólo para abrirme a mí. Yo empujo, y empujo, y empujo y me muero de miedo por mi niña. Sólo quiero verla ya, y empujo hasta ponerme negra ¡¡¡¿¿por qué no sale ya??!! Esto con dolor hubiera sido un infierno ¡bendita epidural!

Cuando comemos las lentejas a punto estoy de que se me salten las lágrimas ¡qué buenas! y qué recuerdos de sabor de la infancia. Las lentejas como siempre, siempre buenas, siempre en su punto. No como las mías, indefinidas, variables, pasto-acuosas. Le pregunto a mi santo, con mi madre en la mesa, si no le parecen las mejores lentejas del mundo, y casi le pido perdón por las que yo le obligo a comer. A lo que él sinceramente responde:

-Mira suegra, no te ofendas, que están muy buenas ¿eh? pero donde estén las de mi madre....

A ver, lógico y normal.

-Mira, mira, mira (esos tres miras, también nos los dijeron en el parto de la nena) ¡ya sale!

Yo me incorporo corriendo, pero aún tengo la barriga tan gorda que me es completamente imposible verme el pubis o a mi niña saliendo. Un segundo más y la ginecóloga la tiene en las manos ¡¡¡Es gigante!!! me dice antes de dármela

¡¡Trae, trae, trae!!! es mía-pienso-mi niña, mi niña, al fin, al fin ¡cuanto te has hecho de rogar!

Lloro, mucho y mucho rato. Más que ella, como es su obligación para limpiar bien esos pulmones que suenan sucios. La medicina avanza (o se retira a un discreto segundo plano) que es una barbaridad, y nos dejan 2 horazas en lo que llaman pielconpiel sin limpiar, sin pesar, sin perrerías, encima de mí. Lo imprescindible se lo hacen así, sobre mí. Y yo la huelo, y no encuentro su olor. Y entonces sé que se parece a mí porque eso solo puede significar que su olor es similar al mío, y por eso me cuesta más percibirlo que lo que me costó con su hermana mayor, con ese olor dulce tan caracterísitico de su padre.

Y pese a que su papá puede quedarse con nosotros esas dos horas, en cuanto puedo, le mando corriendo a la habitación a llamar a nuestros padres, que deben estar sin que les llegue la camisa al cuerpo, tantas horas sin noticias. Y eso hace, llamarles ya por fin.

Vuelve rápido al paritorio, y me trae mi teléfono. Yo sólo quiero saber si ya llamó a mi madre. Quiero hablar con ella.

Marco su número con mi bebita de casi 4 kilos aún cubierta de mi sangre sobre mi pecho:

-Dime hija
-Máma, ya, ya está

Y ya no recuerdo más, porque sólo oir la voz de mi madre, me hizo volver a llorar.
Porque necesité a mi marido que me miraba y me sostenía y me animaba como mujer para traer a nuestra hija al mundo en un último esfuerzo, pero también necesité luego por teléfono a mi madre para que recogiera los pedazos de la niña asustada que quedó tras ese largo, largo parto...




23 comentarios:

  1. wow!!! cómo lo has contado hija... ¿casi cuatro kilos? no me extraña que se hiciera de rogar! y qué ricas lentejas... a mí lo que me salió el otro día que parecía una sopa verde de perdigones fueron unos garbanzos con espinacas y huevo duro que normalmente me salen muy ricos... maridín se lo debió oler porque se suponía que comía conmigo y a última hora llamó para decir que no...

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  2. No te lo perdono Tita, llevo diez minutos tratando de ver através de las lágrimas que me empañan las gafas (no me acostumbro a esta barrera de cristal). Qué cierto es que no valoras a tu madre hasta que tú te conviertes en una, y que apesar de todo, cuando ya eres una madre con trienos y sexenios a la espalda, siegues siendo la niña que precisa dejar de ser adulta alguna vez para dejarse acunar.
    Que triste es haber perdido el camino de vuelta a casa, sin haber perdido el hogar.
    ...............Cambio de tercio...

    Cómo no iba a costarle salir a la pobre bebe, siendo tan grandota, seguro que ahora está preciosa, preciosa, tanto como la nena. Muchísimas felicidades de nuevo a todos, y tranquila, las próximas lentejas saldrán de rechupete.

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  3. Tita, guapa, qué suerte, qué grandísima suerte tienen tus niñas de tenerte de madre. Qué suerte tienes de tener una madre que guisa las mejores lentejas del mundo y que suerte tiene tu madre de tenerte a tí de hija.
    Besos, muchos besos y que podáis conservar siempre una dosis de esta felicidad que disfrutáis.

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  4. Qué bien explicas lo mismo que sentí yo al hablar con mi mama! y que bien explicas las lentejas topeacuoplastosas que son iguales que las mías; gracias a mi madre que me las hace de vez en cuando, ya que no se me había olvidado el sabor no, por cierto... viene el martes...
    de comida "unas lentejitas"

    mua

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  5. Me dais envidia las madres de niñas, porque algún día seréis las que estáis al otro lado del teléfono. Qué llorera, Tita, eso no se hace. (y las lentejas de bote... ¡no fallan!)

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  6. Lamamma: Sí, hija, venía cargadita, cargadita ¡así era mi barriga!

    Pilar: Lo has definido muy bien, y es que el regazo de una madre no caduca. Me dejas intrigada con lo de haber perdido el camino de vuelta a casa sin haber perdido el hogar...

    Tiza: ¡me sacas los colores! No creo vivir ni tener nada diferente a los demás, es sólo que lo siento y lo escribo de otra manera...Motivos de felicidad siempre hay ¿verdad? es lo que quiero conservar, la capacidad para seguir percibiéndolos y apreciándolos

    Dibujo: ¡Anda! mira, mi madre cuando le dije lo de las lentejas, me dijo que mi hermana siempre la está pidiendo que la deje algún puchero de ellas hecho...¡qué lista es! Ojalá seamos buen regazo para nuestras hijas, como lo son nuestras madres aún para nosotras

    Ana: ¡tienes que ir a por la niña ya! por lo demás...las mamás de niños tenéis la gran responsabilidad de hacer hombres hechos y derechos, que sepan sostener y animar a sus mujeres en el parto ;-) Y tú ya los estás haciendo, que me consta

    Besos para todas ¡siento haberos hecho llorar!!

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  7. ¡Bobona! Me has hecho llorar ...

    Entendí a mi madre cuando tuve a mi primer hijo. La necesité cuando el aborto abofeteó mi vida. Y la hice más mía con la llegada de María. Una madre es insustituible.
    Deseo que algún día mis hijos sientan lo mismo por mi.

    La comida de una madre siempre tiene mejor sabor, aunque, como es el caso de la mia, no sea la mejor cocinera, porque ha tenido que trabajar mucho y duro para sacarnos adelante y la cocina ha quedado en un segundo plano.

    Un apretao y dos besos sonoros para las princesas

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  8. Bufffffffffffff, hija mia, tu si que vales!!!

    Con lentejas, sin lentejas, eres un bocado tierno de amor Tita.

    Sabes trasmitir todo lo que sientes con esa sencillez que emociona...

    He de llamarte, pero me da no se que molestar ahora con la bebeita...

    un abrazo gordo

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  9. Se me caen las lagrimas Tita! me ha encantado tu forma de contarlo! y el contenido de tu cuento!enhorabuena por esos 4 kg de felicidad!!
    BESAZOS

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  10. HAY TESORO, QUIEN NO HA TENIDO EN ALGUN MOMENTO DE SU VIDA UN QUITATE ESAS LENTEJILLAS, JA JA JA

    UN BESAZO

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  11. Jolines Tita! qué manera de mezclar un plato de lentejas riquísimo con la tierna historia de un parto...solo alguien con tu sensibilidad podría hacerlo.
    Me ha encantado la nota del olor,y el detalle de que no lo notaste porque la bebé es igual que tú. Qué bonito y emocionante....
    Besicos

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  12. Qué suerte. Cómo te envidio. La llamada de niña asustada digo.

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  13. has definido perfectamente lo que senti yo al halar con mi madre, y he llorado

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  14. Muchas felicidades por la bebé, me da mucho gusto que porfin la tengas entre tus brazos, tenias tantas ganas de volver a ser madre que porfin el deseo se te ha cumplido, se que vas a amarla mucho, eres toda una Deméter.

    Y respecto a las lentejas, pues ami me gustan mucho pero al ir leyendo lo del parro y ver esa foto pues no se me antojaron la verdad.jejeje

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  15. Carmen, es verdad, yo también aspiro a ser lo mismo para mis hijas

    Pluvis...tu llama, con toda confianza, y tranquila ¡que con la misma te digo si te tengo que colgar y tan amigas! muac!!

    Uma...¡tú si que me hiciste llorar con el tuyo!

    Odry ¡ya te digo!

    Mariluz...digo yo que lo del olor será por eso, porque es raro no notarlo ¿verdad? solo se me ocurrió esa explicación, que es porque es similar al mío.

    Patricia...no te vas a creer...cuando terminé el post, pensé en ti. Porque aún disfruto lo que puedo a mi madre, ya que no puedo hacerlo de mi padre. A ti te cuidan mucho desde el cielo, y como dice Ana la princesa del guisante...algún día serás la receptora de esa llamada. Es la suerte de las que tenemos hijas ¡un abrazo apretao preciosa!

    Mamacuentista...si es que tenemos las bragas de azúcar!!!!

    Lilith ¡eres un solete! gracias por tu felicitación. Por cierto, he intentado copiar de nuevo las lentejas de mi madre: un desastre

    ¡Un besazo grande a todas y gracias por venir!

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  16. Puff que emocionada estoy ! ya sabía yo que tenía que leerte pañuelo en mano ... me ha encantado !

    ¡Besos y abrazos para los 4!

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  17. Querida Tita,
    Cuanto tiempo, ¿verdad?, aunque veo que tú lo has aprovechado al mil por cien.
    Felicidades, Tita!!!
    De verdad, felicidades!!!
    Vives una etapa afortunada que tienes que seguir exprimiendo al máximo, pues es una etapa EXTRAORDINARIA.
    Y pa no variar, decirte, que como a la mayoría aquí me has hecho humedecer los ojos, por esa manera tuya de transcribir los hechos. Tan humana, tan cercana.

    Me he acordado de ti en este tiempo que anduve por mi laberinto.
    Y alguna vez le eche un ojo a tu blog, para ver como te iban los pucheros. Me enteré de tu embarazo y vi la foto de tu barrigón.
    Asi que vuelvo a seguirte, a ver como se cocinan esos pucheros de tu vida.

    Tita, qué razón tienes con lo de las madres y las hijas, ¡vaya tema! da para un artículo, un blog dedicado y, si me apuras, para una enciclopédia temática...

    Un beso, Tita, desde la distancia, siento que te quiero.

    Felicidades!!!

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  18. Mi querida Tita, estoy tan emocionada que no puedo decir nada, y mira que es dificil callarme a mi jjaajaj
    como hija no supe valorar a mi madre tanto como se merecia hasta que no tube a mis hijitas en brazos y luego a lo largo de los años cada dia la admiraba mas, la perdi muy joven y no ay mañana que al amanecer no tenga un recuerdo y una oracion para ella.
    como madre entiendo todo lo que en esos momentos tan bonitos del nacimiento de tu bebita paso ella, esperando esa llamada toda la noche y madrugada esperando oir tu bonita voz,que descanso es para una madre saber que ya todo a pasado, y que sus niñas porque aunque seais muy mayores y ya con hijos para las madres siempre sereis y se os ve como la bebita que tienes ahora en tus brazos.
    Tita te deseo lo mejor gracias por lo buena hija, esposa,hermana y ahora madre que eres mi niña besitos soledad.

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  19. Recuerda que a mí, no me salen las croquetas. Todos tenemos un obstáculo insalvable.
    Un besino.

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  20. Hola Tita, pasate por mi blog, tengo un regalo para ti

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  21. veo que la peña ha llorado con tu post.
    Mejor vengo cuando tenga la garganta curada del tó que sólo me faltaba no poder tragar de la emoción jejejejeje

    Yo venía a decirte que el miércoles por la mañana tengo cita con el otorrinolaringólogo por mi problema de que no huelo ni saco sabor a nada.
    Igual le pregunto por lo de las placas y lo de lavarme las anginas (que más dejao flaseá) jajajajaja

    Por lo de la cuarentena... ufff... lo mío fue cesárea y a los 10 días estaba por Roma, Cerdeña... jajajajajajajajaajajajaajajaja (no quiero darte envidiaaaaaaaaaaa) jejejejejejeje

    Besicooooooooooooooooooooooooos
    Elly

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  22. Bet ¡¡vaya fama que me estoy criando de haceros llorar!! ¡mil besitos!

    Sarah, tus palabras me emocionan ¿donde estás, donde estabas? Gracias por haber estado visitándome, aún en silencio. Se te echaba de menos!! Un gran abrazo, y no te pierdas tanto por esos laberintos!!!

    Soledad: ¿y quién sí valora a sus padres mientras no lo son? creo que es mal común...Seguro que fuiste tan buena hija, como madre eres. Tú tienes una oración cada mañana para tu madre ausente, yo la tengo cada noche de agradecimiento, por mi madre aún presente.

    Valdomicer: No tengo que decirte, que cuando vengas pa'l centro sólo tienes que avisar, y os tendremos preparadas croquetas de todos los sabores, para comer aquí, y para llevar ¡claro que sí!

    Lilith ¡gracias!

    Elena: ¡Gracias por tu visita! Me alegro que estés mejor

    Elly ¿quieres decir que te has leido los comentarios y no el post????? Flaseá me dejas tú a mí. Ya me contarás que tal el otorrino. En mi caso lo de cepillarlas era por lo que te digo: tengo muchos surcos en ellas ¡suerte y que no te operen, propón lo de las autovacunas! Eso sí, aún por el seguro costaron unos 150 euritos...pero mano de santo.

    Besos a todos ¡gracias por vuestra compañía!

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  23. A ver, mari Tita, no me leí los comments sin leerme el post.
    Fuí bajando la ventanta emergente de los comentarios para dejarte el mío e iba leyendo rápido frases sueltas.
    Y leí lo de los llantos en varias.

    Así que, dicho ésto y sabiendo que venía a leer algo emocionate, te diré... ¡¡¡que me has hecho lloraaaaaaaaaaaaaaaar!!!

    Que me alegro tanto por tí, que tengas esa cantidad de amor rodeándote y esos dos pilares tan importantes en los que apoyarte, que no sé si lloro por lo emocionante de tu parto o de la falta en mi vida de uno de tus pilares.

    Ah! por cierto! sólo he conseguido que una sóla vez me quedaran las lentejas de lujo.

    Siempre las hago con verdura, eso sí, y le pregunto a mi suegra porque le salen de vicio, pero se ve que no me lo cuenta todo porque me considero buena cocinera y jamás, si quiera, llegan a parecerse.

    Un besazo enorme a tus hijas, a tu amor y a tí, en este día tan especial que nos deja.
    Elly

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