A mí antes no me gustaba el rosa, ni vivo ni muerto, ni palo ni fucsia (o rosa fuuuuurcia como decía mi nena grande). No es que lo detestara, es que me era indiferente.
De hecho, cuando estaba embarazada de la nena, aunque nos habían dicho que era niña, no tenía nada rosa. Primero porque no me fiaba, ante aquella frase del ginecólogo: no parece tener pene, así que puede que sea una niña. Segundo porque yo aún iba de madre moderna y guay y las palabras no bélico-no sexista iban a ser mi mantra. Luego descubres que si no tienen espada, juegan con palos a lo mismo...
Y nació mi niña, tan ojazos...¡tan morena! ¡tan gitana como era! Sí, sí, canto como Antonio Flores, pero...es que era así. Y los trajecitos neutros que yo tenía para ella ¡ay mi niña! qué poco la favorecían. Recuerdo con especial horror un conjunto amarillo de lana que la sentaba...no mal, lo siguiente.
Y alguien me regaló algo rosa. Y mi niña tan ojazos, tan morena, ¡tan peludita como era! resplandeció entre el rosa. Era como un algodón de azúcar. Nunca había visto tan claramente en una persona que un color le sentara tan bien. Bueno sí, igual que a su padre las cosas blancas.
Se me desató la locura por el rosa, y la verdad es que todos le favorecían. Tanto me gustó que por primera vez en mi vida, yo me compré prendas rosas para mí misma ¡y me encantaban!
Fue más o menos un par de años después que pasamos (no habíamos vuelto a hacerlo) por ciertos túneles cercanos al hospital donde ella nació. Ya digo que no habíamos vuelto a pasar por allí, y no sé por qué, todos los recuerdos me vinieron, pero con una extraña sensación: que en esos días en los que ella nació, cuando volvíamos a casa, yo me sentía rosa.
¡Sí! pero no cuadraba con mis recuerdos, con mis pensamientos de entonces. Yo en ese coche volvía apoyada en un muslo por el dolor de los puntos y lo demás....había llorado hasta 10 minutos antes porque la niña no comía, ni se enganchaba a la teta, ni nada, y nos echaban del hospital a casa en esas condiciones ¡la niña no comía ay madre! a la vez que estaba deseando que llegáramos a casa ¡y esa responsabilidad, esa tremenda responsabilidad que me había caido para toda la vida! Sí, que me había caido para toda la vida, ni siquiera metía al santo porque la niña era como una extensión mía, la pobre, y las tetas para alimentarla también, toda para mí, de día y de noche.
Que queremos a nuestros hijos no es discutible. Que nos agobian las responsabilidades sobre ellos, tampoco es discutible.
Por eso me extrañó aquel recuerdo de sentirme rosa, pero es la eterna dicotomía entre sentir, y pensar. Entre el corazón y la razón, el enfrentamiento entre ambos que siempre nos complica pelín la vida.
¿Cómo no iba a sentirme rosa? ¡si había tenido a mi primera hija! ¡si cumplía mi mayor deseo desde pequeña, tener hijos! ¿y como no iba a tener esos pensamientos tenebrosos, si había una persona en este mundo, absolutamente desvalida que dependía de mí por completo? ¿Si yo no la cuidaba bien, y la quería mucho, quien más en este mundo iba a hacerlo? Sentir en rosa, pensar en negro...
Menos mal que el santo fue ocupando el sitio que le correspondía en la reciente vida de su hija, tomando parte del peso de ese terrible saco de responsabilidad que me había cargado yo sola en mis pensamientos, en esa vorágine de hormonas que suben, que bajan, con puntos frescos y 80 horas sin dormir....
Luego ya controlas la situación, y dominas los pros y los contras, y sin darte cuenta eres veterana. Y te dejas llevar tranquilamente por el rosa, que aplasta ampliamente a los pensamientos y miedos negros, e incluso vas, y repites la jugada, pero esta vez vas dispuesta a sumergirte en el rosa por completo porque los pensamientos van bajo control...más o menos. Que ya sabes a lo que vas, ¡y a veces eso es peor! Pero todo lo demás se te hace al final, prevenida, absurdamente fácil.
De la repetición hace ya casi un año...pero la bebé tendrá post a propósito, y aparte.
Estoy pensando en cambiar el color y el fondo del blog, y no sé por qué me siento lila, o serenamente verde, aunque me sigo sintiendo cómoda siempre entre el rosa favorito de mi nena porque la vida entre ellas, lo es.
Vivir la vida rosa es fácil cuando te abandonas a sus risas y sonrisas, y conversaciones, cuando no miras facturas, ni escuchas la radio, ni ves el telediario.
Porque el mundo tiene a bien (a mal más bien) empeñarse en sacarme del rosa a mazazos cuando no se encierra como debe de ser a asesinos y encubridores de adolescentes, cuando notas las horas de insomnio de otros padres por sus hijos e hijas, cuando no hay dinero para investigar, cuando no hay para investigar enfermedades que afectan a niños...cuando los amigos sufren, cuando la familia sufre.
Ojalá la vida siempre fuera rosa. Que no lo sea no impide, ni nos debe impedir, visitarlo todas las veces que nuestro maltratado corazón lo necesite para reponerse, y volver a salir a este mundo feo, horrible e injusto, a sonreir a todas esas personas güenas que hay por el mundo esperando que las sonriamos.
Hoy no hay receta de cocina, no pienso andarme con remilgos a la hora de escribir tratando de buscar tema y receta, que si no, no escribo nunca. Además, que siempre hay alguien en comentarios que sí que saca la relación con una receta.
Pero sí voy a dar la receta hoy para vivir el máximo tiempo posible en el rosa, el que hace que salgamos más fuertes a la selva: poned un niño o niña en vuestra vida, de amigos, de vecinos, de tu familia, tuyos propios. Hablad con ellos, escuchadlos, jugad. Son anestésicos contra la realidad. Son un oasis en el desierto.
Son la receta de la felicidad, la vida nueva y la ilusión en la esperanza de un mundo con su visión...
Querida Tita..como siempre preciosa reflexión, siempre encuentro puntos de conexión con tus vivencias..y no cambies el fondo de tu blog.. Para mi siempre es un rinconcito "rosa". Un Besito
ResponderEliminarPues mi hija nació con cuatro kilos y medio y 55 de largo, así que mi ropita rosa me la tuve que colgar de la oreja y una amiga me pasó la de su nene de seis meses en azul, así que hasta entonces fue de azulito, luego me desquité y hasta los tres la llevé de rosita bebé, luego ella escogió rosa fuerte y lila y al cumplir los cinco dijo que tururú campana, que ni rosa claro, ni chicle,ni palo, ni salmón, ni fucia, ni malva, ni morado...nunca más jamás.
ResponderEliminarY desde que volví a casa del hospital ya no vi más negro...
siempre consigues que reflexione, gracias
ResponderEliminarTita cariño,cuando pasen muchos años,entenderas a personas mayores como yo, que seguimos viendo a nuestros hijos como cuando los vimos por primera vez.
ResponderEliminarY sabes con el paso de los años y al convertirte en abuela se marchan todos los miedos y preocupaciones(trabajo,educacion de los hijos,faltas de dinero)y consigues con los nietos ver todo color ROSA.
un beso Soledad
Qué bien hilado, Tita!
ResponderEliminarNúnca vi la vida en rosa, pues mi color es el verde.
Entre el blanco puro de todo el mundo (todo en la vida) es güeno ;D y el tenebroso negro (de esta no salimos) busco el punto intermedio y relajante de verde esperanza, del verde vida, del renacer en primavera; aunque haya que pasar por el verano, otoño e invierno.
Y lo visto (vestía) por aquello de que "quien con verde se atreve por guapa se tiene" jajaja
A la espera de nietos... mi oasis se llama Bonn (¡¡¡ que no es mío !!!)
Un apretaillo
Tita, no precisas ni excusa, ni receta, es un placer leerte.
ResponderEliminarDa gustito entrar a leerte, quizás no sea capaz de ver la vida rosa, pero por lo menos menos grisacea, que no está nada mal.
ResponderEliminarUn besote.
Da gustito entrar a leerte, quizás no sea capaz de ver la vida rosa, pero por lo menos menos grisacea, que no está nada mal.
ResponderEliminarUn besote.
Hay tratados sobre la materia, la incidencia del color en el ánimo e incluso la influencia cromática en el aspecto personal. Haces la prueba con algo plateado y algo dorado y verás cómo te ves de distinta y, de paso, identificarás qué tonos son los que te favorecen.
ResponderEliminarAspectos físicos aparte, hay quien tiene inclinación a ver las cosas siempre en negro y quién todo lo ve en rosa. La vida es un pantone de amplio espectro.
Me he liado, en realidad quería decirte que siempre es un gusto leerte, escojas el tema que escojas.
Empezando porque con Bolica yo lo veo todo lila/morado/malva...te diré que me ha encantado tu reflexión...ultimamente tengo algunos topos negros en mi lila interno (la enorme responsabilidad que tu sentiste el primer día a mi me pesa ahora de golpe) y de vez en cuando viene muy bien recordar que ya el exterior es bastante negro como para inventarnos lunares imaginarios!
ResponderEliminarSi decides cambiar de fondo tanto el verde como el lila me encantan!!!
Muchos besos
Yo recuerdo que tenía como un síndrome de estocolmo: no quería separarme ni un segundo de él, `pero quería que viniera alguien de fuera y me dijera "tú deja, que yo me ocupo de tomar decisiones" Muy interesante, tu post. Deberían prepararnos para el cambio de ser libres absolutamente a madres. Nadie te dice que no vasa sa tener nunca más la mente totalmente relajada y "rosa"
ResponderEliminarYo lo veo así:
ResponderEliminarhttp://goo.gl/jIv6t
Aquí la letra en castellano:
ResponderEliminarhttp://goo.gl/joJl8
He estado aqui y te he leído...
ResponderEliminarUn beso
La vida en rosa...siempre la quise vivir asi,es más, durante un tiempo la vivi en rosa, mucho tiempo a pesar de que el color no me gusta...
ResponderEliminarPero el mundo se empeña en que bajes del rosa y te sumerjas en el negro, no se si seran paranoias mias pero en cuanto me asomo; solo veo miserias...
Sin embargo, como tu dices, estar en el mundo de los niños ( L) me sumerge de nuevo en ese mundo rosa que tanto añoro...
Me haces sentir tantas cosas Tita!!!
Un abrazo muy rosa y muy dulce
Aún recuerdo, como si fuese ayer, un comentario que me hizo mi hermana estando embarazada de mi primera hija. Yo llevaba una gran bufanda suave y de un rosa clarito que aún creo q me compré por instinto. Vino mi hermana a verme y me dijo:
ResponderEliminar"qué mamá pareces ya con esta bufanda".
No lo he olvidado, y es cierto, aún pienso donde habré puesto mi bufanda rosa, esa me hizo sentir ya muy mamá, a mis 5 meses de embarazo y que dio color al resto de mi vida.
Yo, al contrario q tú, lo primero que compré fue un traje rosa, un body rosa, unos calcetines rosas y un gorro rosa, todo para mi bellezón rosa.
Nació y aún hoy se conserva rosa.
yo madre clásica a tope.
besazos
Jolines Tita, qué puedo decir...que yo, por lo menos, me levanto cada día de un color, dependiendo del momento y de la situación pero ese color no es el con el que acabo el día. ¿rosa? ¿por qué no? a mi nena le sienta mejor el azul turquesa, pero el rosa siempre ha sido su color favorito.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte y sigue así corazón.
Cuando nació mi hija, mi madre volvió a sonreir. Ella le devolvió la vida.
ResponderEliminarAhora que falta mi madre, es mi hija quien me da fuerzas...
Sin ir más lejos, fijaté... esta mañana estaba totalmente plof, y me he metido por aqui a echar un ojo a los blogs, a escribir también en el mío... estaba toda plof... cuando he leido el tuyo... iba a escribir la primera parte de este comentario... blandita total.
En estas, que entra mi hija y me comunica que ha decidido vestirse con una falda de punto rosa muy bonita, una camiseta bastante heavy, leotardos blancos y... calcetines morados sobre los leotardos. Evidentemente, no he podido dejar mi comentario... pero mis ojos llorosos se han convertido en una enorme sonrisa hacia mi hija. Y no he soltado la carcajada por no ofenderla.
(Aclaro que las negociaciones han finalizado bastante salomonicamente: yo te dejo que te pongas leotardos con calcetines morados encima, si te pones las botas. Total... si no lo ve nadie... ¿qué me cuesta darle gusto?)
Me has convencido, voy corriendo a comprarme algo rosa para ver que tal me queda...
ResponderEliminar¡MUAC!
Casitadelashadas: Me alegro que te encuentres agusto. Esta es mi guarida: por la calle tengo una cara que doy miedo.
ResponderEliminarSoledad, es que a tu edad (poca) lo importante ya está bien claro como para andarse con tonterías ¿verdad?
Carmen: llamaló como quieras, pero Bonn, TU gato es tuyo y bien tuyo. Bueno, seguro que más bien tú eres suya. Por lo demás siempre vuelvo al rosa plenamente consciente de que huyo del muy real negro. Me gusta el verde, me gusta tu verde.
Pilar, viniendo de ti que escribes tan bien, todo un piropo.
Odry: Yo también lo veo negro, o gris, por eso recomiendo el rosa como unas vacaciones, como tratamiento desintoxicante.
La de la tiza: no dudo en absoluto de esas teorías. Cuando murió mi padre necesitaba vestirme de oscuro para sentirme aislada de los demás, no quería nada de nadie y sentía el oscuro, o el negro como una barrera.
Adoro vestirme de naranja, y de colores, y hecho de menos mi habitación violeta, me relajaba.
Uma, me he dado cuenta que el fondo es rosa...y lila! Lo negro no se va nunca, va y viene, por eso es mejor inmunizarse todo lo posible por el rosa-lila de los niños ¡disfruta mucho!
Ana...es que no te paras a reflexionar que además de las gracietas y las sonrisas...vienen las noches en blanco, los dientes, la fiebre, los deberes y ¡es todo responsabilidad nuestra! Totalmente de acuerdo contigo en el síndrome de Estocolmo con ellos. El/la que no crece cuando tiene un hijo, creo que ya no lo hará nunca.
Valdo: gran banda sonora hubiera sido para el post!!!
Molinos: besos para ti también
Pluvis: no añores el mundo rosa ¡sal a buscarlo!
Dibujo, creo que no conozco a una mamá tan mamá como tú, tanto en mejillas sonrosadas como en ogra para hacer las cosas jajajajaja!!!
Mariluz: ¡te aseguro que yo tampoco acabo el día en rosa, sino en morado intenso del cansancio jajajajajaja! El rosa son islas...
Elena-Z ¡increíble! mi hija llevaba poco más o menos lo mismo, pero con unos calcetines verdes desteñidos de rotulador con los que se los pintó. Pero ella pretendía salir con zapatitos. Menos mal que la convencí de cambiarse para montar en patinete!
Pedro: pero que sean los calzoncillos, bien escondiditos y sólo para Adi ¿eh?
¡Abrazos apretaos para todos! (y uno para cada uno)
Que precioso post.
ResponderEliminarQue bueno lo de "rosa furcia" de tu hija.jajaja.
No cambies el color rosa. Te confieso que en mi notebook me cuesta un montón leer tu blog por el color rosa que me deslumbra. Y hoy, en la biblioteca del pueblo, no me cuenta y maravilla. Pero, aun así, no le cambies, es un rosa maravilloso.
Mi hija era el caso contratio a la tuya. le vestía de rosa y la gente se pensaba que era niño... Ni poniendole de rosa se enteraban...jajaja.
Yo también estaba asustada sobre si sabría cuidar a la niña o la cuidaría mal... Momento pánico. Pero jugué con ventaja. Como mi niña nació con un kilo y poco y paso su primer mes en incuvadora aproveche para preguntar de todo y ensayar de todo antes de traerla a casa. Menos mal que ya se le había caído lo del ombligo, y tal y tal. Momento pánico. ¿Seré capaz? Es que el mito de la madre omnipotente dice que por ser mujeres ya sabemos todo sobre los niños pero... Ese momento que comentas de ¿seré capaz? Cuanta razón tienes. Es "pa" vivirlo.
Aparte: te voy a enviar un email. Te aviso por aquí como me pediste una vez.
Saludotes,
Elena.
yo esperaba un niño y además "normalito" y asomó una niña enoooormeeee, con lo cual, acabando de parir mandé a mi marido a comprar ropita rosa. Compró un jerseys con dos lazadas en los hombros, dos ranitas, una bufanda con un gorro y un peluche TODO ROSA!!! y me lo acercó al Hospital ..el mérito del hombre está en que en el día a día es incapaz de ir a comprar ni una barra de pan...
ResponderEliminarDisfruta de tus dos rosas... y de tu clavel.
Besos pelusones.
Elena de Troya, eres la segunda que se me queja por ese motivo...¿ves? otro para renovar. Pero te confieso que necesito ahora los violetas, lilas y rosas para relajarme. Miraré el correo ¡besos!
ResponderEliminarAnónima Pelusona: mujer, es que una barra no es tan emocionante!!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs verdad Tita los niños nos dan la vida. En mi caso el anuncio de la llegada de NiñoNinja saco de mi la fuerza para seguir adelante.... en rosa, en azul, en verde... es igual el color, lo importante es el color con el que "decidimos" mirar el mundo.
ResponderEliminarEs cierto, Sinmáspalabras....yo lo llamo rosa, pero cada uno elige su color ¡disfrútalo!
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