domingo, 1 de marzo de 2009

Cuando yo fui remolacha...



Creo que todos tenemos un plato que no comeríamos ni muertos de hambre, ni después de pasar ayuno de 24 horas como el que comentaba el otro día en "Puré de hambre"
Públicamente lo confieso: No soporto la remolacha. Lo máximo que admito es cuando te ponen un poquito rallada en la ensalada en algún bar....puedo cerrar los ojos y no verla sangrar.
Ni siquiera puedo deciros por qué no me gusta, no sé exactamente a qué sabe, ni qué textura tiene...casi nada. Sólo sé que me desagrada profundamente la cantidad de tinte que tiene y deja en el plato, y que siempre que he intentado probarla una profunda y cavernícola arcada de rechazo se me viene...
Os cuento dos experiencias, en plan diván, a ver qué interpretáis vosotros. Recuerdo con unos 4 años a mi madre comiéndo un plato enorme, tal como el que veis en la foto. Tragona que era yo le digo que me dé a probar. Ella me da una cucharada y juro por lo que queráis que vomité tal cantidad de remolacha que parecía que en vez de una cucharada me había comido una cacerola.
Otra experiencia anterior que me cuenta mi madre es que siendo muy bebé, se sentó igual, a comer su plato de remolacha. Dice que yo era muy pequeña, pero que fue mirar el plato y ponerme a llorar como si hubiera visto al mismo demonio. Cuenta que solo me calmé cuando lo quitó de mi vista.
Alguien me sugirió que pudiera ser que me impresionara ver la boca de mi madre como si estuviese "teñida de sangre"...no sé...un bebé no entiende de eso ¿verdad? uno no sabe que ver sangre puede significar peligro hasta que no se lo enseñan, pero todo podría ser. Y repito que me desagrada muchísimo ver como una simple hebra de remolacha en una ensalada puede dejar tal reguero morado...
Conclusión, porque no encuentro otra, y además estoy loca ¡qué mas da! pues que he tenido que ser remolacha en otra vida, no hay otra explicación, mi karma me impide comerme a un congénere, no puedo verla sangrar, es superior a mis fuerzas.
Que paseis un buen domingo (si eso es posible)

5 comentarios:

  1. Argh, sí, yo tampoco puedo con la remolacha. Lo intenté una vez, en alguna de mis múltiples dietas, porque me la recomendaron para no sé qué (se ha borrado de mi mente) Probablemente fuera para eliminar líquidos o algo así, ni idea... el caso es que compré una cantidad considerable de remolacha y no hice más que probarla y... puuuuuuuaaaaaaaajjjj, ¡no pude con ella! y mira que soy poco rarita yo con la comida, vamos, que en general lo que me ponen me lo como sin protestar...

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  2. Pues a mi si me gusta, de cuando en cuando, darle un toquecito "diferente" a la ensalada con la remolacha cocida.

    A parte de las coles de Bruselas( mi gran asquito), no puedo probar las ostras.
    Cuando hago el intento de meterla a la boca pienso, aunque no quiera, que está viva y un repeluz me recorre el cuerpo y me hace dejarla.

    Según tu teoría ¿habré sido ostra en otra vida? ¡¡¡ Ostras !!!

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  3. Lammama fue remolacha conmigo también jajajaja, y tú Carmen, no dudaría que fueras Ostra, porque ¡¡¡eres bonita como una perla!!!!

    Además, mejor ostra que col de bruselas ¿no?

    Yo tampoco pude pasar de la primera ostra ufffff de bichos vivos, creo que solo paso los lactobacilussssssss

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  4. Aix, ¡ cómo te quiero, Tita! Me dejas la autoestima por las nubes :D
    Tu si que eres guapa, por dentro y por fuera; y me da igual si los que nos leen piensan que somos pelotas.

    Besooooos

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  5. ¡Vamos a ver criaturicas! Estáis confundiendo los términos, vosotras no habéis sido remolachas, vosotras habéis sido ¡MU CHA CHAS!, que sí, se parece mucho pero no es igual.

    La remolacha está rica,
    la remolacha está buena
    y se come en ensalada
    en el almuerzo y la cena.

    Y ahora podría hacer otras rimas con las muchachas, pero no quiero que me corráis a cantazos, así que dejaremos las cosas como están.

    ¡MUAC!

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Gracias por pararte a escribirme algo