lunes, 2 de marzo de 2009

Tarta de Manzana o Cómo fabricar un Pie de Sombrilla casero

Seguro que con vuestro grupo de amigos y amigas tenéis códigos que sólo vosotros conocéis. Y cachondeos que sólo vosotros entendéis...hechos, frases, cagadas que pasarán a la historia común y que nunca, nunca os dejarán olvidar. Esos que valen también para cuando uno o una se pone bobo/boba, sirven para bajarle de nuevo a la tierra. ¡Libraté de cagarla con una frase, plato, chiste con los amigos, te lo recordarán de por vida! (es hermoso por otra parte ¿verdad?)
Hace tiempo mencioné algo así, tenía pendiente contar mi gran cagada culinaria (tengo muchas, pero ésta es la que utilizan como si fuera mi tercer apellido), la que está en los anales de la historia amiguil. Mi famosa tarta-cemento-de-manzana. La que serviría como pie para mantener una sombrilla de playa recta.
Antecedentes. No suelo cocinar repostería, será que no soy excesivamente golosa y en casa tampoco mucho. Lo más que hago son postres tipo arroz con leche, natillas, flan...esas cosas. Mi única debilidad es la Tarta de Manzana.
Estaba yo embarazada hasta la boca, y una compañera llevó al trabajo una susodicha, que me supo riquísima (lo que no me supiera a mi bueno en el embarazo....terminaba de comer, y ya estaba pensando en la siguiente hora de volver a hacerlo). No era una tarta de manzana al uso, o sea, que no era hojaldre, crema y la manzana por encima, sino un pastel compacto de masa con la manzana entre esa masa.
Le pedí la receta inmediantamente, claro....¡ay! "Es facilísima" textualmente me dijo....echas más o menos harina, más o menos leche, más o menos mantequilla, más o menos azucar y la manzana, lo mezclas todo, al molde y al horno
-¿Cuanto tiempo?
-A ojo
-Ya, ¿y exactamente cuanta harina? ¿me tiene que quedar líquido, espeso, cómo?
-A ojo, si es facilísima, tú, a ojo.
¡OJO! Nunca hagáis una receta con estas instrucciones. Lo pagaréis muuuuuuuuy caro.
El sábado siguiente yo seguía embarazada, claro, una semana más, por supuesto. Y vienen nuestros 6 mejores amigos a cenar. Nos encanta hacerles cenitas ricas (como a todo el mundo, supongo), siempre se van supercontentos, les gusta como cocinamos. Y qué mejor ocasión que hacerles, por vez primera (ya digo, nunca hago postres), la tarta Ojo de Manzana aprendida esa semana.
Que conste que andaba más perdida que Marco buscando a su madre en los Urales, así que, como veía que el asunto no iba a ir tan bien con el famoso OJO, volví a dar la rarra a mi compi por teléfono tratando de que ajustara más las cantidades y el tiempo. Recibo las mismas instrucciones. Corto y cierro.
Llega la noche, la cena estupenda, y ¡hoy sorpresa! tengo Tarta de Manzana casera.
Ya me había dado mala espina que un molde (más o menos del tamaño de la tarta de la foto) pudiera albergar en tan poco espacio ese peso desproporcionado que noté al cogerla. Cosas del embarazo, pensé. Me pesa todo.
Servimos la tarta. Color interior sospechoso, consistencia rara-rara. Silencio sepulcral. Todos están probando el primer bocado. El amigo del alma de mi santo, y marido de mi amiga del alma, el que más confianza tiene (donde hay confianza da asco) tiene el tenedor clavado en el medio de la tarta y lo balancea de un lado al otro haciendo "doing-doing"
Pruebo un trozo. Es repugnante, esto está intragable. Por supuesto no tiene sabor de manzana horneada sino semicruda. El sabor a harinaza es insoportable y la consistencia gelatino-siliconosa que quedó es como la de los callos esos que venden envasados en plástico con la salsa marrón, como si cortaras ese trozo en frío.
El silencio sigue. Nuestro amigo a decidido levantar su trozo entero pinchada con el tenedor ¡y no se suelta!. No soporto la buena educación de los demás y les suplico:
-Por favor, no comáis más, me ha quedado horrible. ¡Horror! Aquello fue el despiporre:
-¡Joder, menos mal que lo dices tú, no hay quien le meta mano!-dice uno
-No te quería decir nada...con lo que te habrás esforzado ¿puedo escupir?-dice otra
-Mira, no hagas más tartas-dice el otro
-¿Me lo puedo llevar a la obra, para enseñarles como hay que hacer un hormigón armado en condiciones?-dice el del tenedor
Y mi santo, el pobre, temiendo mi subida y bajada de hormonas, que no quiere que me disguste, me defiende:
-Jo, que la ha hecho con mucho amor....(te quiero mi vida, siempre te querré-pienso yo-)
Descojone total, lo terminó de rematar el pobre defendiendo lo indefendible, el tema de la noche fue mi tarta de manzana. Toda conversación acababa con la dichosa tartita a Ojo. De nada me sirvió echarle la culpa a mi compañera, la de la receta.
Desde entonces, siguen comiendo muy bien en nuestra casa. Comentarios tipo desde hace 6 años:
-Mañana cenita en casa ¿vale?
-Vale, pero sin tarta.
-Uy, como pesa esto
-Como la tarta de manzana de Tita
-Chicas, me han enseñado una receta nueva
-¿Como la de la tarta de manzana?
-Esto hay que arreglarlo con masilla...
-Titaaaa, ¿me haces una tarta de manzana?
-Chicos, pasado mañana el cumple de la nena
-Vale, pero juramé que la tarta es comprada
Cualquier miembro nuevo que se incorpore al grupo será informado debidamente de que nunca, bajo ningún concepto, aceptará comer una tarta de manzana en nuestra casa, y le contarán toda la historia.
No os dé pena de mí, todos en el grupo tenemos nuestro propio historial, que utilizamos debidamente jajajaja.
Y para terminar, os pongo una receta bien documentada y probada de tarta de manzana tipo American Pie (la que va rellena de compota de manzana) que mi santo, siempre dispuesto a confiar en mí, probó y me pide que se la repita. Esta es la buena, pero nuestros amigos se niegan a probarla, dicen ellos que si mi marido me ha dado otra oportunidad es porque el amor es ciego...
Pie (se pronuncia pai) de manzana:
Se compra masa de hojaldre hecha, se extiende y se engrasa un molde mediano con mantequilla. En cazo aparte se ponen a cocer 6 ó 7 manzanas reineta peladas, y troceadas con poco agua y azucar al gusto y canela. Cuando está blandito y riquísimo, se pone en el hojaldre y se cubre con el resto de masa que sobresale. Se pinta con huevo batido y se pone en el horno precalentado a 180 grados hasta que la masa está dorada y hecha por arriba y por abajo (poco tiempo).
Templada está buenísima, y también se pueden hacer individuales, como si fueran empanadillitas (rellenar cada masa de empanadilla, cerrar, pintar con huevo y al horno a dorar, buenísimas.
Ésta, os lo prometo, está buenísima.

6 comentarios:

  1. Me he reído muchísimo con tu historia.. yo tuve una experiencia igual con un concurso de postres.. Mi postre en principio era un delicioso arroz con leche.. que para darle un "toque especial" decidí ponerle caramelo líquido (azucar quemado) y Kelogs.. estaba buenísimo para chuparse los dedos.. lo malo fue cuando el caramelo dejó de ser líquido ya que lo metí en la nevera junto a los Kelogs.. y eso ya no era.. ni arroz con leche.. ni nada de nada.. era una cosa blanca abajo con un color negro y marrón por arriba que tiraba atrás con la vista.. Así que finalemten conseguí el primer premio al peor postre.. En fin no lo cuento tan bien como tú; pero me ha encantado tu historia.

    ResponderEliminar
  2. ¡Ay, si encima presento mi tarta a concurso! Espero que no te lo recuerden a ti, tanto como a mí...

    La comida, para bien y para mal, deja gran memoria. Unos amigos nos dijeron que no podían evitar recordar las bodas por lo bien o mal que comieron, y si lo pasaron bien bailando o no.

    Pero que sobre todo se recordaban las bodas de buen comer, y las de malísimo menú...

    Yo también lo pensé...¡las recuerdo del mismo modo!

    ResponderEliminar
  3. Jajajaja Tita, que arte tienes para contar las cosas!

    Tu relato me ha traido a la memoria cuando mi niño llegó a casa con su receta de bizcocho de yogurt. Había que hacerlo para llevarlo al día siguiente al cole .

    Me extraño que el bizcocho no subiese demasiado, más parecia una torta, y que pesase lo suyo. Pero no era cuestión de probarlo, pues debia de ir a concurso con los demás bizcochos.

    Cuando llegó a casa con los restos. ¡Horror, aquello era una piedra! (menos mal que ningún niño perdió un diente)

    Pasé años sin atreverme a hacer ni un solo postre casero. Hasta que la niña llegó con la misma receta y los mismos deberes.

    En aquella ocasión lo conseguí, y desde entonces es el único bizcocho que hago. ¡ Se me curó la fobia pastelera!

    ResponderEliminar
  4. Jajajaja qué bueno Carmen, debéis tener el mismo arte, porque me he reido un montón, tanto con el arroz con leche como con el bizcocho.

    Mi nena y yo llevamos un montón de hornadas intentando que nos suban las magdalenas, pero no pasan de pastas. Ricas, eso sí. Pastas con sabor a magdalena....

    ResponderEliminar
  5. Mi pastel de yogurt me sale de coña, pero el arroz con leche...cuando me casé, un dia, tenía que venir un vitado y lo hice, me quedó tan duro que parecía un ladrillo bufff, xxxDDD

    Tita, eres genial explicando las cosas

    Besitos

    ResponderEliminar
  6. jajajaja que buena historia, menos mal que era una tarta, y aunque a tu familia nunca se le olvido y todavia te hacen la broma, yo estoy mas amolada, un dia escuchando una cancion de Eros Ramazzoti, les pedi que dejaran de hablar para oirla y chin, que se me sale un flais, jajaja, todos me agarraron de botana, decian que estaba "suspirando" por la cancion, hasta la fecha cuando lo oimos siempre me dicen no vayas a suspirar, jajaja saludos.

    ResponderEliminar

Gracias por pararte a escribirme algo